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LA CANCIÓN DEL PIRATA (José de Espronceda, Español)
Canción del pirata
Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman, 5
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
La luna en el mar rïela,
en la lona gime el viento, 10
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa, 15
y allá a su frente Stambul:
«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza 20
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
Veinte presas
hemos hecho
a despecho 25
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies. 30
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
Allá muevan feroz guerra 35
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes. 40
Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta 45
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.
que es mi dios la libertad, 50
A la voz de «¡barco viene!»
es de ver
cómo vira y se previene 55
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.
En las presas
yo divido
lo cogido 60
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival. 65
¡Sentenciado estoy a muerte! 70
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena,
quizá en su propio navío. 75
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo 80
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.
que es mi dios la libertad, 85
Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor 90
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
Y del trueno
al son violento, 95
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado 100
por el mar.
mi única patria, la mar.» 105
El número corresponde a los versos, si quitas las estrofas que se repiten, te da el número que necesitas.
Me acordé de este otro, tiene 14.
MI PADRE (Juan de Dios Peza, mexicano)
Yo tengo en el hogar un soberano,
único a quién venera el alma mía;
es su corona de cabello cano,
la honra su ley y la virtud su guía.
En lentas horas de miseria y duelo,
lleno de firme y varonil constancia,
guarda la fe con que me habló del cielo
en las horas primeras de mi infancia.
La amargura proscripción y la tristeza
en su alma abrieron incurable herida:
es un anciano y lleva en su cabeza
el polvo del camino de la vida.
Ve del mundo las fieras tempestades,
de la suerte las horas desgraciadas,
y pasa, como Cristo, el Tiberíades,
de pie sobre las olas encrespadas.
Seca su llanto, calla sus dolores,
y sólo en el deber sus ojos fijos,
recoge espinas y derrama flores
sobre la senda que trazó a sus hijos.
Me ha dicho: "A quien es bueno, la amargura
jamás en llanto sus mejillas moja:
en el mundo la flor de la ventura
al más ligero soplo se deshoja.
Haz el bien sin temer el sacrificio,
el hombre ha de luchar sereno y fuerte,
y halla quien odia la maldad y el vicio
un tálamo de rosas en la muerte.
Si eres pobre, confórmate y sé bueno;
si eres rico, protege al desgraciado,
y lo mismo en tu hogar que en el ajeno,
guarda tu honor para vivir honrado.
Ama la libertad, libre es el hombre
y su juez más severo es la conciencia;
tanto como tu honor guarda mi nombre,
pues mi nombre y tu honor forman tu herencia."
Este código augusto, en mi alma pudo
desde que lo escuché, quedar grabado;
en todas las tormentas fue mi escudo
de todas las borrascas me ha salvado.
Mi padre tiene en su mirar sereno
reflejo fiel de su conciencia honrada;
¡cuánto consejo cariñoso y bueno
sorprendo en el fulgor de su mirada!
La nobleza del alma, es su nobleza;
la gloria del deber forma su gloria;
es pobre, pero encierra su pobreza
la página más grande de su historia.
Siendo el culto de mi alma su cariño,
la suerte quiso que al honrar su nombre,
fuera el amor que me inspiró de niño
la más sagrada inspiración del hombre.
Quisiera el cielo que el canto que me inspira
siempre sus ojos con amor lo vean,
y de todos los versos de mi lira
éstos los dignos de su nombre sean.
Para encontrar uno que es realmente maravilloso tuve que buscarlo en mis archivos, mira que perfección:
“ LA LIBERTAD ”.
José Manuel Moreno (Español)
Arrullaba la paloma,
presa en su jaula de plata,
junto a un puñado de trigo,
y una jicarilla de agua.
Desde el hueco del balcón,
por entre las verjas blancas,
miraba los campos verdes,
y las montañas nevadas.
Veía las arboledas,
en las planicies lejanas,
y el pálido azul del cielo,
y la lúcida mañana.
Añoraba aquellos días
que el valle sobrevolaba,
y estaba triste, muy triste,
aprisionada en la jaula.
Y en medio de los recuerdos
de las escenas más gratas,
entre suspiros y arrullos,
infeliz se lamentaba.
- “ No quiero seguir viviendo
prisionera y encerrada,
sin poder alzar el vuelo,
ni poder mover las alas.
Quiero desgranar espigas,
beber en las fuentes claras,
volar cuando me parezca,
y vivir donde me plazca.
