El baile del buey o conocido Son del buey, tiene dentro de la pieza un bramido, el hombre representa los movimientos de un toro, esto a raiz del primer profesor quien llevo a escenario el baile, porque supuestamente en la realidad, solo se baila de manera comun con zapateados.
La colección de sones expuestos con la asesoria de Don Arnulfo Andrade q.e.p.d., quien con su grupo de músicos agruparon una serie de sones de los que recordaban se eiecutaban años atrás surgiendo así la Majagua y El Ardillo (de Don Ramón García), El Galllito y el El Buey (de Juan Ríos), mestizo Huichol del la Sierra de Picachos de donde son estos sones. Pero existe otra versión del Son del Buey el la zona del Valle de Tepic; estos sones Mestizos, han ido surgiendo desde hace pocos años; actualmente sólo personas de edad recuerdan aún cómo eran las fiestas, las ferias y las bodas, medios por lo cual se ha logrado conseguir la información necesaria para armar en cuadros costumbristas la forma interpretativa de las festividades características de la región.
El Buey (versión de la Sierra), cuya ejecución en los pasos se advierte el sabor indígena en el segundo y tercer movimiento, sobre todo en el hombre, ya que la mujer baila más alegre y, moviendose cuando trabaja el abanico de palma, y su falda, al ritmo de sus pies.
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El baile del buey o conocido Son del buey, tiene dentro de la pieza un bramido, el hombre representa los movimientos de un toro, esto a raiz del primer profesor quien llevo a escenario el baile, porque supuestamente en la realidad, solo se baila de manera comun con zapateados.
La colección de sones expuestos con la asesoria de Don Arnulfo Andrade q.e.p.d., quien con su grupo de músicos agruparon una serie de sones de los que recordaban se eiecutaban años atrás surgiendo así la Majagua y El Ardillo (de Don Ramón García), El Galllito y el El Buey (de Juan Ríos), mestizo Huichol del la Sierra de Picachos de donde son estos sones. Pero existe otra versión del Son del Buey el la zona del Valle de Tepic; estos sones Mestizos, han ido surgiendo desde hace pocos años; actualmente sólo personas de edad recuerdan aún cómo eran las fiestas, las ferias y las bodas, medios por lo cual se ha logrado conseguir la información necesaria para armar en cuadros costumbristas la forma interpretativa de las festividades características de la región.
El Buey (versión de la Sierra), cuya ejecución en los pasos se advierte el sabor indígena en el segundo y tercer movimiento, sobre todo en el hombre, ya que la mujer baila más alegre y, moviendose cuando trabaja el abanico de palma, y su falda, al ritmo de sus pies.