Ya desde el segundo relato del Génesis, e incluso antes del pecado fontal, el ser humano aparece como un auténtico creador de cultura. El Creador presenta ante el ser humano un universo innominado para que mediante la designación del nombre vaya humanizando su contorno natural y así haciendo su morada cultural.
Vemos cómo el ser humano es invitado a expresarse mediante códigos mentales siendo así integrado en la dinámica creacional. Dios mismo aparece como quien lo invita a que por su acción, cooperando con el Creador, forje el mundo del hombre, impregnando la tierra y todo el universo de la cultura con los rasgos interiores que él mismo ha recibido al ser creado a «imagen y semejanza» de Dios. En este desplegarse, al que es invitado por el Altísimo, el ser humano se introduce en un horizonte por el cual se va proyectando, y también va aumentando el develamiento de la realidad intrínseca de la persona, con una teleologicidad que no puede ser cancelada. La acción humana va forjando el ámbito de la cultura donde aparece ante todo como «quien es» el ser humano, para luego irradiar, desde esa obvia primacía suya, tanto sobre sí como sobre el mundo de las cosas que fabrica y pone a su servicio personal y al de los demás mediante el trabajo que, como dice el Papa, «constituye una dimensión fundamental de la existencia humana sobre la tierra». La cultura que el hombre, como sujeto que es, forja con su acción es así a la vez expresión y ámbito del ser humano. En este proceso, mediante el despliegue de su mismidad se va realizando también él mismo. Igualmente, por la acción humana rectamente encaminada coopera con Dios en la dinámica del despliegue de la creación. Y la consciencia en la vida cotidiana de esta realidad de sintonía con el desarrollo del Plan de Dios ofrece una ocasión para el desarrollo de lo humano, de su naturaleza, al tiempo que en su proyección humaniza el cosmos. En todas sus grandes realizaciones la persona aprende a descubrir que ellas «son señal de la grandeza de Dios y fruto de sus inefables designios».
Poco más de un año antes de ser elevado al solio pontificio el Cardenal Karol Wojtyla señalaba que el ser humano como creador de cultura al actuar y generar efectos o productos, se expresa a sí mismo, y en cierta manera se realiza a sí mismo, e incluso en «un cierto sentido se «crea»» a sí mismo, actualizándose, llevando a cierto cumplimiento sus inherentes potencialidades.
La vocación del hombre como «hacedor de cultura» nos pone sobre aviso contra toda idea de que el ser humano se reduzca tanto a las varias acciones del proceso de trabajo como a lo que su trabajo, ya intelectual ya material, forja. No se debe obviar nunca en el despliegue humano la primacía ontológica y praxiológica de la persona como tal, como criatura de Dios que porta su imagen. Así en su vida cotidiana el horizonte máximo será aquel sentido sobre el cual no puede haber un sentido mayor. Entonces, en la medida en que su despliegue día a día responda a su primacial densidad ontológica y a la tensión hacia el horizonte religioso -en el que la relación con Dios constituye el núcleo-, el proceso humanizador del despliegue del ser humano y de su trabajo se proyecta personalizándolo así mismo, y aportando a la humanización de la sociedad y su huella en el universo.
Precisamente esta dimensión de portador de sentidos y valores con que el ser humano se asume libre y dinámicamente y se inserta en el mundo se va cargando en ciertas realidades perfilando su mundo en términos de valor o anti-valor. De allí la enorme importancia de tener en cuenta el pecado cuya presencia constituye un obstáculo para el recto despliegue humanizador en el trabajo y en la construcción de la cultura, trastocando, no poco, el espacio que sobre la tierra debía tener para vivir el amor y la comunión, un espacio de realización y no un campo de batalla donde reinasen las rupturas. Precisamente por ello el Papa Juan Pablo II señala la posibilidad de que en la línea indirecta de sus efectos, esos frutos, del trabajo, se vuelvan contra el mismo ser humano. De allí también la importancia fundamental de la adhesión a la fe de la Iglesia que con su luz ilumina el sendero recto, y en ella se avanza al encuentro configurante con el Señor Jesús, que al tiempo que redime, reconcilia y transforma al ser humano, le muestra su identidad y la dirección para que el despliegue de su acción y su plasmación cultural sean realmente fructíferos y humanizantes.