Quiero volar libremente
por tormentas y bonanzas,
y planear por los arroyos,
y ascender a las montañas…
Y al llegar la primavera
cruzar valles y cañadas
hasta encontrar el arrullo
del palomo que me aguarda.
Volar con él en pareja
por sobre el trigo y la grama
y construir con amor
nuestro nido entre las ramas.
No quiero por mensajera
pasar la vida encerrada,
llevando cartas de amor
sin estar enamorada,
No quiero ser un adorno,
ser servida ni cuidada…
Prefiero la libertad
a esta vida regalada “.
A veces, en vano intento,
abría sus alas blancas
y trataba de volar,
chocando contra las barras.
Y fija en el horizonte
de sus sueños la mirada,
se quedaba adormecida
entre las rejas de plata.
Así el alma muchas veces,
vive encerrada en su jaula,
cuando no puede extender
libres al viento sus alas...
Saludos
A UNA R A M ER A
Vitium in corde est idolum in altare
San Jerónimo
I
Mujer preciosa para el bien nacida,
mujer preciosa por mi mal hallada,
perla del solio del Señor caída
y en albañal inmundo sepultada;
cándida rosa en el Edén crecida
y por manos infames deshojada;
cisne de cuello alabastrino y blando
en indecente bacanal cantando.
II
Objeto vil de mi pasión sublime,
r a m e r a infame a quien el alma adora.
¿Por qué ese Dios ha colocado, dime
el candor en tu faz engañadora?
¿Por qué el reflejo de su gloria imprime
en tu dulce mirar? ¿Por qué atesora
hechizos mil en tu redondo seno,
si hay en tu corazón lodo y veneno?
III
Copa de bendición de llanto llena,
do el crimen su ponzoña ha derramado;
ángel que el cielo abandonó sin pena,
y en brazos del demonio ha entregado;
mujer más pura que la luz serena,
más negra que la sombra del pecado,
oye y perdona si al cantarte lloro;
porque, ángel o demonio, yo te adoro.
IV
Por la senda del mundo yo vagaba
indiferente en medio de los seres;
de la virtud y el vicio me burlaba,
me reí del amor, de las mujeres,
que amar a una mujer nunca pensaba;
y hastiado de pesares y placeres
siempre vivió con el amor en guerra
mi ya gastado corazón de tierra.
V
Pero te ví… te ví… ¡Maldita hora
en que te ví, mujer! Dejaste herida
a mi alma que te adora, como adora
el alma que de llanto está nutrida;
horrible sufrimiento me devora,
que hiciste la desgracia de mi vida.
Mas dolor tan inmenso, tan profundo,
no lo cambio, mujer, por todo el mundo.
VI
¿Eres demonio que arrojó el infierno
para abrirme una herida mal cerrada?
¿Eres un ángel que mandó el Eterno
a velar mi existencia infortunada?
¿Este amor tan ardiente, tan interno,
me enaltece, mujer, o me degrada?
No lo sé… no lo sé… yo pierdo el juicio.
¿Eres el vicio tú? … ¡adoro el vicio!
VII
¡Ámame tú también! Seré tu esclavo,
tu pobre perro que doquier te siga;
seré feliz si con mi sangre lavo
tu huella, aunque al seguirte me persiga
ridículo y deshonra; al cabo... al cabo,
nada me importa lo que el mundo diga.
Nada me importa tu manchada historia
si a través de tus ojos veo la gloria.
VIII
Yo mendigo, mujer, y tú r a m e r a,
descalzos por el mundo marcharemos;
que el mundo nos desprecie cuando quiera,
en nuestro amor un mundo encontraremos.
Y si, horrible miseria nos espera,
ni de un rey por el otro la daremos;
que cubiertos de andrajos asquerosos,
dos corazones latirán dichosos.
IX
Un calvario maldito hallé en la vida
en el que mis creencias expiraron,
y al abrirme los hombres una herida,
de odio profundo el alma me llenaron.
Por eso el alma de rencor henchida
odia lo que ellos aman, lo que amaron,
y a ti sola, mujer, a ti yo entrego
todo ese amor que a los mortales niego.
X
Porque nací, mujer, para adorarte
y la vida sin ti me es fastidiosa,
que mi único placer es contemplarte,
aunque tú halles mi pasión odiosa,
yo, nunca, nunca, dejaré de amarte.
Ojalá que tuviera alguna cosa
más que la vida y el honor, más cara
y por ti sin violencia la inmolara.
XI
Sólo tengo una madre. ¡me ama tanto!
sus pechos mi niñez alimentaron,
y mi sed apagó su tierno llanto,
y sus vigilias hombre me formaron.
