Grupo Bimbo, propiedad de las familias mexicanas Servitje y Jorba, cuyos fundadores son Lorenzo Servitje, Roberto Servitje y Jaime Jorba, fue establecida en 1945. Desde 1980, la empresa fue incluida en la Bolsa Mexicana de Valores. El nombre "Bimbo" fue creado a partir de la combinación del personaje infantil "bambi" con el clásico juego "bingo". La versión oficial dice que el nombre Bimbo, Super Pan, SA, fue elegido porque la empresa pensó que compitió con las actuales marcas Bambi y Dumbo en Mexico. Además el nombre infantil ha ido bien con la imagen de marca que querían construir...
En 1964, Grupo Bimbo presenta en rodajas de pan en España. En 1978, el grupo mexicano vendió todas sus acciones y la empresa española opera de manera independiente. Las empresas de Bimbo portugués y española fueron adquiridos por Sara Lee en 2001.
La imagen de la compañía es un oso blanco, sin embargo, a través de los años la compañía lo ha vestido con distintos atuendos que van desde uniforme de futbolista hasta vestuarios egipcios, siendo el más clásico, el atuendo de Panadero. Se inspiró en una tarjeta de Navidad enviada por el nieto del fundador de la empresa a su abuelo.
Nuestra historia
Linea de Tiempo
El 2 de diciembre de 1945 abre sus puertas la primera planta de producción de Panificación Bimbo S.A., ubicada en la colonia Santa María Insurgentes, del Distrito Federal. Las instalaciones contaban con un local para oficinas, un patio, una bodega y una sala de producción que ahora podría considerarse como rudimentaria, pues algunas operaciones se hacían manualmente, incluso los moldes eran vaciados con base en golpes con cierta energía.
Los primeros productos del osito Bimbo, que abarcaban el pan grande, el pan chico y el pan tostado, salieron a las 15 horas de ese dos de diciembre. El pan negro comenzó a elaborarse hasta enero de 1946 y a fines del siguiente año salió al mercado la línea de panquelería.
Para su distribución en panaderías, expendios de pan, tiendas de abarrotes y tienditas, se utilizaron 10 camiones que surtían únicamente al Distrito Federal.
Hoy, Grupo Bimbo elabora, distribuye y comercializa más de 7000 productos, entre los que destacan una gran variedad de pan de caja, pan dulce, panquelería, bollería, pastelitos, confitería, botanas dulces y saladas, tortillas empacadas de maíz y de harina de trigo, tostadas, cajeta (dulce de leche) y algunos otros productos.
La distribución de sus productos, elaborados en sus 98 plantas, 5 asociadas y 2 comercializadoras ubicadas en México, Estados Unidos, Centro y Sudamérica y Asia, cubre más de 1,800,000 puntos de venta en el mundo.
Lorenzo Servitje jamás imaginó en su juventud que se dedicaría al comercio. Quería ser escritor, historiador e, incluso, pensó tener una vocación religiosa, ser misionero. Deseaba educar, llevar consuelo a personas con carencias en poblados distantes. Su sino estaba escrito en una caprichosa esquina del destino.
Al morir Juan Servitje, su padre, víctima de un infarto, Lorenzo, el primogénito de una familia de cinco hermanos, tenía sólo 18 años. El deber lo obligó a abandonar los sueños, la disyuntiva entre una vida universitaria y la entrega a la vocación religiosa, para responder a la difícil situación familiar.
Su vida estaría destinada, desde ese penoso incidente en 1936, a impulsar El Molino, la pastelería que inició su padre.
De pastelero a panadero.
Grupo Bimbo se colocó en la posición 22 del ranking de este año de Las 500 empresas de Expansión.
En 1944 se unió usted en matrimonio con Carmen. ¿En qué medida fue su suegro, Daniel Montull, quien lo impulsó a crear Bimbo?
Don Daniel, un hombre trabajador y sencillo, dueño de Cerillera La Central, fue como un padre que me orientó, estuvo cerca y me dio consejos, pero ni la idea ni el desarrollo de Bimbo se los debo a él. Le guardo una enorme gratitud porque generosamente me empujó a comprar a plazos un terreno más grande: los 10,000 metros cuadrados donde instalamos la primera planta.