La acción y la presencia del ser humano, su despliegue ontológico, establece una situación relacional dinámica, en la que él se hace responsable de la jerarquía de los valores asumida en el contacto hombre-mundo. Existe un universo cultural estructurado según valores fundamentales que responden en última instancia, o se oponen, a la naturaleza del ser humano según ha sido creada por Dios. Ese universo en su recta jerarquía de valores no puede ser alterado para ser degradado s
El hombre en sociedad crea cultura, necesita de otros p ara satisfacer sus necesidades y para formarse como persona. sus habitos, creencias, estilo de vida hacen a la cultura de una sociedad. El hombre en conjunto hace cultura :D
Por definición cultura es todo lo que el hombre hace; el hombre es el único animal que posee cultura, pero la cultura es hecha por el hombre por eso decimos que crea cultura.
La cultura comprende todo el producto del quehacer humano: los medios de comunicaciòn, los inventos, los descubrimientos, el arte, las investigaciones cientìficas, los adelantos en salud, etc. todo eso es cultura y es producto de la inteligencia y el trabajo del hombre. Una de las caracterìsticas importantes de la cultura es precisamente su caràcter humano, tambièn que es transferible a otras generaciones, es universal(en todas partes donde està el hombre hay cultura), es aprehensible y cambiante.
mira, el hombre interpreta al mundo de forma diferente, y por eso no todos poseen la misma cultura, además de crearla la enseña, dejandola a las siguientes generaciones. hay signos culturales que nadie sabe de donde salieron, pero otros quizas si. hace de cuanta que en tu casa llega una mascota y vos pensas que es bueno darle de comer a las 3 de la tarde todos los días, bueno eso seria cultura que vos creaste.
El hombre es creador de cultura...porque es creado por la cultura.
Se trata de un ciclo de retroalimentación: en algún momento hace cientos de miles de años nuestros ancestros adquirieron un lenguaje simbólico (por ejemplo el de las palabras) mucho más elaborado que el de las otras especies, ese lenguaje simbólico favoreció el desarrollo de la imaginación en forma de inteligencia, la plasmación de la inteligencia de la sociedad es la cultura.
Casi todo lo que el ser humano realiza es cultural, hasta lo más básico e instintivo está impregnado de la cultura (quizás una de las pocas excepciones son los actos biológicos más involuntarios: el respirar común del ser humano es una de las pocas cosas reflejas e instintivas que no requieren de la cultura en el ser humano). La cultura es entonces la expresión de toda sociedad humana, el conjunto de formas de relaciones y comunicaciones de la humanidad, las obras de la humanidad.
Según Freud y Lacan la cultura surge cuando nuestros ancestros debieron repirmir parte de sus instintos (aparece el inconsciente en donde los instintos pasan a ser pulsiones, porque casi todos los instintos en el ser humano dejan de tener un objeto preciso: el animal común -por ejemplo un puma- tiene hambre de carne...nada más, el ser humano tiene un hambre rebuscado y nunca se satisface completamente) y debieron reprimir parte de los instintos para poder desarrollar lo intelectual ya que lo intelectual es lo que permite la mejor supervivencia de los seres humanos. La cultura suele estar asociada entonces a la formación de la sociedad humana, pero para integrar la sociedad (y así sobrevivir como especie) cada individuo humano debe resignar algo de su instintualidad (esto provoca lo que Freud llama : el malestar en la cultura), la cultura humana es también una sublimación de los instintos y cuando tal sublimación es muy elaborada y "solo" parece buscar expresar sensaciones y emociones la cultura deviene en arte.
