La Mandrágora, la mejor comedia del Renacimiento, y una de las mejores, más brillantes y «modernas» del teatro universal, es la historia, según el autor, de un hecho realmente acaecido en Florencia. La narración de una verità effettuale en la que sus protagonistas, hombres y mujeres, vivos y reales, luchan en pos de la felicidad. Los triunfadores tendrán que aplicar su «virtud» y con ella forzar a la «Fortuna». De entre estos personajes, pretencioso, obtuso y petulante uno, astuto, rápido e inteligente, ingenuo y desamparado, inmoral y aprovechado, otro, quien gana, quien triunfa, es aquel, que mejor sabe amoldarse a los cambios y seguir el rumbo que la Fortuna le depara. Como en toda su obra, Maquiavelo nos ofrece aquí, lo que él considera las claves para la obtención de nuestras ambiciones. Unas ambiciones humanas, en un mundo real, con unos seres humanos que son como son y no como deberían ser, capaces de todo por conseguir lo que desean. La continua experiencia de las cosas del mundo, y la lectura de la historia, le han dado a nuestro autor títulos suficientes para aconsejarnos, sobre todo cuando no nos da, en contra de lo que muchos opinan, ningún juicio moral; tan solo nos presenta la realidad para que nosotros saquemos las consecuencias y usando nuestro libre arbitrio pero bien informados de cómo están las cosas, sin fantasías, ateniéndonos a la verdad efectiva actuemos en consecuencia.
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Resumen del libro
La Mandrágora, la mejor comedia del Renacimiento, y una de las mejores, más brillantes y «modernas» del teatro universal, es la historia, según el autor, de un hecho realmente acaecido en Florencia. La narración de una verità effettuale en la que sus protagonistas, hombres y mujeres, vivos y reales, luchan en pos de la felicidad. Los triunfadores tendrán que aplicar su «virtud» y con ella forzar a la «Fortuna». De entre estos personajes, pretencioso, obtuso y petulante uno, astuto, rápido e inteligente, ingenuo y desamparado, inmoral y aprovechado, otro, quien gana, quien triunfa, es aquel, que mejor sabe amoldarse a los cambios y seguir el rumbo que la Fortuna le depara. Como en toda su obra, Maquiavelo nos ofrece aquí, lo que él considera las claves para la obtención de nuestras ambiciones. Unas ambiciones humanas, en un mundo real, con unos seres humanos que son como son y no como deberían ser, capaces de todo por conseguir lo que desean. La continua experiencia de las cosas del mundo, y la lectura de la historia, le han dado a nuestro autor títulos suficientes para aconsejarnos, sobre todo cuando no nos da, en contra de lo que muchos opinan, ningún juicio moral; tan solo nos presenta la realidad para que nosotros saquemos las consecuencias y usando nuestro libre arbitrio pero bien informados de cómo están las cosas, sin fantasías, ateniéndonos a la verdad efectiva actuemos en consecuencia.
http://www.casadellibro.com/libro-la-mandragora/29...
http://www.elresumen.com/autores/libros_de_nicolas...
La segunda dirección es muy completa
.Imposible dejar copia .Te sugiero
veas por ti mismo . Suerte =O=
La Mandrágora es la regocijante obra de un burgués optimista, feliz, seguro de sà mismo y de sus ideas. Heredera de
la picaresca vitalista de Bocaccio y también de la comedia greco-latina, la subtitulada Comedia de CalÃmaco y de Lucrecia se desarrolla con una fluidez, exactitud y amenidad admirable. Cada acción está marcada y cada personaje caracterizado en su justa proporción, como siguiendo la racionalidad arquitectónica y la simetrÃa renacentista. Para el galán CalÃmaco, acostarse con la bella casada Lucrecia no es más que un problema de lógica, de astucia, cuya resolución se plantea en perfecto orden matemático analizando en primer lugar sus dificultades y sopesando a continuación sus puntos a favor, las circunstancias en las que sustenta su esperanza. Cada uno de los personajes se plantea constantemente su posición y sus intereses como una resta de pros y contras en cada situación. Cuando encontramos po primera vez al fraile Timoteo (corrompido y codicioso, aunque para Maquiavelo no más que el común de los frailes), le vemos sopesando lo que significa aguantar a las fieles pesadas que suelen ser las que más limosnas dejan porque, como sentencia a continuación, no hay miel que no tenga moscas, si bien da la sensación de que para Maquiavelo la miel se encuentra en el mundo en mayor cantidad que las moscas y la labor del hombre es ingeniárselas para apartar éstas últimas de la primera. AsÃ, sin retóricas amorosas, como una simple concatenación de maniobras y negociaciones, se llega a la posesión —nada mitificada— de la adorable Lucrecia. En el feliz final, todos quedan contentos: el galán, su sabio asesor Lygurio (que ha aprobado lo acertado de sus consejos), el fraile (con sus monedas), la bella (que encuentra un amante que le satisface más que su marido) e incluso los dos burlados, la madre de Lucrecia y su cornudo marido, pues creen que han solucionado el problema de la esterilidad de la mujer y confÃan en tener pronto sucesión. Sólo sufre la intangible y estúpida honra familiar de un tonto rico, pero eso, naturalmente, queda entre Maquiavelo y el lector o espectador.