Existen bellísimos poemas, como los de Quevedo, Pablo Neruda y tantos otros escritores famosos que se pueden encontrar en internet. Así que voy a ponerte uno de mi propia autoría que sólo puedes leer en mi página web (veri mi avatar).
El primer intento documentado de adaptar el soneto a la lengua española es obra de Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana (1398-1458), con sus cuarenta y dos Sonetos hechos al itálico modo. Desde Garcilaso hasta el modernismo, el soneto castellano tuvo una estructura fija en los ocho primeros versos (ABBA:ABBA), y más libre en los seis últimos, con las combinaciones CDE:CDE, CDE:DCE, CDC:DCD, como las más utilizadas. Otros sonetistas del siglo XVI: Diego Hurtado de Mendoza, Hernando de Acuña, Fernando de Herrera, Gutierre de Cetina, y muchos otros. El soneto se distribuye en catorce versos endecasilabos (esto es once sílabas) distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos; en cada uno de los cuartetos riman el primer verso con el cuarto, y el segundo con el tercero. El soneto es cultivado por los principales poetas, como Lope de Vega, Góngora, Quevedo, Calderón de la Barca, Sor Juana y Cervantes. Este último utiliza variantes, como el "soneto con estrambote" o el "soneto dialogado". Los temas del soneto son muy variados, desde el amoroso al satírico, pasando por los morales y metafísicos (en los que destacó Francisco de Quevedo). Los autores barrocos juegan con la forma del soneto, pero no lo alteran en su estructura esencial, que continúa siendo la consagrada por Garcilaso y Boscán. Un ejemplo conocido es el siguiente soneto satírico de Lope de Vega, que trata precisamente sobre la construcción de un soneto:
Un soneto me manda hacer Violante,
en mi vida me he visto en tal aprieto;
catorce versos dicen que es soneto:
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando
y aún parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo, y aún sospecho
que voy los trece versos acabando:
contad si son catorce, y está hecho.
En el período neoclásico decae el uso del soneto, aunque es cultivado por autores como José Cadalso o Meléndez Valdés, entre otros. Tampoco el Romanticismo español le presta mucha atención: en las Rimas de Bécquer, por ejemplo, se encuentra un único soneto. La principal renovación del soneto en castellano se produce a finales del siglo XIX, con el triunfo del modernismo.
En los sonetos modernistas lo más frecuente es el orden clásico de los cuartetos, pero se usaron también, por influencia del parnasianismo francés, las combinaciones ABAB:ABAB y ABBA:CDDC. En esta época aparecen varias innovaciones métricas: se utilizan versos de otras medidas, desde trisílabos hasta hexadecasílabos, aunque los más utilizados son los alejandrinos, como el conocido soneto "Caupolicán", en el libro Azul, de Rubén Darío; además, aparecen sonetos polimétricos, que emplean en el mismo poema versos de diferente medida (lo utilizó también Darío, en su soneto dedicado a Cervantes, mezcla de endecasílabos y heptasílabos; Manuel Machado lo utiliza en su soneto "Madrigal de madrigales", compuesto de versos de 7,9,11 y 14 sílabas).
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Existen bellísimos poemas, como los de Quevedo, Pablo Neruda y tantos otros escritores famosos que se pueden encontrar en internet. Así que voy a ponerte uno de mi propia autoría que sólo puedes leer en mi página web (veri mi avatar).
SUEÑO Y LOCURA
Tu nombre es para mi cual melodía
que repito sin cesar a cada instante
no hay cosa para mi más importante
que pensarte y tenerte noche y día
Tú eres la razón de mi existencia
me siento tan feliz al recordarte
que el corazón rebosa al evocarte
y mi vida es de ti mi subsistencia
Eres bálsamo que cura mis heridas
agua de manantial que da frescura
a mis ojos sedientos por dar vida
Pero un día llegarás en noche oscura
cuando por mi te sientas bienquerida
a saber que este sueño no es locura
PePe Arias
Tú haces la diferencia.
Un abrazo a la distancia.
El soneto en lengua española
El primer intento documentado de adaptar el soneto a la lengua española es obra de Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana (1398-1458), con sus cuarenta y dos Sonetos hechos al itálico modo. Desde Garcilaso hasta el modernismo, el soneto castellano tuvo una estructura fija en los ocho primeros versos (ABBA:ABBA), y más libre en los seis últimos, con las combinaciones CDE:CDE, CDE:DCE, CDC:DCD, como las más utilizadas. Otros sonetistas del siglo XVI: Diego Hurtado de Mendoza, Hernando de Acuña, Fernando de Herrera, Gutierre de Cetina, y muchos otros. El soneto se distribuye en catorce versos endecasilabos (esto es once sílabas) distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos; en cada uno de los cuartetos riman el primer verso con el cuarto, y el segundo con el tercero. El soneto es cultivado por los principales poetas, como Lope de Vega, Góngora, Quevedo, Calderón de la Barca, Sor Juana y Cervantes. Este último utiliza variantes, como el "soneto con estrambote" o el "soneto dialogado". Los temas del soneto son muy variados, desde el amoroso al satírico, pasando por los morales y metafísicos (en los que destacó Francisco de Quevedo). Los autores barrocos juegan con la forma del soneto, pero no lo alteran en su estructura esencial, que continúa siendo la consagrada por Garcilaso y Boscán. Un ejemplo conocido es el siguiente soneto satírico de Lope de Vega, que trata precisamente sobre la construcción de un soneto:
Un soneto me manda hacer Violante,
en mi vida me he visto en tal aprieto;
catorce versos dicen que es soneto:
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando
y aún parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo, y aún sospecho
que voy los trece versos acabando:
contad si son catorce, y está hecho.
En el período neoclásico decae el uso del soneto, aunque es cultivado por autores como José Cadalso o Meléndez Valdés, entre otros. Tampoco el Romanticismo español le presta mucha atención: en las Rimas de Bécquer, por ejemplo, se encuentra un único soneto. La principal renovación del soneto en castellano se produce a finales del siglo XIX, con el triunfo del modernismo.
En los sonetos modernistas lo más frecuente es el orden clásico de los cuartetos, pero se usaron también, por influencia del parnasianismo francés, las combinaciones ABAB:ABAB y ABBA:CDDC. En esta época aparecen varias innovaciones métricas: se utilizan versos de otras medidas, desde trisílabos hasta hexadecasílabos, aunque los más utilizados son los alejandrinos, como el conocido soneto "Caupolicán", en el libro Azul, de Rubén Darío; además, aparecen sonetos polimétricos, que emplean en el mismo poema versos de diferente medida (lo utilizó también Darío, en su soneto dedicado a Cervantes, mezcla de endecasílabos y heptasílabos; Manuel Machado lo utiliza en su soneto "Madrigal de madrigales", compuesto de versos de 7,9,11 y 14 sílabas).