Depende de que postura teórica asumas, yo asumo el creacionismo como verdad y ello me dice que el hombre es bípedo desde su creación y no paso por ningún estadio de mutación físico, somos como siempre fuimos.
La bipedación perfecta del ser humano conlleva la liberación de las manos, que se convierten de esta forma en instrumentos muy sensibles, capaces de manipular los objetos de forma muy precisa. El detalle estructural más importante de esta adaptación es el pulgar humano, que es alargado, puede rotar con bastante libertad y puede oponerse al resto de los dedos de la mano. Los requerimientos fisiológicos necesarios para el desarrollo de la capacidad del habla aparecieron como consecuencia de la adquisición de la postura erguida, que permitió la ubicación adecuada de las cuerdas vocales, y de la utilización más compleja de las manos. Por último, el habla se desarrolló por completo gracias al aumento de tamaño y especialización de un área determinada del cerebro (la circunvolución de Broca), lo cual es un requisito previo para conseguir el control preciso de los labios y de la lengua.
El primer bÃpedo moderno, el Homo erectus, apareció hace 1,8 millones de años. El esqueleto de un joven hallado en Nariakotome, Kenia, demuestra que tenÃa piernas largas y brazos cortos, como los seres humanos actuales. Además, la anatomÃa de pies, piernas y pelvis no presenta las caracterÃsticas de los simios, lo cual indica que el Homo erectus era bÃpedo en su totalidad.
Al ponernos de pie, se juntaron más los huesos de la cadera, y por eso las mujeres sufrimos horrorosos dolores durante el parto. Cosa que los demás mamÃferos no.
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Depende de que postura teórica asumas, yo asumo el creacionismo como verdad y ello me dice que el hombre es bípedo desde su creación y no paso por ningún estadio de mutación físico, somos como siempre fuimos.
La anatomÃa de los australopitecinos muestra una serie de adaptaciones para la bipedación, tanto en la parte superior como inferior del cuerpo. Entre las adaptaciones de la parte inferior se incluyen las siguientes: el ilion, o hueso de la cadera que sobresale por encima de la articulación, era mucho más corto y ancho que en los simios, lo que permitÃa a los músculos equilibrar el cuerpo tras cada paso. La pelvis también tenÃa forma cóncava para alojar los órganos internos durante la postura erguida. La parte alta de los miembros inferiores formaban un ángulo hacia el interior desde la articulación de la cadera, permitiendo asà a las rodillas soportar mejor el peso del cuerpo al andar erguido. Por el contrario, los miembros inferiores de los simios están colocados casi en sentido vertical desde la cadera, de forma que cuando andan erguidos su cuerpo se balancea hacia los lados. Los australopitecinos tenÃan los dedos de los pies más cortos y menos flexibles que los simios, de forma que actuaban como palancas para impulsar el cuerpo a cada paso.
Por encima de la pelvis también se produjeron otras adaptaciones. La columna australopitecina presentaba una curva en S que disminuÃa la longitud total del torso y le conferÃa rigidez y equilibrio cuando se encontraba erguido; los simios, por el contrario, tienen una columna relativamente recta. El cráneo australopitecino también presentaba una adaptación importante relacionada con la bipedación: la abertura en la base del cráneo a través de la cual se conecta la médula espinal con el cerebro, denominada foramen magnum, se encontraba en una posición más adelantada que en los simios, lo que permitÃa a la cabeza mantenerse en equilibrio sobre la columna erguida.
Está claro que los australopitecinos caminaban erguidos sobre el suelo, pero los paleoantropólogos no tienen una opinión unánime sobre si pasaban también una parte importante de su tiempo en los árboles. Algunas caracterÃsticas fÃsicas como, por ejemplo, los dedos curvos y largos y los brazos alargados parecen confirmar que asà era. Sin embargo, los dedos, a diferencia de los de los simios, tal vez no eran lo suficientemente largos como para permitirles balancearse de rama en rama.
