fui a argentina, por ahi pase por la animita de la famosa difunta correa...alguien sabe la historia??
la animita estaba rodeada de botellas con agua...
por ahi me dijeron ke la señora murio de sed con su bebe en brazos...pero alguien sabe la verdadera hisoria?? es esa??
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En General todos los escritos que hay sobre el tema y toda la tradición oral coinciden en lo mismo: Una tropa montonera venida desde La Rioja pasó por San Juan para reclutar tropa y vituallas, las mercaderías las robaban a la fuerza, y a los hombres jóvenes los reclutaban a la fuerza. Y así reclutaron a Baudilio Bustos el joven esposo de Deolinda Correa. Dice la tradición que Baudilio Bustos se resistió a ser reclutado e incluso que huyó y tras de él lo fueron a prender la tropa montonera. Ante ello Deolinda Correa quedó desamparada.
REQUERIMIENTO DE AMOR DE UN COMISARIO.
La Difunta Correa habría sido una mujer linda, de buen porte, y “se dice que por aquellos tiempos había en la zona un comisario que quería requerir de amores a la joven esposa y madre Deolinda Correa” Y al pasar el reclutamiento “la leva” como se le llamaba entonces, para incorporar nuevos soldados a las fuerzas montoneras, reclutan al joven esposo Baudilio Bustos y lo quieren llevar por la fuerza. La tradición dice que fue contra su voluntad. ¿No podía ser que sabía necesaria su presencia para proteger a su joven esposa del acoso del Comisario del pueblo?. Al quedar desamparada sin su esposo indudablemente corría peligro. Su futuro cierto, tarde o temprano era ser mancillada,y convertirse en concubina obligada del Jefe de la zona. Y es indudable que ella amaba a su esposo. El ser humano dice la verdad de su vida por sus actos. Ella amó a su hombre hasta la muerte…..
Solo se abrían ante Deolinda dos caminos: aceptar al otro hombre que no era su marido y convertirse en amante infiel, o huir siguiendo la ruta seguida por la montonera con la esperanza de aguantar la sed entre aguada y aguada, y encontrarse con algunos arrieros que la ayudaran a llegar a las bases riojanas de las tropas Montoneras, y por lo menos convertirse en una de las tantas mujeres que solían seguir fielmente a sus hombres en los campamentos. Y es así que sale con su hijo en brazos siguiendo el camino de la tropa que había llevado a su marido.
Se habría ido con el niño pues no podía dejarlo en ningún pariente o vecino porque corría el seguro peligro de que el comisario convirtiera a su hijo en rehén, para exigir el regreso de Deolinda y la entrega abominable en su lecho. El peligro que correría su hijo en poder del Jefe policial en caso de no volver Deolinda, es la explicación lógica y coherente del porqué Deolinda Correa, al seguir tras los pasos de su esposo, no dejó al niño en la casa de cualquier pariente o vecina generosa, en vez de hacer correr a su hijo, el peligro de los cerros, el desierto y tal vez la muerte. Esta es la versión de la tradición oral.
DEOLINDA CORREA SALE A ENFRENTAR LA MUERTE POR SER ESPOSA FIEL.
Ante la situación insostenible, Deolinda Correa salió tras los pasos de su esposo llevando en, los brazos a sus hijo. Para reconstruir la posible verdad, tenemos que detenernos a analizar con los datos que estrictamente nos ofrece la tradición oral, en que condiciones inicia la travesía. Lo hace sin animales y con ropa liviana, solo una botella de agua, y es extraño que no hubiera tenido un caballo o tal vez un burro para montar en él y salir tras los pasos de su esposo. Comenzó el viaje con ausencia total de cualquier previsión o preparativo. Ello nos hace deducir que salió con urgencia, tal vez huyendo. No hay un solo elemento en la tradición oral cualquiera sea su vertiente, que nos dé una idea de un mínimo de previsión tomada para soportar ella y el hijo un posible largo viaje. Todo dá la idea de una partida súbita, de una huída; no puede deducirse otra explicación ante la urgencia y el desamparo con los que parte….. No hay otra explicación que ya conocido el reclutamiento del esposo, la indefensión de Deolinda….., la pronta llegada del Comisario o de una partida de los hombres del Comisario, Deolinda huye del mal…..
