La historia de la protección femenina ¡Qué bueno es vivir en el siglo XXI!
No, no por cosas poco importantes como los automóviles, la electricidad y el correo electrónico. ¡Es porque no tienes que agacharte sobre una capa de hierba cuando tienes el período!
Hasta hace unos 70 años, las chicas que "lo tenían" tenían que usar un montón de métodos de protección realmente extraños. Desde la época de las cavernas hasta los locos años 20, las mujeres tenían que ponerle mucha imaginación. Hacían almohadillas de materiales como las esponjas marinas o la hierba. Las mujeres del antiguo Egipto hacían tampones con hojas de papiro ablandadas y las griegas del siglo V antes de Cristo usaban un trozo de madera envuelto en lino como tampón. ¡Qué dolor! Otras chicas de todo el mundo usaban:
Lana (en el Imperio Romano).
Papel (en Japón).
Rollos de hierba (en África).
¡Directo al trapo!
En el siglo XIX, la mayoría de las adolescentes y mujeres de Norteamérica usaban una "bolsa de trapo". Estas bolsas se rellenaban con copos de algodón y otros tejidos, para usarlas como almohadillas absorbentes. Pero no se desechaban como ahora: ¡cuando estaban empapadas, se lavaban y se usaban de nuevo! (Así que cuando una mujer de la época decía ¡estoy hecha un trapo!... ¡no era broma!). Si una mujer tenía que viajar, tenía que llevar consigo los trapos sucios hasta que llegaba a casa, o tenía que quemarlos en una chimenea (la verdad... mejor tostar cualquier otra cosa, ¿no es cierto?).
A finales del siglo XIX se inventaron las primeras toallas higiénicas desechables, de tamaño "maxi" ¡Por fin! Sin embargo, a causa de los remilgados métodos publicitarios de aquel momento, nadie tuvo noticia de la invención y fracasaron comercialmente. Más tarde, durante la 2a guerra mundial, las enfermeras empezaron a fabricar sus propias toallas higiénicas desechables, con gasas, estopilla y algodón quirúrgico.
Finalmente, en los años 20, varias empresas empezaron a fabricar toallas femeninas y anunciarlas en revistas femeninas. Las mujeres solían fijarlas con alfileres seguros o de gancho a su ropa interior. ¡Peligroso si se abría el alfiler! También podían sujetarlas con un "cinturón sanitario". Se trataba de una especie de liguero que se ponía alrededor de la cintura. Tenía una correa en la parte delantera que pasaba por encima del pubis y otra por detrás que terminaba en la entrepierna. También se usaban alfileres seguros o de gancho, o lengüetas parecidas a las de un liguero para sujetar la toalla. ¿No te parecen una idea genial las tiras autoadhesivas de hoy día?
Delantal sanitario
Otra opción era el "delantal sanitario". Era algo realmente grande, pesado y probablemente muy caliente. (Pero no "caliente" como si fuera un bikini muy atrevido, sino "caliente": como si usaras ropa interior de goma.) Así es como era:
Imagínate una gran solapa de goma, del tamaño de medio delantal.
Sujétale un trozo de tela (como un pañal).
Átalo a tu cintura como si fuera un delantal, pero con la solapa en la parte posterior. (La parte del pañal cuelga hacia abajo hacia el trasero, y el lado de goma queda apoyado en la falda).
Piensa en ello la próxima vez que una toalla higiénica "maxi" con alas te parezca enorme.
El primer tampón
Los primeros tampones fabricados de forma comercial fueron inventados en 1936 por el Doctor Earl Cleveland Haas y fueron comercializados con el nombre Tampax. Los prejuicios sociales y una información deficiente impidieron que los tampones se popularizaran. Las mujeres estaban preocupadas porque podrían perder su virginidad al usar tampones o que los perderían en plena calle. ¡NO ERA CIERTO!
