Después de la derrota del ejército español en las Navas de Tolosa el 20 de enero de 1810, Andalucía cayó en mi poder y mi hermano José entró en Sevilla el 1º de febrero de 1810. Toda la casa real estaba prisionera en Francia. Con excepción de Cádiz y la isla de León, defendidas por el duque de Albuquerque con apoyo británico, todo el territorio español quedaba bajo dominio francés. La Junta Suprema se autodisolvió, presionada por el general Wellesley y el embajador británico Frere, pero en acuerdo con la Junta de Cádiz creó el Consejo de Regencia, que infructuosamente pretendió gobernar España y sus colonias en nombre del rey Fernando VII. Cuando estas noticias llegaron al Río de la Plata, lo hicieron acompañadas de mi aporte a la moda musical argentina: la inspiración para canciones de libertad, y a mí me encantó. Saludos Josefina (no será ud. la viuda de Beauharnais, verdad?).
"Los revolucionarios de Mayo cantan; la patria naciente es poemática y la canción patriótica vuela en hojas impresas o manuscritas y se desparrama en letrillas, cielitos, glosas, endechas, por todos los rumbos del país."
Gesualdo, Historia de la Música Argentina, -Beta 1961-
Desde la batalla de Suipacha, en 1810, hasta la de Ituzaingó en 1827, todos los hechos de armas que se produjeron tuvieron siempre su eco en la vena poética de los patriotas.
El teatro fue puesto al servicio de la revolución y la figura de Luis Ambrosio Morante (1784-1837) mereció honras del Cabildo por su obra "El 25 de Mayo", la cual incluía trozos musicales de Blas Parera y fue poderoso acicate para la concreción de las jornadas que culminaron con la independencia argentina.
Pero aquellos prohombres querían una patria ennoblecida por la cultura. En 1817 se constituyó la Sociedad del Buen Gusto, presidida por Esteban de Luca y en cuya comisión se encontraban Belgrano, Lafinur y el mismo Morante.
Por entonces el músico más importante era Blas Parera, autor de nuestro Himno, que como tantos extranjeros asistió con valor a las jornadas de la Defensa y Reconquista, durante las invasiones inglesas.
La Sociedad del Buen Gusto organizó conciertos y representaciones de piezas escénico-musicales, cuyo género preciso es incierto, con el propósito de ir despertando inquietudes hacia el espíritu, en los habitantes.
El nombramiento de Rivadavia en 1821, como ministro de Gobierno, inició una época de adelanto y progreso; creó entre otras instituciones, la Sociedad Filarmónica.
Al año siguiente José Picazarri, al regresar con su sobrino de Europa, Pedro Esnaola, fundó la Academia de Música, y a tal fin el gobierno le cedió las piezas altas del Consulado y costeó la enseñanza de varios jóvenes que estudiaban canto. En la inauguración llamaría la atención la ejecución en el piano del joven Esnaola, que contaba con 14 años y mostró brillantes condiciones.
Por entonces vendrían a Buenos Aires cantantes de mérito que integraban el elenco del Teatro Coliseo, que en 1825 puso en escena con éxito la ópera de Rossini El Barbero de Sevilla, en una presentación encomiable, según el viajero E: Temple (Gesualdo, ob. Cit., pág 232)
Bajo la dirección de Rosquellas y el violinista Massoni, en 1827 se estrenaron las óperas: Don Juan, de Mozart y Otelo, de Rossini.
También dirigido por Rosquellas , en 1832 se realizó un concierto en el que escucharon fragmentos de los oratorios "La Creación"", de Haydn, y El Mesías, de Haendel
Escribe Luis Cánepa que, el teatro del Buen Orden, ubicado en la calle Rivadavia al 1000, era de reducidas dimensiones y destinado al público de menores recursos. Comola sala estaba pintada de rojo. En 1854, después de Caseros, el color rojo fue reemplazado por los colores nacionales. En el recinto se estrenaron las óperas La hija del regimiento, de Donizzetti y Fra Diávolo, de Auber.
Hacia el año 1855 actuaron Segismundo Thalberg y Luis Moreau Gottschalk, ambos célebres pianistas, y Pablo de Sarasate, violinista de fama mundial. Con la radicación de importantes músicos se fue creando el clima adecuado para el nacimiento de verdaderos centros de estudios musicales, que permitió formar artistas que posteriormente, pudieron volcar sus ideas en expresiones espontáneas y personales que, con el correr de los años, mostraron rasgos verdaderamente originales de la inspiración de un pueblo nuevo.
¡En las tertulias de M ariquita Sánchez de Thompson se armaban unos bailongos de aquellos! Vicente López y Planes bailaba reggaeton y M ariquita cantaba como Jennifer López
se escuchaba musica muy clasico o mejor dicho de piano no habia muchos instrumentos para poder elegir los ritmo para escuchas o no habia muchas variaciones de sonidos jajajajaja
Mirá te encontré esto para que te dé una idea de lo que podría escucharse en esa época. Recordá que en ese momento, Argentina vivía mirando a Europa y tratando de copiarla aunque habían movimientos autóctonos.