DESDE “LA MAJADITA” (DEL HOY DEPARTAMENTO 9 DE JULIO) RUMBO A LA RIOJA
Habría salido desde su casa en calle Dos Álamos ubicada en la zona denominada La Majadita del hoy Departamento 9 de Julio de la Provincia de San Juan que desemboca en el río San Juan cruzando posiblemente en una balsa dirigiéndose a “Villa Independencia”, antigua zona capital de Caucete. Desde allí habría querido seguir el camino de la tropa montonera y queriéndose ocultar porque iba huyendo, se habría perdido entre los cerros y médanos deambulando sin rumbo antes de encontrar “Vallecito”, a donde habría llegado exhausta y sin agua ya en los límites de su fuerza y de su vida.- Allí habría subido al cerro mas alto del lugar, y sin encontrar ninguna esperanza de vida baja hasta el río seco, se sienta, y en su última expresión de amor abraza a su hijo hacia su pecho, trata de darle de mamar y le pide a Dios por su hijo, y mientras va muriendo de sed sigue alimentado y saciando la sed del niño….
Y así los encontraron los arrieros.
Esto habría ocurrido en la primavera avanzada, con un sol calcinante, que en los cerros sanjuaninos produce temperaturas sofocantes que no se pueden aguantar sin resguardo. Y así entre soles quemantes y el martirio de la sed habría muerto Deolinda Correa. Murió por amor, por ser fiel siguiendo a su esposo. Murió amamantando a su hijo. Murió como ejemplo de amor a dos grandes amores en la vida de una mujer: su esposo y su hijo.
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Se llamaba Deolinda Correa y estaba casada con un soldado. Se entera que habian pedido la captura de su marido. Ella estaba en San Juan y de alli partió hacia donde le informaban que podia encontrarlo. A casi 60 Km fue encontrada muerta con su bebe que sobrevivio ya que de su pecho todavia podia amamantarse. Esto fue considerado un milagro y hasta el dia de hoy se le atribuyen milagros y ayudas a la gente que cree en ella....En ese lugar que se llama Vallecito hoy se erige su santuario, pero hay muchos mas pequeños en casi todo el pais.
La Difunta Correa es una figura mítica de Argentina y de Chile por la que muchos argentinos y chilenos sienten una gran devoción, actitud que se ha extendido a Uruguay.
Se conservan distintas versiones de la leyenda, conforme la cual Deolinda Correa -ó Dalinda Antonia Correa, según el nombre con el cual aparece mencionada en el relato más antiguo (Chertudi y Newbery, 1978)-, fue una mujer cuyo marido, Clemente Bustos, fue reclutado forzosamente hacia 1840, durante las guerras civiles entre unitarios y federales. A su paso por la aldea de Tama provincia de La Rioja -donde vivía la familia-, la soldadesca de Facundo Quiroga, que viajaba rumbo a San Juan, obligó al marido de Deolinda, a unirse a las montoneras, lo que hizo que Deolinda, angustiada por la enfermedad de su marido, deseosa de reunirse con él en San Juan y de pedir clemencia al Tigre de los Llanos, tomara a su hijo lactante y siguiera las huellas de la tropa por los desiertos de la provincia de San Juan, Argentina llevando consigo sólo algunas provisiones de pan y charque y dos chifles de agua. Cuando se le terminó el agua de los chifles, Deolinda se estrechó a su hijito junto a su pecho y se cobijó debajo de la sombra de un algarrobo; allí murió a causa de la sed, el hambre y el agotamiento. Sin embargo, cuando los arrieros riojanos Tomás Nicolás Romero, Rosauro Ávila y Jesús Nicolás Orihuela, pasaron por el lugar al día siguiente y encontraron el cadáver de Deolinda, su hijito seguía vivo, amamantándose de sus pechos, milagrosamente vivos. Los arrieros, que conocían a Deolinda puesto que eran vecinos de Malazán, donde ella era muy querida por sus virtudes y buenas acciones, la enterraron en las inmediaciones, en Vallecito, y se llevaron consigo al niño hacia La Rioja. En la primera jornada de camino, el niñito empezó a enfermarse y falleció. Los arrieros regresaron a Vallecito y lo enterraron junto a su madre. Otras versiones difieren acerca de la suerte que habría corrido el hijo de la Difunta; según una interpretación, habría sido criado por una familia del lugar y habría fallecido de viejo; según otra, "no se supo de la suerte corrida por el pequeñuelo" (Viviana Apolonia del Brutto en: "Símbolos y fetiches religiosos en la construcción de la identidad popular", Rubén Dri (coordinador) Tomo 2, Buenos Aires, Biblos:2007).También existen diferencias acerca del marido de Deolinda; algunos versiones indican que lo mataron las montoneras, otras, que regresó después de ocho o diez años al que fuera su hogar.