Sin embargo, tan pronto como las mujeres tuvieron la oportunidad de disfrutar de la comodidad que suponía el uso de tampones, se popularizaron instantáneamente.
En los años 70 y 80 se avanzó en dos sentidos realmente importantes para la protección femenina:
Se inventaron las toallas higiénicas autoadhesivas. ¡Se acabaron los cinturones y los alfileres!
Se comenzó a permitir la publicidad de tampones y toallas femeninas en la televisión.
¿Ves la suerte que tienes? Lo único que tienes que hacer es ir a un comercio (o a una tienda virtual) y pedir cualquier tipo de toalla femenina o tampón que prefieras. Por supuesto, si no encuentras nada a tu gusto, puedes volver a las bolsas de trapos…
Otra opción era el "delantal sanitario". Era algo realmente grande, pesado y probablemente muy caliente. (Pero no "caliente" como si fuera un bikini muy atrevido, sino "caliente": como si usaras ropa interior de goma.) Asà es como era:
ImagÃnate una gran solapa de goma, del tamaño de medio delantal.
Ãtalo a tu cintura como si fuera un delantal, pero con la solapa en la parte posterior. (La parte del pañal cuelga hacia abajo hacia el trasero, y el lado de goma queda apoyado en la falda).
Los primeros tampones fabricados de forma comercial fueron inventados en 1936 por el Doctor Earl Cleveland Haas y fueron comercializados con el nombre Tampax. Los prejuicios sociales y una información deficiente impidieron que los tampones se popularizaran. Las mujeres estaban preocupadas porque podrÃan perder su virginidad al usar tampones o que los perderÃan en plena calle. ¡NO ERA CIERTO!
Sin embargo, tan pronto como las mujeres tuvieron la oportunidad de disfrutar de la comodidad que suponÃa el uso de tampones, se popularizaron instantáneamente.
En los años 70 y 80 se avanzó en dos sentidos realmente importantes para la protección femenina:
Se comenzó a permitir la publicidad de tampones y toallas femeninas en la televisión.
¿Ves la suerte que tienes? Lo único que tienes que hacer es ir a un comercio (o a una tienda virtual) y pedir cualquier tipo de toalla femenina o tampón que prefieras. Por supuesto, si no encuentras nada a tu gusto, puedes volver a las bolsas de trapos
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La historia de la protección femenina ¡Qué bueno es vivir en el siglo XXI!
No, no por cosas poco importantes como los automóviles, la electricidad y el correo electrónico. ¡Es porque no tienes que agacharte sobre una capa de hierba cuando tienes el período!
Hasta hace unos 70 años, las chicas que "lo tenían" tenían que usar un montón de métodos de protección realmente extraños. Desde la época de las cavernas hasta los locos años 20, las mujeres tenían que ponerle mucha imaginación. Hacían almohadillas de materiales como las esponjas marinas o la hierba. Las mujeres del antiguo Egipto hacían tampones con hojas de papiro ablandadas y las griegas del siglo V antes de Cristo usaban un trozo de madera envuelto en lino como tampón. ¡Qué dolor! Otras chicas de todo el mundo usaban:
Lana (en el Imperio Romano).
Papel (en Japón).
Rollos de hierba (en África).
¡Directo al trapo!
En el siglo XIX, la mayoría de las adolescentes y mujeres de Norteamérica usaban una "bolsa de trapo". Estas bolsas se rellenaban con copos de algodón y otros tejidos, para usarlas como almohadillas absorbentes. Pero no se desechaban como ahora: ¡cuando estaban empapadas, se lavaban y se usaban de nuevo! (Así que cuando una mujer de la época decía ¡estoy hecha un trapo!... ¡no era broma!). Si una mujer tenía que viajar, tenía que llevar consigo los trapos sucios hasta que llegaba a casa, o tenía que quemarlos en una chimenea (la verdad... mejor tostar cualquier otra cosa, ¿no es cierto?).