La idea de crear Bimbo surgió de El Molino mismo. Como te dije, en 1941 remodelamos la pastelería con una gran inversión. Mi tío Jaime Sendra, hermano de mi madre y ocho años mayor que yo, había llegado a México en 1936. Desde su arribo trabajó en El Molino; un apoyo invaluable. Aunque sabía poco de panadería y pastelería, pronto mostró gran talento para trabajar en el obrador y para tratar al personal. Juntos remodelamos las instalaciones y nos dábamos ánimos para impulsar el negocio. Ampliamos el despacho, subimos la fábrica al segundo piso del mismo edificio, modernizamos la pastelería con un avanzado equipo de producción y logramos convertirlo en el negocio más prestigiado de su tipo en la capital.
Aunque gozábamos de éxitos, yo no me conformaba. Quería más. Soñaba con vender al mayoreo, con expandirnos a otras ciudades de la República. Continuamente pedía revistas especializadas a Estados Unidos, como Baker’s helper; quería conocer todos los pormenores de la industria norteamericana del pan, incluyendo las novedades tecnológicas y las máquinas más vanguardistas. Con base en estas lecturas, compramos un nuevo horno para fabricar de manera más efectiva los pasteles y bizcochos, una tradición de El Molino.
Curiosamente, la compra del horno es el parteaguas que siembra la inquietud de fundar Bimbo. A los proveedores norteamericanos, les pedí que lo vinieran a instalar. Ellos aconsejaron que buscara al ingeniero Alfonso Velasco, técnico de Pan Ideal, quien había ya comprado uno para esa empresa y conocía a la perfección la máquina. Yo conocía al señor Velasco desde 1927 porque había sido compañero de mi padre en Pan Ideal. Aunque entonces tenía sólo nueve años, nunca lo olvidé porque siempre se mostraba amable y abierto.
Accedió a montar nuestro horno mientras nos platicaba su vida. Su papá, Martín Velasco, empresario que invirtió en minas, había sido el fundador de Pan Ideal en 1922, la primera industria mexicana fabricante de pan de caja. Era una empresa pequeña y prometedora; sin embargo, dos años después de haberla creado, don Martín fracasó en la aventura de los minerales y tuvo que vender su fábrica de pan a Pablo Diez, pionero de la Cervecería Modelo.
Contaba (Alfredo Velasco) que su padre, sin imaginar que tendría que liquidar la empresa, lo mandó al American Institute of Baking, la mejor escuela de panadería de Estados Unidos, para que se preparara y pudiera así fincar su futuro y el del negocio. Sólo hasta que regresó de aquella institución en el estado de Kansas, colmado de proyectos y conocimientos, supo que habían perdido la fábrica. Deprimido ante el monumental naufragio, su padre se suicidaría años más tarde.
Alfonso Velasco se incorporó a trabajar a Pan Ideal como empleado de Adolfo Fernández, sobrino de Pablo Diez, quien luego adquirió el negocio. Velasco, a pesar de fungir como director técnico, estaba a disgusto ahí porque no podía actuar con libertad y eficiencia. Aseguraba que Fernández, reacio a modernizarse o a reorganizar la empresa, descuidaba servicio y calidad, amén de que desaprovechaba un mercado fértil, con amplias posibilidades de crecimiento.
Mi tío Jaime Sendra y yo lo escuchábamos con atención. Se quejaba: “Si hubiera mejor distribución, si hubiera más frescura, más interés, este negocio podría ser magnífico”. Mi tío Jaime no tardó en sugerirme: “Oye, Lorenzo, ¿por qué no ponemos una fábrica de pan?”. Ya antes, leyendo las revistas que recibíamos, yo había soñado extender nuestra producción al ramo de la panadería industrial, así que, sin pensarlo, le dije que sí.
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Grupo Bimbo, propiedad de las familias mexicanas Servitje y Jorba, cuyos fundadores son Lorenzo Servitje, Roberto Servitje y Jaime Jorba, fue establecida en 1945. Desde 1980, la empresa fue incluida en la Bolsa Mexicana de Valores. El nombre "Bimbo" fue creado a partir de la combinación del personaje infantil "bambi" con el clásico juego "bingo". La versión oficial dice que el nombre Bimbo, Super Pan, SA, fue elegido porque la empresa pensó que compitió con las actuales marcas Bambi y Dumbo en Mexico. Además el nombre infantil ha ido bien con la imagen de marca que querían construir...