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El hombre, creador de cultura
Ya desde el segundo relato del Génesis, e incluso antes del pecado fontal, el ser humano aparece como un auténtico creador de cultura. El Creador presenta ante el ser humano un universo innominado para que mediante la designación del nombre vaya humanizando su contorno natural y así haciendo su morada cultural.
Vemos cómo el ser humano es invitado a expresarse mediante códigos mentales siendo así integrado en la dinámica creacional. Dios mismo aparece como quien lo invita a que por su acción, cooperando con el Creador, forje el mundo del hombre, impregnando la tierra y todo el universo de la cultura con los rasgos interiores que él mismo ha recibido al ser creado a «imagen y semejanza» de Dios. En este desplegarse, al que es invitado por el Altísimo, el ser humano se introduce en un horizonte por el cual se va proyectando, y también va aumentando el develamiento de la realidad intrínseca de la persona, con una teleologicidad que no puede ser cancelada. La acción humana va forjando el ámbito de la cultura donde aparece ante todo como «quien es» el ser humano, para luego irradiar, desde esa obvia primacía suya, tanto sobre sí como sobre el mundo de las cosas que fabrica y pone a su servicio personal y al de los demás mediante el trabajo que, como dice el Papa, «constituye una dimensión fundamental de la existencia humana sobre la tierra». La cultura que el hombre, como sujeto que es, forja con su acción es así a la vez expresión y ámbito del ser humano. En este proceso, mediante el despliegue de su mismidad se va realizando también él mismo. Igualmente, por la acción humana rectamente encaminada coopera con Dios en la dinámica del despliegue de la creación. Y la consciencia en la vida cotidiana de esta realidad de sintonía con el desarrollo del Plan de Dios ofrece una ocasión para el desarrollo de lo humano, de su naturaleza, al tiempo que en su proyección humaniza el cosmos. En todas sus grandes realizaciones la persona aprende a descubrir que ellas «son señal de la grandeza de Dios y fruto de sus inefables designios».
Poco más de un año antes de ser elevado al solio pontificio el Cardenal Karol Wojtyla señalaba que el ser humano como creador de cultura al actuar y generar efectos o productos, se expresa a sí mismo, y en cierta manera se realiza a sí mismo, e incluso en «un cierto sentido se «crea»» a sí mismo, actualizándose, llevando a cierto cumplimiento sus inherentes potencialidades.
La vocación del hombre como «hacedor de cultura» nos pone sobre aviso contra toda idea de que el ser humano se reduzca tanto a las varias acciones del proceso de trabajo como a lo que su trabajo, ya intelectual ya material, forja. No se debe obviar nunca en el despliegue humano la primacía ontológica y praxiológica de la persona como tal, como criatura de Dios que porta su imagen. Así en su vida cotidiana el horizonte máximo será aquel sentido sobre el cual no puede haber un sentido mayor. Entonces, en la medida en que su despliegue día a día responda a su primacial densidad ontológica y a la tensión hacia el horizonte religioso -en el que la relación con Dios constituye el núcleo-, el proceso humanizador del despliegue del ser humano y de su trabajo se proyecta personalizándolo así mismo, y aportando a la humanización de la sociedad y su huella en el universo.
Precisamente esta dimensión de portador de sentidos y valores con que el ser humano se asume libre y dinámicamente y se inserta en el mundo se va cargando en ciertas realidades perfilando su mundo en términos de valor o anti-valor. De allí la enorme importancia de tener en cuenta el pecado cuya presencia constituye un obstáculo para el recto despliegue humanizador en el trabajo y en la construcción de la cultura, trastocando, no poco, el espacio que sobre la tierra debía tener para vivir el amor y la comunión, un espacio de realización y no un campo de batalla donde reinasen las rupturas. Precisamente por ello el Papa Juan Pablo II señala la posibilidad de que en la línea indirecta de sus efectos, esos frutos, del trabajo, se vuelvan contra el mismo ser humano. De allí también la importancia fundamental de la adhesión a la fe de la Iglesia que con su luz ilumina el sendero recto, y en ella se avanza al encuentro configurante con el Señor Jesús, que al tiempo que redime, reconcilia y transforma al ser humano, le muestra su identidad y la dirección para que el despliegue de su acción y su plasmación cultural sean realmente fructíferos y humanizantes.