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Después de la derrota del ejército español en las Navas de Tolosa el 20 de enero de 1810, Andalucía cayó en mi poder y mi hermano José entró en Sevilla el 1º de febrero de 1810. Toda la casa real estaba prisionera en Francia. Con excepción de Cádiz y la isla de León, defendidas por el duque de Albuquerque con apoyo británico, todo el territorio español quedaba bajo dominio francés. La Junta Suprema se autodisolvió, presionada por el general Wellesley y el embajador británico Frere, pero en acuerdo con la Junta de Cádiz creó el Consejo de Regencia, que infructuosamente pretendió gobernar España y sus colonias en nombre del rey Fernando VII. Cuando estas noticias llegaron al Río de la Plata, lo hicieron acompañadas de mi aporte a la moda musical argentina: la inspiración para canciones de libertad, y a mí me encantó. Saludos Josefina (no será ud. la viuda de Beauharnais, verdad?).
LA MÚSICA DESDE 1810
"Los revolucionarios de Mayo cantan; la patria naciente es poemática y la canción patriótica vuela en hojas impresas o manuscritas y se desparrama en letrillas, cielitos, glosas, endechas, por todos los rumbos del país."
Gesualdo, Historia de la Música Argentina, -Beta 1961-
Desde la batalla de Suipacha, en 1810, hasta la de Ituzaingó en 1827, todos los hechos de armas que se produjeron tuvieron siempre su eco en la vena poética de los patriotas.
El teatro fue puesto al servicio de la revolución y la figura de Luis Ambrosio Morante (1784-1837) mereció honras del Cabildo por su obra "El 25 de Mayo", la cual incluía trozos musicales de Blas Parera y fue poderoso acicate para la concreción de las jornadas que culminaron con la independencia argentina.
Pero aquellos prohombres querían una patria ennoblecida por la cultura. En 1817 se constituyó la Sociedad del Buen Gusto, presidida por Esteban de Luca y en cuya comisión se encontraban Belgrano, Lafinur y el mismo Morante.
Por entonces el músico más importante era Blas Parera, autor de nuestro Himno, que como tantos extranjeros asistió con valor a las jornadas de la Defensa y Reconquista, durante las invasiones inglesas.
La Sociedad del Buen Gusto organizó conciertos y representaciones de piezas escénico-musicales, cuyo género preciso es incierto, con el propósito de ir despertando inquietudes hacia el espíritu, en los habitantes.
El nombramiento de Rivadavia en 1821, como ministro de Gobierno, inició una época de adelanto y progreso; creó entre otras instituciones, la Sociedad Filarmónica.
Al año siguiente José Picazarri, al regresar con su sobrino de Europa, Pedro Esnaola, fundó la Academia de Música, y a tal fin el gobierno le cedió las piezas altas del Consulado y costeó la enseñanza de varios jóvenes que estudiaban canto. En la inauguración llamaría la atención la ejecución en el piano del joven Esnaola, que contaba con 14 años y mostró brillantes condiciones.
Por entonces vendrían a Buenos Aires cantantes de mérito que integraban el elenco del Teatro Coliseo, que en 1825 puso en escena con éxito la ópera de Rossini El Barbero de Sevilla, en una presentación encomiable, según el viajero E: Temple (Gesualdo, ob. Cit., pág 232)
Bajo la dirección de Rosquellas y el violinista Massoni, en 1827 se estrenaron las óperas: Don Juan, de Mozart y Otelo, de Rossini.
También dirigido por Rosquellas , en 1832 se realizó un concierto en el que escucharon fragmentos de los oratorios "La Creación"", de Haydn, y El Mesías, de Haendel
Escribe Luis Cánepa que, el teatro del Buen Orden, ubicado en la calle Rivadavia al 1000, era de reducidas dimensiones y destinado al público de menores recursos. Comola sala estaba pintada de rojo. En 1854, después de Caseros, el color rojo fue reemplazado por los colores nacionales. En el recinto se estrenaron las óperas La hija del regimiento, de Donizzetti y Fra Diávolo, de Auber.
Hacia el año 1855 actuaron Segismundo Thalberg y Luis Moreau Gottschalk, ambos célebres pianistas, y Pablo de Sarasate, violinista de fama mundial. Con la radicación de importantes músicos se fue creando el clima adecuado para el nacimiento de verdaderos centros de estudios musicales, que permitió formar artistas que posteriormente, pudieron volcar sus ideas en expresiones espontáneas y personales que, con el correr de los años, mostraron rasgos verdaderamente originales de la inspiración de un pueblo nuevo.
¡En las tertulias de M ariquita Sánchez de Thompson se armaban unos bailongos de aquellos! Vicente López y Planes bailaba reggaeton y M ariquita cantaba como Jennifer López
se escuchaba musica muy clasico o mejor dicho de piano no habia muchos instrumentos para poder elegir los ritmo para escuchas o no habia muchas variaciones de sonidos jajajajaja
Mirá te encontré esto para que te dé una idea de lo que podría escucharse en esa época. Recordá que en ese momento, Argentina vivía mirando a Europa y tratando de copiarla aunque habían movimientos autóctonos.
http://www.portalmundos.com/mundomusica/historia/s...
Espero que te sirva.
El himno.............
O sea.............
amadeus era topisimoo
El minué es de esa época ( en los actos conmemorativos en las escuelas siempre se baila). Saludos!!