En 1964, Grupo Bimbo presenta en rodajas de pan en España. En 1978, el grupo mexicano vendió todas sus acciones y la empresa española opera de manera independiente. Las empresas de Bimbo portugués y española fueron adquiridos por Sara Lee en 2001.
La imagen de la compañía es un oso blanco, sin embargo, a través de los años la compañía lo ha vestido con distintos atuendos que van desde uniforme de futbolista hasta vestuarios egipcios, siendo el más clásico, el atuendo de Panadero. Se inspiró en una tarjeta de Navidad enviada por el nieto del fundador de la empresa a su abuelo.
Nuestra historia
Linea de Tiempo
El 2 de diciembre de 1945 abre sus puertas la primera planta de producción de Panificación Bimbo S.A., ubicada en la colonia Santa María Insurgentes, del Distrito Federal. Las instalaciones contaban con un local para oficinas, un patio, una bodega y una sala de producción que ahora podría considerarse como rudimentaria, pues algunas operaciones se hacían manualmente, incluso los moldes eran vaciados con base en golpes con cierta energía.
Los primeros productos del osito Bimbo, que abarcaban el pan grande, el pan chico y el pan tostado, salieron a las 15 horas de ese dos de diciembre. El pan negro comenzó a elaborarse hasta enero de 1946 y a fines del siguiente año salió al mercado la línea de panquelería.
Para su distribución en panaderías, expendios de pan, tiendas de abarrotes y tienditas, se utilizaron 10 camiones que surtían únicamente al Distrito Federal.
Hoy, Grupo Bimbo elabora, distribuye y comercializa más de 7000 productos, entre los que destacan una gran variedad de pan de caja, pan dulce, panquelería, bollería, pastelitos, confitería, botanas dulces y saladas, tortillas empacadas de maíz y de harina de trigo, tostadas, cajeta (dulce de leche) y algunos otros productos.
La distribución de sus productos, elaborados en sus 98 plantas, 5 asociadas y 2 comercializadoras ubicadas en México, Estados Unidos, Centro y Sudamérica y Asia, cubre más de 1,800,000 puntos de venta en el mundo.
Lorenzo Servitje jamás imaginó en su juventud que se dedicaría al comercio. Quería ser escritor, historiador e, incluso, pensó tener una vocación religiosa, ser misionero. Deseaba educar, llevar consuelo a personas con carencias en poblados distantes. Su sino estaba escrito en una caprichosa esquina del destino.
Al morir Juan Servitje, su padre, víctima de un infarto, Lorenzo, el primogénito de una familia de cinco hermanos, tenía sólo 18 años. El deber lo obligó a abandonar los sueños, la disyuntiva entre una vida universitaria y la entrega a la vocación religiosa, para responder a la difícil situación familiar.
Su vida estaría destinada, desde ese penoso incidente en 1936, a impulsar El Molino, la pastelería que inició su padre.
De pastelero a panadero.
Grupo Bimbo se colocó en la posición 22 del ranking de este año de Las 500 empresas de Expansión.
En 1944 se unió usted en matrimonio con Carmen. ¿En qué medida fue su suegro, Daniel Montull, quien lo impulsó a crear Bimbo?
Don Daniel, un hombre trabajador y sencillo, dueño de Cerillera La Central, fue como un padre que me orientó, estuvo cerca y me dio consejos, pero ni la idea ni el desarrollo de Bimbo se los debo a él. Le guardo una enorme gratitud porque generosamente me empujó a comprar a plazos un terreno más grande: los 10,000 metros cuadrados donde instalamos la primera planta.