Al conocerse la historia, muchos paisanos de la zona comenzaron a peregrinar a su tumba, construyéndose con el tiempo un oratorio que paulatinamente se convirtió en un santuario. La primera capilla de adobe en el lugar fue construida por un tal Zeballos, arriero que en viaje a Chile sufrió la dispersión de su ganado y que después de encomendarse a la Difunta, pudo reunir de nuevo a todos los animales.
La devoción de la Difunta Correa es la de una santa popular, si bien no reconocida como tal por la Iglesia Católica.
Los devotos consideran que hace milagros e intercede por los vivos. La supervivencia de su hijo sería el primer milagro de los que a partir de entonces se le atribuirían. A partir de la década de 1940, su santuario en Vallecito (provincia de San Juan), al principio apenas una cruz situada en lo alto de un cerrito, se convirtió en un pequeño pueblo en el que existen varias capillas (17 en 2005), repletas de ofrendas.
Las capillas han sido donadas por diversos devotos, cuyos nombres figuran en placas sobre las puertas de entrada. Una de ellas contendría los restos de Deolinda Correa. En esta capilla existe una gran escultura de la Difunta con su hijo, recostada, cara al cielo con el niño en uno de sus pechos.
Los arrieros primero, y posteriormente los camioneros, son considerados los máximos difusores de la devoción hacia la Difunta Correa. Serían los responsables de haber levandado pequeños altares en todas las rutas del país. Los altares presentan imágenes de la escultura de la Difunta, en los cuales se dejan botellas de agua, a fin de calmar su sed.La devoción por deolinda correa se ha extendido al sur de nuestro pais (chubut y santa cruz) fruto de la oleada de familias del norte que vinieron atraidos por el auge de la industria petrolera
Las visitas al santuario se producen durante todo el año, pero son más frecuentes en Semana Santa, el día de las Ánimas (2 de noviembre) y las fiestas de los camioneros y los gauchos (sin fecha fija, pero siempre en verano). En las épocas de mayor afluencia puede llegarse hasta a doscientas mil personas; el promedio (año 2005) de los que peregrinan al santuario de la "Difunta Correa" en Vallecito es de 700.000 personas/año.
En 2006 se ha inaugurado un acueducto tipo pipe-line que abastece a Vallecito con moderados caudales de agua dulce obtenidos desde la vertiente llamada "Vaguada" en la Quebrada de las Peñas, de este modo el área que era un erial, merced a la existencia del santuario, se ha transformado en un incipiente oasis de riego.
La Difunta Correa es una figura mítica de Argentina y de Chile por la que muchos argentinos y chilenos sienten una gran devoción, actitud que se ha extendido a Uruguay.