A ese ángel para mí tan santo,
última fe de creencias que pasaron,
a ese ángel de bondad, ¡quién lo creyera!,
olvido por tu amor… ¡loca r a m e r a!
XII
Sé que tu amor no me dará placeres,
sé que burlas mis grandes sacrificios.
Eres tú la más vil de las mujeres;
conozco tu maldad, tus artificios.
Pero te amo, mujer, te amo como eres;
amo tu perversión, amo tus vicios,
y aunque maldigo el fuego en que me inflamo,
mientras más vil te encuentro, más te amo.
XIII
Quiero besar tu planta a cada instante,
morir contigo de placer beodo;
porque es tuya mi mente delirante,
y tuyo es ¡ay! mi corazón de lodo.
Yo que soy en amores inconstante,
hoy me siento por ti capaz de todo.
Por ti será mi corazón do imperas,
virtuoso, criminal, lo que tú quieras.
XIV
Yo me siento con fuerza muy sobrada,
y hasta un niño me vence sin empeño.
¿Soy águila que duerme encadenada,
o vil gusano que titán me sueño?
Yo no sé si soy mucho, o si soy nada;
si soy átomo grande o dios pequeño;
pero gusano o dios, débil o fuerte,
sólo sé que soy tuyo hasta la muerte.
XV
No me importa lo que eres, lo que has sido,
porque en vez de razón para juzgarte,
yo sólo tengo de ternura henchido
gigante corazón para adorarte.
Seré tu redención, seré tu olvido,
y de ese fango vil vendré a sacarte;
que si los vicios en tu ser se imprimen
mi pasión es más grande que tu crimen.
XVI
Es tu amor nada más lo que ambiciono,
con tu imagen soñando me desvelo;
de tu voz con el eco me emociono,
y por darte la dicha que yo anhelo
si fuera rey, te regalara un trono;
si fuera Dios, te regalara un cielo.
Y si Dios de ese Dios tan grande fuera,
me arrojara a tus plantas, vil r a m e r a.
http://www.los-poetas.com/c/guillen1.htm#GUITARRA
suerte ... =D
si
.
SI, LA DE RIN..RIN.. ..RENACUAJO......PEREO QUE PESAR YA SE ME OLBIDO.......FELICITACIONES.
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LA CANCIÓN DEL PIRATA (José de Espronceda, Español)
Canción del pirata
Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman, 5
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
La luna en el mar rïela,
en la lona gime el viento, 10
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa, 15
y allá a su frente Stambul:
«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza 20
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
Veinte presas
hemos hecho
a despecho 25
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies. 30
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
Allá muevan feroz guerra 35
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes. 40
Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta 45
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad, 50
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
A la voz de «¡barco viene!»
es de ver
cómo vira y se previene 55
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.
En las presas
yo divido
lo cogido 60
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival. 65
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
¡Sentenciado estoy a muerte! 70
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena,
quizá en su propio navío. 75
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo 80
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad, 85
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor 90
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
Y del trueno
al son violento, 95
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado 100
por el mar.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.» 105
El número corresponde a los versos, si quitas las estrofas que se repiten, te da el número que necesitas.
Me acordé de este otro, tiene 14.
MI PADRE (Juan de Dios Peza, mexicano)
Yo tengo en el hogar un soberano,
único a quién venera el alma mía;
es su corona de cabello cano,
la honra su ley y la virtud su guía.
En lentas horas de miseria y duelo,
lleno de firme y varonil constancia,
guarda la fe con que me habló del cielo
en las horas primeras de mi infancia.
La amargura proscripción y la tristeza
en su alma abrieron incurable herida:
es un anciano y lleva en su cabeza
el polvo del camino de la vida.
Ve del mundo las fieras tempestades,
de la suerte las horas desgraciadas,
y pasa, como Cristo, el Tiberíades,
de pie sobre las olas encrespadas.
Seca su llanto, calla sus dolores,
y sólo en el deber sus ojos fijos,
recoge espinas y derrama flores
sobre la senda que trazó a sus hijos.
Me ha dicho: "A quien es bueno, la amargura
jamás en llanto sus mejillas moja:
en el mundo la flor de la ventura
al más ligero soplo se deshoja.
Haz el bien sin temer el sacrificio,
el hombre ha de luchar sereno y fuerte,
y halla quien odia la maldad y el vicio
un tálamo de rosas en la muerte.