Te recomiendo leer:
Marcha bÃpeda, el parto y la evolución del cerebro
BoletÃn Informativo nº 322. Fundación Juan March
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Caminar erguido
La bipedación perfecta del ser humano conlleva la liberación de las manos, que se convierten de esta forma en instrumentos muy sensibles, capaces de manipular los objetos de forma muy precisa. El detalle estructural más importante de esta adaptación es el pulgar humano, que es alargado, puede rotar con bastante libertad y puede oponerse al resto de los dedos de la mano. Los requerimientos fisiológicos necesarios para el desarrollo de la capacidad del habla aparecieron como consecuencia de la adquisición de la postura erguida, que permitió la ubicación adecuada de las cuerdas vocales, y de la utilización más compleja de las manos. Por último, el habla se desarrolló por completo gracias al aumento de tamaño y especialización de un área determinada del cerebro (la circunvolución de Broca), lo cual es un requisito previo para conseguir el control preciso de los labios y de la lengua.
El cerebro del Homo sapiens es grande (capacidad media de 1.400 cc) y tiene más o menos el doble del tamaño que el cerebro de sus antepasados prehistóricos. Este espectacular aumento del tamaño cerebral en tan sólo 2 millones de años se consiguió en virtud de un proceso denominado neotenia, que consiste en la retención de caracterÃsticas propias de estados juveniles durante más tiempo. El estado juvenil del cerebro y el desarrollo del cráneo se prolongan en el tiempo de forma que crecen durante un periodo de tiempo más largo que el habitualmente requerido para alcanzar la madurez sexual. A diferencia del cráneo adulto de los humanos primitivos, que tenÃan una frente poco prominente y una mandÃbula dirigida hacia delante, el cráneo de los seres humanos —con variaciones de poca importancia desde el punto de vista biológico— conserva un tamaño grande en comparación con el resto del cuerpo, tiene una bóveda craneana redonda y elevada, una cara aplanada y una mandÃbula de tamaño reducido, lo que en conjunto recuerda a las caracterÃsticas del cráneo del chimpancé joven. El agrandamiento del cráneo requiere a su vez modificaciones anatómicas para que el feto pueda pasar a través del canal del parto; en consecuencia, la pelvis se ensancha al llegar a la madurez (con la consiguiente pérdida de velocidad en la locomoción), y el niño nace en un estado de desarrollo prematuro. La capacidad cerebral de un chimpancé al nacer es el 65% de la que posee un chimpancé adulto; el Australopithecus, un homÃnido que existió hace 3 millones de años, que ya caminaba en posición erecta, nacÃa con una capacidad cerebral del 50% de la del adulto. Por el contrario, los recién nacidos del hombre actual tienen sólo el 25% de la capacidad cerebral del adulto, lo que se traduce en un periodo más largo de dependencia del cuidado materno. El desarrollo neurológico del cerebro humano joven, que crece a gran velocidad, se produce gracias a un periodo prolongado de estimulación y dependencia de los adultos; se ha comprobado que en aquellos casos en que el ser humano carece de estos lazos externos en sus primeros años de vida, el desarrollo del cerebro es incompleto.
El primer bÃpedo moderno, el Homo erectus, apareció hace 1,8 millones de años. El esqueleto de un joven hallado en Nariakotome, Kenia, demuestra que tenÃa piernas largas y brazos cortos, como los seres humanos actuales. Además, la anatomÃa de pies, piernas y pelvis no presenta las caracterÃsticas de los simios, lo cual indica que el Homo erectus era bÃpedo en su totalidad.
Es posible que la marcha bÃpeda se originara como una adaptación a la sabana. A mediodÃa, cuando el Sol se sitúa en su punto más alto, la cabeza y los hombros, protegidos por el pelo, son las únicas partes del cuerpo que el bÃpedo expone al Sol. La simultánea pérdida de pelo en otras zonas del cuerpo pudo tener como objetivo aumentar la sudoración para eliminar calor. El bÃpedo que habita la sabana necesita menor cantidad de agua y almacena menos calor que un cuadrúpedo, que, al caminar a cuatro patas, expone al Sol una mayor superficie de su cuerpo. Por otro lado, la marcha bÃpeda también podrÃa deberse a la adaptación a nuevas formas de alimentación: de modo similar a los chimpancés, los homÃnidos bÃpedos podÃan alcanzar los frutos de las ramas más bajas de los árboles.
Pues uno, y malo, son los dolores del parto.
Al ponernos de pie, se juntaron más los huesos de la cadera, y por eso las mujeres sufrimos horrorosos dolores durante el parto. Cosa que los demás mamÃferos no.
Un saludo!