Se conservan distintas versiones de la leyenda, conforme la cual Deolinda Correa -ó Dalinda Antonia Correa, según el nombre con el cual aparece mencionada en el relato más antiguo (Chertudi y Newbery, 1978)-, fue una mujer cuyo marido, Clemente Bustos, fue reclutado forzosamente hacia 1840, durante las guerras civiles entre unitarios y federales. A su paso por la aldea de Tama provincia de La Rioja -donde vivía la familia-, la soldadesca de Facundo Quiroga, que viajaba rumbo a San Juan, obligó al marido de Deolinda, a unirse a las montoneras, lo que hizo que Deolinda, angustiada por la enfermedad de su marido, deseosa de reunirse con él en San Juan y de pedir clemencia al Tigre de los Llanos, tomara a su hijo lactante y siguiera las huellas de la tropa por los desiertos de la provincia de San Juan, Argentina llevando consigo sólo algunas provisiones de pan y charque y dos chifles de agua. Cuando se le terminó el agua de los chifles, Deolinda se estrechó a su hijito junto a su pecho y se cobijó debajo de la sombra de un algarrobo; allí murió a causa de la sed, el hambre y el agotamiento. Sin embargo, cuando los arrieros riojanos Tomás Nicolás Romero, Rosauro Ávila y Jesús Nicolás Orihuela, pasaron por el lugar al día siguiente y encontraron el cadáver de Deolinda, su hijito seguía vivo, amamantándose de sus pechos, milagrosamente vivos. Los arrieros, que conocían a Deolinda puesto que eran vecinos de Malazán, donde ella era muy querida por sus virtudes y buenas acciones, la enterraron en las inmediaciones, en Vallecito, y se llevaron consigo al niño hacia La Rioja. En la primera jornada de camino, el niñito empezó a enfermarse y falleció. Los arrieros regresaron a Vallecito y lo enterraron junto a su madre. Otras versiones difieren acerca de la suerte que habría corrido el hijo de la Difunta; según una interpretación, habría sido criado por una familia del lugar y habría fallecido de viejo; según otra, "no se supo de la suerte corrida por el pequeñuelo" (Viviana Apolonia del Brutto en: "Símbolos y fetiches religiosos en la construcción de la identidad popular", Rubén Dri (coordinador) Tomo 2, Buenos Aires, Biblos:2007).También existen diferencias acerca del marido de Deolinda; algunos versiones indican que lo mataron las montoneras, otras, que regresó después de ocho o diez años al que fuera su hogar.
Al conocerse la historia, muchos paisanos de la zona comenzaron a peregrinar a su tumba, construyéndose con el tiempo un oratorio que paulatinamente se convirtió en un santuario. La primera capilla de adobe en el lugar fue construida por un tal Zeballos, arriero que en viaje a Chile sufrió la dispersión de su ganado y que después de encomendarse a la Difunta, pudo reunir de nuevo a todos los animales.
La Historia
La “Difunta Correa” encierra una profunda e impactante historia de amor y fidelidad, y es hoy el fenómeno social – religioso extra-Iglesia, mas importante de América Latina.
QUÉ MISTERIO ENCIERRA LA DIFUNTA CORREA?
¿Qué hace que centenas de miles de creyentes todos los años visiten el lugar de su martirio y su muerte y manifiesten a quienes los quieran escuchar su fé basada en milagros que afirman le concedió “la difuntita”? ¿ Que hace que familias enteras año a año vengan a visitar Vallecito no solo desde todos los departamentos de la Provincia de San Juan, sino también desde todos los puntos cardinales de Argentina, y desde los países hermanos de América Latina, y aún desde todos los diversos continentes? ¿Cual es el misterio humano de amor que la proyecta trascendente hasta hoy a mas de 150 años de su muerte? ¿ No será que con el simbolismo de su muerte nos está dando un mensaje para este tiempo? La imagen retenida por el pueblo es el de una mujer que yacía en los cerros y como la última expresión del amor de madre, sabiéndose cercana a la muerte, apretó a su hijo hacia su pecho y murió amantándolo, y ya muerta continuó su hijo alimentándose del pecho materno. Así los encontraron y así lo relataron los arrieros. Pero hay mas, mucho mas en la historia de la “Difunta Correa”.
Los inicios
TIEMPOS DE ABUSOS Y DE VIOLENCIA
Los hechos ocurrieron aproximadamente entre las décadas de 1840 y 1850, y la fecha tope que estimo pueden haber ocurrido estos hechos es hasta 1854, o sea con seguridad hace mas de ciento cincuenta (150) años. Se vivieron las luchas fraticidas entre “unitarios” y “federales”, y en todo el país las batallas llenaron de sangre el suelo argentino. Los jefes de tropas y de montoneras abusaban abiertamente de la población civil sometiéndola a sus violentos desmanes, y así terminada la batalla solían dedicarse a saquear al pueblo vencido y a violar a sus mujeres. De la regla del sufrimiento, injusticia y barbarie de aquellos tiempos no pudo salvarse la familia de Deolinda Correa.
