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Nicolas. BUENO, yo le voy a contar la verdá de la milanesa, digo de la chancleta. Allá en mi pueblo había tres hermanas muy desalineadas, no digo "desaliñadas" que sería otra cosa, sino "desalineadas" porque les hacía falta una alineación general, balanceo y service de frenos incluído. La Tota,la Porota y la Mecha, por lógica consecuencia, tenían muy poca fortuna para retener a sus maridos, ya que se pasaban todo el día con los ruleros, el batón y las chancletas puestas amasando lo raviole. Sucedió un día que se reunieron a causa de que descubrieron una infidelidad de las tantas del marido de la Mecha, y luego de deliberar un largo rato, planeando una revancha grupal en contra de sus respectivos espososo, decidieron vestirse de putarracas, con todo lo que eso significa: minifalda, top ajustado, medias de red negras y portaligas. Como se dieron cuenta que el atuendo no pegaba con sus raídas pantuflas hogareñas, cuando se miraron al espejo gritaron al unísono: ¡hay que tirar las chancletas! y las revolearon por la ventana. Un vecino que pasaba y presenció el acto de rebeldía de las desalineadas, lo contó en todo el pueblo y desde entonces "revolear la chancleta" es el grito de guerra de toda mujer liberada que decide vengarse de las infidelidades de su esposo. Le quedó? Bueno, no me agradezca, ha sido un placer instruírlo en historia argentina.