A finales del siglo XIX se inventaron las primeras toallas higiénicas desechables, de tamaño "maxi" ¡Por fin! Sin embargo, a causa de los remilgados métodos publicitarios de aquel momento, nadie tuvo noticia de la invención y fracasaron comercialmente. Más tarde, durante la 2a guerra mundial, las enfermeras empezaron a fabricar sus propias toallas higiénicas desechables, con gasas, estopilla y algodón quirúrgico.
Finalmente, en los años 20, varias empresas empezaron a fabricar toallas femeninas y anunciarlas en revistas femeninas. Las mujeres solían fijarlas con alfileres seguros o de gancho a su ropa interior. ¡Peligroso si se abría el alfiler! También podían sujetarlas con un "cinturón sanitario". Se trataba de una especie de liguero que se ponía alrededor de la cintura. Tenía una correa en la parte delantera que pasaba por encima del pubis y otra por detrás que terminaba en la entrepierna. También se usaban alfileres seguros o de gancho, o lengüetas parecidas a las de un liguero para sujetar la toalla. ¿No te parecen una idea genial las tiras autoadhesivas de hoy día?
Delantal sanitario
Otra opción era el "delantal sanitario". Era algo realmente grande, pesado y probablemente muy caliente. (Pero no "caliente" como si fuera un bikini muy atrevido, sino "caliente": como si usaras ropa interior de goma.) Así es como era:
Imagínate una gran solapa de goma, del tamaño de medio delantal.
Sujétale un trozo de tela (como un pañal).
Átalo a tu cintura como si fuera un delantal, pero con la solapa en la parte posterior. (La parte del pañal cuelga hacia abajo hacia el trasero, y el lado de goma queda apoyado en la falda).
Piensa en ello la próxima vez que una toalla higiénica "maxi" con alas te parezca enorme.
El primer tampón
Los primeros tampones fabricados de forma comercial fueron inventados en 1936 por el Doctor Earl Cleveland Haas y fueron comercializados con el nombre Tampax. Los prejuicios sociales y una información deficiente impidieron que los tampones se popularizaran. Las mujeres estaban preocupadas porque podrían perder su virginidad al usar tampones o que los perderían en plena calle. ¡NO ERA CIERTO!
Sin embargo, tan pronto como las mujeres tuvieron la oportunidad de disfrutar de la comodidad que suponía el uso de tampones, se popularizaron instantáneamente.
En los años 70 y 80 se avanzó en dos sentidos realmente importantes para la protección femenina:
Se inventaron las toallas higiénicas autoadhesivas. ¡Se acabaron los cinturones y los alfileres!
Se comenzó a permitir la publicidad de tampones y toallas femeninas en la televisión.
¿Ves la suerte que tienes? Lo único que tienes que hacer es ir a un comercio (o a una tienda virtual) y pedir cualquier tipo de toalla femenina o tampón que prefieras. Por supuesto, si no encuentras nada a tu gusto, puedes volver a las bolsas de trapos…
Estan hechas de una sustancia quimica llamada "Nitrato de Ponerla" (ni trato de ponerla ahi).
En principio todas las toallas deberÃas ser elaboradas con algodón, pero en estos tiempos donde impera el elaborar las prendas a un precio beconómico la materia prima también deberá de ser una calidad muy baja
aka tofa la historia de las toallas femeninas
Hasta hace unos 70 años, las chicas que "lo tenÃan" tenÃan que usar un montón de métodos de protección realmente extraños. Desde la época de las cavernas hasta los locos años 20, las mujeres tenÃan que ponerle mucha imaginación. HacÃan almohadillas de materiales como las esponjas marinas o la hierba. Las mujeres del antiguo Egipto hacÃan tampones con hojas de papiro ablandadas y las griegas del siglo V antes de Cristo usaban un trozo de madera envuelto en lino como tampón. ¡Qué dolor! Otras chicas de todo el mundo usaban:
Lana (en el Imperio Romano).
