Las consecuencias de este tratado fueron el reparto del mundo entre España y Portugal. El Papa Alejandro VI estableció una línea imaginaria 370 leguas al oeste de las islas Cabo Verde: lo que quedaba en el oeste de esa línea sería para España, lo que quedaba al Este, para Portugal. En un principio se creía que esa línea pasaba por Asia, pero cuando se descubrió que realmente pasaba por un nuevo continente, la mayoría de esos territorios (al oeste) pertenecían a España, pero como la línea cortaba parte de América del Sur, lo que hoy es Brasil, quedaba al este y por tanto para Portugal.
En definitiva, por esa línea imaginaria a Portugal le correspondió la conquista de Portugal.
Se conoce como Tratado de Tordesillas el compromiso suscrito en Tordesillas (actualmente en la provincia de Valladolid, en el noroeste de España) el 7 de junio de 1494 entre Isabel y Fernando, reyes de Castilla y Aragón, y Juan II rey de Portugal, en virtud del cual se establecían un reparto de las zonas de conquista y anexión del nuevo mundo mediante una línea divisoria del Océano Atlántico y de los territorios adyacentes.
Así como las Bulas Alejandrinas significaron un gran triunfo para los Reyes Católicos, en el Tratado de Tordesillas sucedió al revés: se impuso la habilidad negociadora del rey portugués Juan II, cuando todo estaba a favor de Castilla (diplomacia pontificia, armada de Vizcaya y flota colombina). Quizá pudo más la necesidad de paz de los dos reinos peninsulares, ambos con mucho que perder si se llegaba a una confrontación armada. También debió pesar el distinto grado de conocimiento que del Océano poseían Castilla y Portugal, pues a la limitada preparación cosmográfica de los reyes Isabel y Fernando se unían el desconcierto científico de sus expertos y la escasa información aportada, en este caso, por Cristóbal Colón. Frente a esto, es casi seguro que a finales de 1493 Juan II, con un mejor plantel de navegantes a su servicio, conocía casi con seguridad a qué distancia se encontraba la tierra más cercana de América, la que correspondía al saliente del Brasil.
A tales bazas en poder del rey lusitano se unieron, entrado ya el año 1494, dos hechos de política internacional de indudable trascendencia: en primer lugar, una inminente guerra de España con Francia, que estaba a punto de invadir Nápoles. En segundo lugar, el nombramiento de sucesor al trono portugués, con quien habría de casar la hija de los Reyes Católicos, Isabel. Con este panorama, quizá se comprenda mejor la voluntad de los monarcas españoles por llegar a un acuerdo con Juan II, aun a costa de transigir bastante.
los portugueses, descontentos, lograron en 1494un nuevo pacto, el tratado de tordesillas, que corria la linea divisora a 370 lenguas al Oeste de las islas Cabo Verde
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Las consecuencias de este tratado fueron el reparto del mundo entre España y Portugal. El Papa Alejandro VI estableció una línea imaginaria 370 leguas al oeste de las islas Cabo Verde: lo que quedaba en el oeste de esa línea sería para España, lo que quedaba al Este, para Portugal. En un principio se creía que esa línea pasaba por Asia, pero cuando se descubrió que realmente pasaba por un nuevo continente, la mayoría de esos territorios (al oeste) pertenecían a España, pero como la línea cortaba parte de América del Sur, lo que hoy es Brasil, quedaba al este y por tanto para Portugal.
En definitiva, por esa línea imaginaria a Portugal le correspondió la conquista de Portugal.
Se conoce como Tratado de Tordesillas el compromiso suscrito en Tordesillas (actualmente en la provincia de Valladolid, en el noroeste de España) el 7 de junio de 1494 entre Isabel y Fernando, reyes de Castilla y Aragón, y Juan II rey de Portugal, en virtud del cual se establecían un reparto de las zonas de conquista y anexión del nuevo mundo mediante una línea divisoria del Océano Atlántico y de los territorios adyacentes.
Así como las Bulas Alejandrinas significaron un gran triunfo para los Reyes Católicos, en el Tratado de Tordesillas sucedió al revés: se impuso la habilidad negociadora del rey portugués Juan II, cuando todo estaba a favor de Castilla (diplomacia pontificia, armada de Vizcaya y flota colombina). Quizá pudo más la necesidad de paz de los dos reinos peninsulares, ambos con mucho que perder si se llegaba a una confrontación armada. También debió pesar el distinto grado de conocimiento que del Océano poseían Castilla y Portugal, pues a la limitada preparación cosmográfica de los reyes Isabel y Fernando se unían el desconcierto científico de sus expertos y la escasa información aportada, en este caso, por Cristóbal Colón. Frente a esto, es casi seguro que a finales de 1493 Juan II, con un mejor plantel de navegantes a su servicio, conocía casi con seguridad a qué distancia se encontraba la tierra más cercana de América, la que correspondía al saliente del Brasil.
A tales bazas en poder del rey lusitano se unieron, entrado ya el año 1494, dos hechos de política internacional de indudable trascendencia: en primer lugar, una inminente guerra de España con Francia, que estaba a punto de invadir Nápoles. En segundo lugar, el nombramiento de sucesor al trono portugués, con quien habría de casar la hija de los Reyes Católicos, Isabel. Con este panorama, quizá se comprenda mejor la voluntad de los monarcas españoles por llegar a un acuerdo con Juan II, aun a costa de transigir bastante.
que los portugeses y españoles se repartieron el nuevo mundo (america)
los españoles se quedavan con el oeste y lo portugeses con el este
los portugueses, descontentos, lograron en 1494un nuevo pacto, el tratado de tordesillas, que corria la linea divisora a 370 lenguas al Oeste de las islas Cabo Verde