La acción y la presencia del ser humano, su despliegue ontológico, establece una situación relacional dinámica, en la que él se hace responsable de la jerarquía de los valores asumida en el contacto hombre-mundo. Existe un universo cultural estructurado según valores fundamentales que responden en última instancia, o se oponen, a la naturaleza del ser humano según ha sido creada por Dios. Ese universo en su recta jerarquía de valores no puede ser alterado para ser degradado s
El hombre en sociedad crea cultura, necesita de otros p ara satisfacer sus necesidades y para formarse como persona. sus habitos, creencias, estilo de vida hacen a la cultura de una sociedad. El hombre en conjunto hace cultura :D
Por definición cultura es todo lo que el hombre hace; el hombre es el único animal que posee cultura, pero la cultura es hecha por el hombre por eso decimos que crea cultura.
que crea cultura :)
La cultura comprende todo el producto del quehacer humano: los medios de comunicaciòn, los inventos, los descubrimientos, el arte, las investigaciones cientìficas, los adelantos en salud, etc. todo eso es cultura y es producto de la inteligencia y el trabajo del hombre. Una de las caracterìsticas importantes de la cultura es precisamente su caràcter humano, tambièn que es transferible a otras generaciones, es universal(en todas partes donde està el hombre hay cultura), es aprehensible y cambiante.
significa que el hombre hace la cultura XD
mira, el hombre interpreta al mundo de forma diferente, y por eso no todos poseen la misma cultura, además de crearla la enseña, dejandola a las siguientes generaciones. hay signos culturales que nadie sabe de donde salieron, pero otros quizas si. hace de cuanta que en tu casa llega una mascota y vos pensas que es bueno darle de comer a las 3 de la tarde todos los días, bueno eso seria cultura que vos creaste.
espero que te haya servido mi rspuesta n_n
♥xoxo♥ bye!
El hombre es creador de cultura...porque es creado por la cultura.
Se trata de un ciclo de retroalimentación: en algún momento hace cientos de miles de años nuestros ancestros adquirieron un lenguaje simbólico (por ejemplo el de las palabras) mucho más elaborado que el de las otras especies, ese lenguaje simbólico favoreció el desarrollo de la imaginación en forma de inteligencia, la plasmación de la inteligencia de la sociedad es la cultura.
Casi todo lo que el ser humano realiza es cultural, hasta lo más básico e instintivo está impregnado de la cultura (quizás una de las pocas excepciones son los actos biológicos más involuntarios: el respirar común del ser humano es una de las pocas cosas reflejas e instintivas que no requieren de la cultura en el ser humano). La cultura es entonces la expresión de toda sociedad humana, el conjunto de formas de relaciones y comunicaciones de la humanidad, las obras de la humanidad.
Según Freud y Lacan la cultura surge cuando nuestros ancestros debieron repirmir parte de sus instintos (aparece el inconsciente en donde los instintos pasan a ser pulsiones, porque casi todos los instintos en el ser humano dejan de tener un objeto preciso: el animal común -por ejemplo un puma- tiene hambre de carne...nada más, el ser humano tiene un hambre rebuscado y nunca se satisface completamente) y debieron reprimir parte de los instintos para poder desarrollar lo intelectual ya que lo intelectual es lo que permite la mejor supervivencia de los seres humanos. La cultura suele estar asociada entonces a la formación de la sociedad humana, pero para integrar la sociedad (y así sobrevivir como especie) cada individuo humano debe resignar algo de su instintualidad (esto provoca lo que Freud llama : el malestar en la cultura), la cultura humana es también una sublimación de los instintos y cuando tal sublimación es muy elaborada y "solo" parece buscar expresar sensaciones y emociones la cultura deviene en arte.
PD: Belén ¡que tengas MUY buena suerte!