Si eres pobre, confórmate y sé bueno;
si eres rico, protege al desgraciado,
y lo mismo en tu hogar que en el ajeno,
guarda tu honor para vivir honrado.
Ama la libertad, libre es el hombre
y su juez más severo es la conciencia;
tanto como tu honor guarda mi nombre,
pues mi nombre y tu honor forman tu herencia."
Este código augusto, en mi alma pudo
desde que lo escuché, quedar grabado;
en todas las tormentas fue mi escudo
de todas las borrascas me ha salvado.
Mi padre tiene en su mirar sereno
reflejo fiel de su conciencia honrada;
¡cuánto consejo cariñoso y bueno
sorprendo en el fulgor de su mirada!
La nobleza del alma, es su nobleza;
la gloria del deber forma su gloria;
es pobre, pero encierra su pobreza
la página más grande de su historia.
Siendo el culto de mi alma su cariño,
la suerte quiso que al honrar su nombre,
fuera el amor que me inspiró de niño
la más sagrada inspiración del hombre.
Quisiera el cielo que el canto que me inspira
siempre sus ojos con amor lo vean,
y de todos los versos de mi lira
éstos los dignos de su nombre sean.
Para encontrar uno que es realmente maravilloso tuve que buscarlo en mis archivos, mira que perfección:
“ LA LIBERTAD ”.
José Manuel Moreno (Español)
Arrullaba la paloma,
presa en su jaula de plata,
junto a un puñado de trigo,
y una jicarilla de agua.
Desde el hueco del balcón,
por entre las verjas blancas,
miraba los campos verdes,
y las montañas nevadas.
Veía las arboledas,
en las planicies lejanas,
y el pálido azul del cielo,
y la lúcida mañana.
Añoraba aquellos días
que el valle sobrevolaba,
y estaba triste, muy triste,
aprisionada en la jaula.
Y en medio de los recuerdos
de las escenas más gratas,
entre suspiros y arrullos,
infeliz se lamentaba.
- “ No quiero seguir viviendo
prisionera y encerrada,
sin poder alzar el vuelo,
ni poder mover las alas.
Quiero desgranar espigas,
beber en las fuentes claras,
volar cuando me parezca,
y vivir donde me plazca.
Quiero volar libremente
por tormentas y bonanzas,
y planear por los arroyos,
y ascender a las montañas…
Y al llegar la primavera
cruzar valles y cañadas
hasta encontrar el arrullo
del palomo que me aguarda.
Volar con él en pareja
por sobre el trigo y la grama
y construir con amor
nuestro nido entre las ramas.
No quiero por mensajera
pasar la vida encerrada,
llevando cartas de amor
sin estar enamorada,
No quiero ser un adorno,
ser servida ni cuidada…
Prefiero la libertad
a esta vida regalada “.
A veces, en vano intento,
abría sus alas blancas
y trataba de volar,
chocando contra las barras.
Y fija en el horizonte
de sus sueños la mirada,
se quedaba adormecida
entre las rejas de plata.
Así el alma muchas veces,
vive encerrada en su jaula,
cuando no puede extender
libres al viento sus alas...
Saludos
A UNA R A M ER A
Vitium in corde est idolum in altare
San Jerónimo
I
Mujer preciosa para el bien nacida,
mujer preciosa por mi mal hallada,
perla del solio del Señor caída
y en albañal inmundo sepultada;
cándida rosa en el Edén crecida
y por manos infames deshojada;
cisne de cuello alabastrino y blando
en indecente bacanal cantando.
II
Objeto vil de mi pasión sublime,
r a m e r a infame a quien el alma adora.
¿Por qué ese Dios ha colocado, dime
el candor en tu faz engañadora?
¿Por qué el reflejo de su gloria imprime
en tu dulce mirar? ¿Por qué atesora
hechizos mil en tu redondo seno,
si hay en tu corazón lodo y veneno?
III
Copa de bendición de llanto llena,
do el crimen su ponzoña ha derramado;
ángel que el cielo abandonó sin pena,
y en brazos del demonio ha entregado;
mujer más pura que la luz serena,
más negra que la sombra del pecado,
oye y perdona si al cantarte lloro;
porque, ángel o demonio, yo te adoro.
IV
Por la senda del mundo yo vagaba
indiferente en medio de los seres;
de la virtud y el vicio me burlaba,
me reí del amor, de las mujeres,
que amar a una mujer nunca pensaba;
y hastiado de pesares y placeres
siempre vivió con el amor en guerra
mi ya gastado corazón de tierra.