La idea de crear Bimbo surgió de El Molino mismo. Como te dije, en 1941 remodelamos la pastelería con una gran inversión. Mi tío Jaime Sendra, hermano de mi madre y ocho años mayor que yo, había llegado a México en 1936. Desde su arribo trabajó en El Molino; un apoyo invaluable. Aunque sabía poco de panadería y pastelería, pronto mostró gran talento para trabajar en el obrador y para tratar al personal. Juntos remodelamos las instalaciones y nos dábamos ánimos para impulsar el negocio. Ampliamos el despacho, subimos la fábrica al segundo piso del mismo edificio, modernizamos la pastelería con un avanzado equipo de producción y logramos convertirlo en el negocio más prestigiado de su tipo en la capital.
Aunque gozábamos de éxitos, yo no me conformaba. Quería más. Soñaba con vender al mayoreo, con expandirnos a otras ciudades de la República. Continuamente pedía revistas especializadas a Estados Unidos, como Baker’s helper; quería conocer todos los pormenores de la industria norteamericana del pan, incluyendo las novedades tecnológicas y las máquinas más vanguardistas. Con base en estas lecturas, compramos un nuevo horno para fabricar de manera más efectiva los pasteles y bizcochos, una tradición de El Molino.
Curiosamente, la compra del horno es el parteaguas que siembra la inquietud de fundar Bimbo. A los proveedores norteamericanos, les pedí que lo vinieran a instalar. Ellos aconsejaron que buscara al ingeniero Alfonso Velasco, técnico de Pan Ideal, quien había ya comprado uno para esa empresa y conocía a la perfección la máquina. Yo conocía al señor Velasco desde 1927 porque había sido compañero de mi padre en Pan Ideal. Aunque entonces tenía sólo nueve años, nunca lo olvidé porque siempre se mostraba amable y abierto.
Accedió a montar nuestro horno mientras nos platicaba su vida. Su papá, Martín Velasco, empresario que invirtió en minas, había sido el fundador de Pan Ideal en 1922, la primera industria mexicana fabricante de pan de caja. Era una empresa pequeña y prometedora; sin embargo, dos años después de haberla creado, don Martín fracasó en la aventura de los minerales y tuvo que vender su fábrica de pan a Pablo Diez, pionero de la Cervecería Modelo.
Contaba (Alfredo Velasco) que su padre, sin imaginar que tendría que liquidar la empresa, lo mandó al American Institute of Baking, la mejor escuela de panadería de Estados Unidos, para que se preparara y pudiera así fincar su futuro y el del negocio. Sólo hasta que regresó de aquella institución en el estado de Kansas, colmado de proyectos y conocimientos, supo que habían perdido la fábrica. Deprimido ante el monumental naufragio, su padre se suicidaría años más tarde.
Alfonso Velasco se incorporó a trabajar a Pan Ideal como empleado de Adolfo Fernández, sobrino de Pablo Diez, quien luego adquirió el negocio. Velasco, a pesar de fungir como director técnico, estaba a disgusto ahí porque no podía actuar con libertad y eficiencia. Aseguraba que Fernández, reacio a modernizarse o a reorganizar la empresa, descuidaba servicio y calidad, amén de que desaprovechaba un mercado fértil, con amplias posibilidades de crecimiento.
Mi tío Jaime Sendra y yo lo escuchábamos con atención. Se quejaba: “Si hubiera mejor distribución, si hubiera más frescura, más interés, este negocio podría ser magnífico”. Mi tío Jaime no tardó en sugerirme: “Oye, Lorenzo, ¿por qué no ponemos una fábrica de pan?”. Ya antes, leyendo las revistas que recibíamos, yo había soñado extender nuestra producción al ramo de la panadería industrial, así que, sin pensarlo, le dije que sí.
“Prepárate para ser técnico”,
Bimbo Historia
Si sientes que no avanzas en tu negocio y quieres “tirar la toalla” entonces deberías dejarte ayudar antes por este software de aquí https://tr.im/1955p , el Instituto De Capacitación Para Emprendedores Y Dueños De Pequeños Negocios. Un sistema que te puede ayudar salvar tu negocio.
Con la ayuda de este sistema aprenderás lo que les funciona a otros emprendedores, que no hay nada mejor para no caer en fracasos que se pueden evitar pero igualmente que es lo que funcionara para tu negocio en particular.
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ni idea! pero lo que si,que me encantan los bimbunuelosBIMBO!!!!