Papel (en Japón).
Rollos de hierba (en Ãfrica).
¡Directo al trapo!
En el siglo XIX, la mayorÃa de las adolescentes y mujeres de Norteamérica usaban una "bolsa de trapo". Estas bolsas se rellenaban con copos de algodón y otros tejidos, para usarlas como almohadillas absorbentes. Pero no se desechaban como ahora: ¡cuando estaban empapadas, se lavaban y se usaban de nuevo! (Asà que cuando una mujer de la época decÃa ¡estoy hecha un trapo!... ¡no era broma!). Si una mujer tenÃa que viajar, tenÃa que llevar consigo los trapos sucios hasta que llegaba a casa, o tenÃa que quemarlos en una chimenea (la verdad... mejor tostar cualquier otra cosa, ¿no es cierto?).
A finales del siglo XIX se inventaron las primeras toallas higiénicas desechables, de tamaño "maxi" ¡Por fin! Sin embargo, a causa de los remilgados métodos publicitarios de aquel momento, nadie tuvo noticia de la invención y fracasaron comercialmente. Más tarde, durante la 2a guerra mundial, las enfermeras empezaron a fabricar sus propias toallas higiénicas desechables, con gasas, estopilla y algodón quirúrgico.
Finalmente, en los años 20, varias empresas empezaron a fabricar toallas femeninas y anunciarlas en revistas femeninas. Las mujeres solÃan fijarlas con alfileres seguros o de gancho a su ropa interior. ¡Peligroso si se abrÃa el alfiler! También podÃan sujetarlas con un "cinturón sanitario". Se trataba de una especie de liguero que se ponÃa alrededor de la cintura. TenÃa una correa en la parte delantera que pasaba por encima del pubis y otra por detrás que terminaba en la entrepierna. También se usaban alfileres seguros o de gancho, o lengüetas parecidas a las de un liguero para sujetar la toalla. ¿No te parecen una idea genial las tiras autoadhesivas de hoy dÃa?
Delantal sanitario
Otra opción era el "delantal sanitario". Era algo realmente grande, pesado y probablemente muy caliente. (Pero no "caliente" como si fuera un bikini muy atrevido, sino "caliente": como si usaras ropa interior de goma.) Asà es como era:
ImagÃnate una gran solapa de goma, del tamaño de medio delantal.
Sujétale un trozo de tela (como un pañal).
Ãtalo a tu cintura como si fuera un delantal, pero con la solapa en la parte posterior. (La parte del pañal cuelga hacia abajo hacia el trasero, y el lado de goma queda apoyado en la falda).
Piensa en ello la próxima vez que una toalla higiénica "maxi" con alas te parezca enorme.
El primer tampón
Los primeros tampones fabricados de forma comercial fueron inventados en 1936 por el Doctor Earl Cleveland Haas y fueron comercializados con el nombre Tampax. Los prejuicios sociales y una información deficiente impidieron que los tampones se popularizaran. Las mujeres estaban preocupadas porque podrÃan perder su virginidad al usar tampones o que los perderÃan en plena calle. ¡NO ERA CIERTO!
Sin embargo, tan pronto como las mujeres tuvieron la oportunidad de disfrutar de la comodidad que suponÃa el uso de tampones, se popularizaron instantáneamente.
En los años 70 y 80 se avanzó en dos sentidos realmente importantes para la protección femenina:
Se inventaron las toallas higiénicas autoadhesivas. ¡Se acabaron los cinturones y los alfileres!
Se comenzó a permitir la publicidad de tampones y toallas femeninas en la televisión.
¿Ves la suerte que tienes? Lo único que tienes que hacer es ir a un comercio (o a una tienda virtual) y pedir cualquier tipo de toalla femenina o tampón que prefieras. Por supuesto, si no encuentras nada a tu gusto, puedes volver a las bolsas de trapos
BELLOS DE L HOMBRE