POR QUE SE LANZO AL CAMINO LA DEOLINDA CORREA CON SU HIJO EN BRAZOS.
En General todos los escritos que hay sobre el tema y toda la tradición oral coinciden en lo mismo: Una tropa montonera venida desde La Rioja pasó por San Juan para reclutar tropa y vituallas, las mercaderías las robaban a la fuerza, y a los hombres jóvenes los reclutaban a la fuerza. Y así reclutaron a Baudilio Bustos el joven esposo de Deolinda Correa. Dice la tradición que Baudilio Bustos se resistió a ser reclutado e incluso que huyó y tras de él lo fueron a prender la tropa montonera. Ante ello Deolinda Correa quedó desamparada.
REQUERIMIENTO DE AMOR DE UN COMISARIO.
La Difunta Correa habría sido una mujer linda, de buen porte, y “se dice que por aquellos tiempos había en la zona un comisario que quería requerir de amores a la joven esposa y madre Deolinda Correa” Y al pasar el reclutamiento “la leva” como se le llamaba entonces, para incorporar nuevos soldados a las fuerzas montoneras, reclutan al joven esposo Baudilio Bustos y lo quieren llevar por la fuerza. La tradición dice que fue contra su voluntad. ¿No podía ser que sabía necesaria su presencia para proteger a su joven esposa del acoso del Comisario del pueblo?. Al quedar desamparada sin su esposo indudablemente corría peligro. Su futuro cierto, tarde o temprano era ser mancillada,y convertirse en concubina obligada del Jefe de la zona. Y es indudable que ella amaba a su esposo. El ser humano dice la verdad de su vida por sus actos. Ella amó a su hombre hasta la muerte…..
Solo se abrían ante Deolinda dos caminos: aceptar al otro hombre que no era su marido y convertirse en amante infiel, o huir siguiendo la ruta seguida por la montonera con la esperanza de aguantar la sed entre aguada y aguada, y encontrarse con algunos arrieros que la ayudaran a llegar a las bases riojanas de las tropas Montoneras, y por lo menos convertirse en una de las tantas mujeres que solían seguir fielmente a sus hombres en los campamentos. Y es así que sale con su hijo en brazos siguiendo el camino de la tropa que había llevado a su marido.
Se habría ido con el niño pues no podía dejarlo en ningún pariente o vecino porque corría el seguro peligro de que el comisario convirtiera a su hijo en rehén, para exigir el regreso de Deolinda y la entrega abominable en su lecho. El peligro que correría su hijo en poder del Jefe policial en caso de no volver Deolinda, es la explicación lógica y coherente del porqué Deolinda Correa, al seguir tras los pasos de su esposo, no dejó al niño en la casa de cualquier pariente o vecina generosa, en vez de hacer correr a su hijo, el peligro de los cerros, el desierto y tal vez la muerte. Esta es la versión de la tradición oral.
DEOLINDA CORREA SALE A ENFRENTAR LA MUERTE POR SER ESPOSA FIEL.
Ante la situación insostenible, Deolinda Correa salió tras los pasos de su esposo llevando en, los brazos a sus hijo. Para reconstruir la posible verdad, tenemos que detenernos a analizar con los datos que estrictamente nos ofrece la tradición oral, en que condiciones inicia la travesía. Lo hace sin animales y con ropa liviana, solo una botella de agua, y es extraño que no hubiera tenido un caballo o tal vez un burro para montar en él y salir tras los pasos de su esposo. Comenzó el viaje con ausencia total de cualquier previsión o preparativo. Ello nos hace deducir que salió con urgencia, tal vez huyendo. No hay un solo elemento en la tradición oral cualquiera sea su vertiente, que nos dé una idea de un mínimo de previsión tomada para soportar ella y el hijo un posible largo viaje. Todo dá la idea de una partida súbita, de una huída; no puede deducirse otra explicación ante la urgencia y el desamparo con los que parte….. No hay otra explicación que ya conocido el reclutamiento del esposo, la indefensión de Deolinda….., la pronta llegada del Comisario o de una partida de los hombres del Comisario, Deolinda huye del mal…..
