Antes, para ser honesto, bastaba con serlo. No era difícil ser honesto, porque era el valor imperante y era vergonzoso, delictivo y condenable no serlo.Hoy en día, para ser honesto, hay que ser heroico. Porque, por ser honesto, te lanzarán piedras, te perseguirán, te inventarán causas que no tienes y hasta te pueden enviar a prisión.Es el camino difícil. El de las penurias, el de la pobreza. En contraposición al camino de la deshonestidad, que es el camino del éxito a base de artimañas, estafas y engaños. Pasa por la mente la imagen de Jesucristo encarcelado, torturado y condenado a morir. Dos mil años después, el camino de la honestidad, es el mismo.
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Antes, para ser honesto, bastaba con serlo. No era difícil ser honesto, porque era el valor imperante y era vergonzoso, delictivo y condenable no serlo.Hoy en día, para ser honesto, hay que ser heroico. Porque, por ser honesto, te lanzarán piedras, te perseguirán, te inventarán causas que no tienes y hasta te pueden enviar a prisión.Es el camino difícil. El de las penurias, el de la pobreza. En contraposición al camino de la deshonestidad, que es el camino del éxito a base de artimañas, estafas y engaños. Pasa por la mente la imagen de Jesucristo encarcelado, torturado y condenado a morir. Dos mil años después, el camino de la honestidad, es el mismo.