V
Pero te ví… te ví… ¡Maldita hora
en que te ví, mujer! Dejaste herida
a mi alma que te adora, como adora
el alma que de llanto está nutrida;
horrible sufrimiento me devora,
que hiciste la desgracia de mi vida.
Mas dolor tan inmenso, tan profundo,
no lo cambio, mujer, por todo el mundo.
VI
¿Eres demonio que arrojó el infierno
para abrirme una herida mal cerrada?
¿Eres un ángel que mandó el Eterno
a velar mi existencia infortunada?
¿Este amor tan ardiente, tan interno,
me enaltece, mujer, o me degrada?
No lo sé… no lo sé… yo pierdo el juicio.
¿Eres el vicio tú? … ¡adoro el vicio!
VII
¡Ámame tú también! Seré tu esclavo,
tu pobre perro que doquier te siga;
seré feliz si con mi sangre lavo
tu huella, aunque al seguirte me persiga
ridículo y deshonra; al cabo... al cabo,
nada me importa lo que el mundo diga.
Nada me importa tu manchada historia
si a través de tus ojos veo la gloria.
VIII
Yo mendigo, mujer, y tú r a m e r a,
descalzos por el mundo marcharemos;
que el mundo nos desprecie cuando quiera,
en nuestro amor un mundo encontraremos.
Y si, horrible miseria nos espera,
ni de un rey por el otro la daremos;
que cubiertos de andrajos asquerosos,
dos corazones latirán dichosos.
IX
Un calvario maldito hallé en la vida
en el que mis creencias expiraron,
y al abrirme los hombres una herida,
de odio profundo el alma me llenaron.
Por eso el alma de rencor henchida
odia lo que ellos aman, lo que amaron,
y a ti sola, mujer, a ti yo entrego
todo ese amor que a los mortales niego.
X
Porque nací, mujer, para adorarte
y la vida sin ti me es fastidiosa,
que mi único placer es contemplarte,
aunque tú halles mi pasión odiosa,
yo, nunca, nunca, dejaré de amarte.
Ojalá que tuviera alguna cosa
más que la vida y el honor, más cara
y por ti sin violencia la inmolara.
XI
Sólo tengo una madre. ¡me ama tanto!
sus pechos mi niñez alimentaron,
y mi sed apagó su tierno llanto,
y sus vigilias hombre me formaron.
A ese ángel para mí tan santo,
última fe de creencias que pasaron,
a ese ángel de bondad, ¡quién lo creyera!,
olvido por tu amor… ¡loca r a m e r a!
XII
Sé que tu amor no me dará placeres,
sé que burlas mis grandes sacrificios.
Eres tú la más vil de las mujeres;
conozco tu maldad, tus artificios.
Pero te amo, mujer, te amo como eres;
amo tu perversión, amo tus vicios,
y aunque maldigo el fuego en que me inflamo,
mientras más vil te encuentro, más te amo.
XIII
Quiero besar tu planta a cada instante,
morir contigo de placer beodo;
porque es tuya mi mente delirante,
y tuyo es ¡ay! mi corazón de lodo.
Yo que soy en amores inconstante,
hoy me siento por ti capaz de todo.
Por ti será mi corazón do imperas,
virtuoso, criminal, lo que tú quieras.
XIV
Yo me siento con fuerza muy sobrada,
y hasta un niño me vence sin empeño.
¿Soy águila que duerme encadenada,
o vil gusano que titán me sueño?
Yo no sé si soy mucho, o si soy nada;
si soy átomo grande o dios pequeño;
pero gusano o dios, débil o fuerte,
sólo sé que soy tuyo hasta la muerte.
XV
No me importa lo que eres, lo que has sido,
porque en vez de razón para juzgarte,
yo sólo tengo de ternura henchido
gigante corazón para adorarte.
Seré tu redención, seré tu olvido,
y de ese fango vil vendré a sacarte;
que si los vicios en tu ser se imprimen
mi pasión es más grande que tu crimen.
XVI
Es tu amor nada más lo que ambiciono,
con tu imagen soñando me desvelo;
de tu voz con el eco me emociono,
y por darte la dicha que yo anhelo
si fuera rey, te regalara un trono;
si fuera Dios, te regalara un cielo.
Y si Dios de ese Dios tan grande fuera,
me arrojara a tus plantas, vil r a m e r a.
http://www.los-poetas.com/c/guillen1.htm#GUITARRA
suerte ... =D
si
.
SI, LA DE RIN..RIN.. ..RENACUAJO......PEREO QUE PESAR YA SE ME OLBIDO.......FELICITACIONES.