DESDE “LA MAJADITA” (DEL HOY DEPARTAMENTO 9 DE JULIO) RUMBO A LA RIOJA
Habría salido desde su casa en calle Dos Álamos ubicada en la zona denominada La Majadita del hoy Departamento 9 de Julio de la Provincia de San Juan que desemboca en el río San Juan cruzando posiblemente en una balsa dirigiéndose a “Villa Independencia”, antigua zona capital de Caucete. Desde allí habría querido seguir el camino de la tropa montonera y queriéndose ocultar porque iba huyendo, se habría perdido entre los cerros y médanos deambulando sin rumbo antes de encontrar “Vallecito”, a donde habría llegado exhausta y sin agua ya en los límites de su fuerza y de su vida.- Allí habría subido al cerro mas alto del lugar, y sin encontrar ninguna esperanza de vida baja hasta el río seco, se sienta, y en su última expresión de amor abraza a su hijo hacia su pecho, trata de darle de mamar y le pide a Dios por su hijo, y mientras va muriendo de sed sigue alimentado y saciando la sed del niño….
Y así los encontraron los arrieros.
Esto habría ocurrido en la primavera avanzada, con un sol calcinante, que en los cerros sanjuaninos produce temperaturas sofocantes que no se pueden aguantar sin resguardo. Y así entre soles quemantes y el martirio de la sed habría muerto Deolinda Correa. Murió por amor, por ser fiel siguiendo a su esposo. Murió amamantando a su hijo. Murió como ejemplo de amor a dos grandes amores en la vida de una mujer: su esposo y su hijo.
El Gran Milagro de la Cuesta de las Vacas
PEDRO FLAVIO ZEBALLOS - “EL ARRIERO DEL MILAGRO”.
Cuando los arrieros encontraron a la Difunta Correa, la enterraron y pusieron una cruz. También dice la tradición y algunos documentos encontrados que en las últimas décadas de 1800, ya era conocida por la transmisión oral en las noches de fogones arrieros, el coraje y el amor de la Difunta Correa, aquella difunta que por ser fiel mujer habría encontrado la muerte, y que por aquel entonces se le habrían pedido gracias a la “difunta Correa” y ésta las habría concedido. Así hay una misa encargada en su nombre en 1883 y una lápida que dice (con error de ortografía) “Recuerdo de gratitud y justicia a la caritatiba alma Difunta Correa Q.E.P.D. Junio de 1895”. O sea, hacia fines de 1800 ya se conocía a la “Difunta Correa” como alma que concedía favores.
Pero fue en el año 1898 en el que la Difunta Correa produce un gran milagro que por su asombrosa realidad trascendió todos los pueblos de argentina y corrió la fama por toda Latinoamérica. Sobre este milagro si bien es el mas conocido pues desde allí se extendió la fama de la Difunta Correa, su conocimiento era muy difuso porque no se había precisado ni época en que se hizo ni a quienes se les hizo, lo que llevaba la confusión al punto que algunos autores llegaron a escribir erróneamente que fue hecho el milagro a los arrieros que la encontraron. Ello es absolutamente erróneo pues el gran milagro fue hecho aproximadamente 50 años después de la muerte de la Difunta Correa.
Había por aquellos tiempos un arriero conocido en el Oeste Argentino, Don Pedro Flavio Zeballos, también llamado por un autor Flavio Estanislao Zeballos, y conocido también como “Don Claudio”. Su fama se extendía por Córdoba, Santiago del Estero, la Rioja, San Juan, San Luis y Mendoza, y que solía llevar ganado a Chile donde existía un mejor precio para la carne vacuna. Había sido contratado por una señora radicada en Córdoba para llevar quinientas cabezas de ganado a Chile y venderlas. “Don Claudio sale con su gente y con su tropa a cumplir el encargo y se dirige al Oeste. Pasados unos días de marcha y ya atravesando San Juan, decide hacer noche acampando en Vallecito” “Encontrándose acampado con sus arrieros y el ganado, comienza una gran tormenta, los animales se