Entre esta familia sobresalieron las tribus de los MUISCAS y la de los TAIRONAS por su organización económica, social, política y religiosa.
Característica del territorio chibcha fue la altiplanicie, situada entre 1.700 y 2.000 m sobre el nivel del mar, que facilitó el trabajo de agricultura y el desplazamiento a través de sus zonas de dominio comercial y militar. Fue la más importante por su cultura y población. Las numerosas tribus de esta familia tenían en común su idioma y algunos oficios como la agricultura, la cerámica y el tejido de las mantas.
LA SOCIEDAD
La sociedad Chibcha tenía como base las familias agrupadas en clanes; varios
clanes formaban una tribu y el conjunto de tribus se denominaba confederación. Las dos confederaciones principales eran las de Bacatá o Bogotá y Hunsa o Tunja. Los fundadores fueron el zipa Saguanmachica de la primera y el zaque Michua de la segunda. La sucesión del gobierno se hacía por la línea materna de manera que el nuevo soberano debía ser el hijo mayor de la hermana de la esposa preferida del jefe o el primogénito de su hermana. De aquí se deriva la importancia que para ellos tenía la mujer, hasta el punto de concluir que el régimen imperante era el del matriarcado. Aunque en las clases superiores el padre era señor absoluto (patriarcado) también la sucesión se realizaba por la línea femenina, como se dijo anteriormente.
LA VIVIENDA
Los Chibchas no tuvieron construcciones monumentales. Tanto templos como habitaciones eran construidos de madera, bahareque, bejucos y paja, sin contar para nada con la piedra o el ladrillo. Las casas eran de forma cuadrada y redonda, cercadas artísticamente. Remataban en techo cónico y contaban con puertas y ventanas pequeñas. Los zipas y los zaques construían viviendas más cómodas y vistosas. En los huecos destinados a sostener la edificación introducían bellas doncellas vivas y descargaban sobre ellas los pesados pilares que las trituraban espantosamente. De las paredes y los cercados colgaban laminillas de oro que con el viento producían un fino timbre y en los pisos colocaban hermosas alfombras de paja o esparto.
LAS LEYES
El pueblo Chibcha se movía dentro de una especie de monarquía férrea e implacable. Al zaque de Tunja no podía mirársele a la cara, a riesgos de sufrir tormentos. De su voluntad despótica dependían vidas, bienes y honor de sus subordinados. Suyo era el territorio, la fecundidad de las tierras y el trabajo de los hombres. Las leyes eran cortantes: el cacique de Guatavita aplicaba la pena de muerte a los asesinos, los ladrones, los perjuros, los ociosos y al soldado cobarde lo obligaba a vestir de mujer y a dedicarse a oficios propios de su sexo. Existía el derecho de propiedad privada y los bienes pasaban a los hijos y a las esposas, a excepción de los objetos de uso personal que eran enterrados con el cadáver del propietario. Uno de los zipas llamado Nemequene reinó siglos antes del descubrimiento y a él se atribuye un código o conjunto de leyes que los indios cumplían fielmente. El robo, la infidelidad y la mentira eran sancionados ejemplarmente.
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LA FAMILIA CHIBCHA
Entre esta familia sobresalieron las tribus de los MUISCAS y la de los TAIRONAS por su organización económica, social, política y religiosa.
Característica del territorio chibcha fue la altiplanicie, situada entre 1.700 y 2.000 m sobre el nivel del mar, que facilitó el trabajo de agricultura y el desplazamiento a través de sus zonas de dominio comercial y militar. Fue la más importante por su cultura y población. Las numerosas tribus de esta familia tenían en común su idioma y algunos oficios como la agricultura, la cerámica y el tejido de las mantas.
LA SOCIEDAD
La sociedad Chibcha tenía como base las familias agrupadas en clanes; varios
clanes formaban una tribu y el conjunto de tribus se denominaba confederación. Las dos confederaciones principales eran las de Bacatá o Bogotá y Hunsa o Tunja. Los fundadores fueron el zipa Saguanmachica de la primera y el zaque Michua de la segunda. La sucesión del gobierno se hacía por la línea materna de manera que el nuevo soberano debía ser el hijo mayor de la hermana de la esposa preferida del jefe o el primogénito de su hermana. De aquí se deriva la importancia que para ellos tenía la mujer, hasta el punto de concluir que el régimen imperante era el del matriarcado. Aunque en las clases superiores el padre era señor absoluto (patriarcado) también la sucesión se realizaba por la línea femenina, como se dijo anteriormente.
LA VIVIENDA
Los Chibchas no tuvieron construcciones monumentales. Tanto templos como habitaciones eran construidos de madera, bahareque, bejucos y paja, sin contar para nada con la piedra o el ladrillo. Las casas eran de forma cuadrada y redonda, cercadas artísticamente. Remataban en techo cónico y contaban con puertas y ventanas pequeñas. Los zipas y los zaques construían viviendas más cómodas y vistosas. En los huecos destinados a sostener la edificación introducían bellas doncellas vivas y descargaban sobre ellas los pesados pilares que las trituraban espantosamente. De las paredes y los cercados colgaban laminillas de oro que con el viento producían un fino timbre y en los pisos colocaban hermosas alfombras de paja o esparto.
LAS LEYES
El pueblo Chibcha se movía dentro de una especie de monarquía férrea e implacable. Al zaque de Tunja no podía mirársele a la cara, a riesgos de sufrir tormentos. De su voluntad despótica dependían vidas, bienes y honor de sus subordinados. Suyo era el territorio, la fecundidad de las tierras y el trabajo de los hombres. Las leyes eran cortantes: el cacique de Guatavita aplicaba la pena de muerte a los asesinos, los ladrones, los perjuros, los ociosos y al soldado cobarde lo obligaba a vestir de mujer y a dedicarse a oficios propios de su sexo. Existía el derecho de propiedad privada y los bienes pasaban a los hijos y a las esposas, a excepción de los objetos de uso personal que eran enterrados con el cadáver del propietario. Uno de los zipas llamado Nemequene reinó siglos antes del descubrimiento y a él se atribuye un código o conjunto de leyes que los indios cumplían fielmente. El robo, la infidelidad y la mentira eran sancionados ejemplarmente.
nno me sirvio para nada sean mas inteligentes
anderson
no sean burros
no me sirvio para nada
altos