Recibe el nombre de Almamula una mujer condenada por incesto, por vivir con un cura o llevar una vida licenciosa. Se transforma de noche, al dar la primera campanada de las doce en una mulita de pocos años, chica. Galopa haciendo un ruido infernal: arrastra cadenas, da rebuznos estridentes y desesperados, bufa; echa fuego por la boca, las narices y los ojos. Hace ruido como si mascara el freno. Su grito es a veces como un relincho y otras como un llanto de mujer, un quejido que estremece a quienes lo oyen. Llega hasta la puerta de la iglesia y luego recorre el camino de vuelta. Mata a dentelladas a la gente que se le atraviesa y hasta puede comérsela. Lleva las riendas sueltas, de modo que al correr las pisa y se lastima la boca con el freno. Se la ve cuando va a cambiar el tiempo, al soplar fuerte el viento sur; aprovecha las tempestades; durante las tormentas se oye el ruido de cadenas entre los truenos. Ataca las majadas, come algunos animales y deja a muchos dañados. Es más frecuente que viva en Santiago del Estero, pero se dieron casos de apariciones de Almamulas también en Salta, Jujuy, La Rioja, Catamarca y Corrientes. Solo un hombre muy valiente puede salvarla quitándole el freno o cortándole la oreja. Se debe marcar con un cuchillo un cuadrado en la calle que simule una pieza, con una puerta hacia el lugar de dónde viene el Almamula. En ese cuadrado hay que quedarse incado, hacer un cruz, clavar un cuchillo en la tierra y ponerse a rezar. Cuando el alma se acerca hay que pararse de golpe y repetir las palabras: "¡Jesús, María y José!" (tres veces) con un movimiento rápido quitarle el freno de arriba de las orejas. En caso de resultar herida amanece ensangrentada y se la puede reconocer. Cuando se las descubre van perdiendo su poder. Si el hombre que decide atacarla no tiene verdadero coraje, ella lo matará. El cuchillo protege porque es acero y porque tiene una cruz entre el cabo y la hoja. Si algunos vecinos de un pueblo, trasnochando, la oyen, se defienden del miedo con oraciones. Piden por ella. Al toque o llamada de la primera misa, se transforma nuevamente en mujer y puede entrar al hogar. Lo último en tomar forma son los pies, las piernas y las uñas. Es el fantasma más temible de todos los que pueden aparecer y constituye un gran peligro para lo poblados. Galopa por los caminos envuelta en llamas.
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Recibe el nombre de Almamula una mujer condenada por incesto, por vivir con un cura o llevar una vida licenciosa. Se transforma de noche, al dar la primera campanada de las doce en una mulita de pocos años, chica. Galopa haciendo un ruido infernal: arrastra cadenas, da rebuznos estridentes y desesperados, bufa; echa fuego por la boca, las narices y los ojos. Hace ruido como si mascara el freno. Su grito es a veces como un relincho y otras como un llanto de mujer, un quejido que estremece a quienes lo oyen. Llega hasta la puerta de la iglesia y luego recorre el camino de vuelta. Mata a dentelladas a la gente que se le atraviesa y hasta puede comérsela. Lleva las riendas sueltas, de modo que al correr las pisa y se lastima la boca con el freno. Se la ve cuando va a cambiar el tiempo, al soplar fuerte el viento sur; aprovecha las tempestades; durante las tormentas se oye el ruido de cadenas entre los truenos. Ataca las majadas, come algunos animales y deja a muchos dañados. Es más frecuente que viva en Santiago del Estero, pero se dieron casos de apariciones de Almamulas también en Salta, Jujuy, La Rioja, Catamarca y Corrientes. Solo un hombre muy valiente puede salvarla quitándole el freno o cortándole la oreja. Se debe marcar con un cuchillo un cuadrado en la calle que simule una pieza, con una puerta hacia el lugar de dónde viene el Almamula. En ese cuadrado hay que quedarse incado, hacer un cruz, clavar un cuchillo en la tierra y ponerse a rezar. Cuando el alma se acerca hay que pararse de golpe y repetir las palabras: "¡Jesús, María y José!" (tres veces) con un movimiento rápido quitarle el freno de arriba de las orejas. En caso de resultar herida amanece ensangrentada y se la puede reconocer. Cuando se las descubre van perdiendo su poder. Si el hombre que decide atacarla no tiene verdadero coraje, ella lo matará. El cuchillo protege porque es acero y porque tiene una cruz entre el cabo y la hoja. Si algunos vecinos de un pueblo, trasnochando, la oyen, se defienden del miedo con oraciones. Piden por ella. Al toque o llamada de la primera misa, se transforma nuevamente en mujer y puede entrar al hogar. Lo último en tomar forma son los pies, las piernas y las uñas. Es el fantasma más temible de todos los que pueden aparecer y constituye un gran peligro para lo poblados. Galopa por los caminos envuelta en llamas.
De Argentina - Santiago del Estero
hace un tiempo vivà en el noroeste argentino (tucumán,salta,santiago del estero,catamarca) y accedà a buena parte de sus leyendas. la del almamula difiere según donde la escuches. en todos, se trata de una vÃnculo de familia que degenera en incesto, que contempla todas sus variantes: padre-hija,madre-hijo,hermana-hermano. el más débil de la relación se transforma por las noches en un animal que causa daño en el lugar donde vive, sobre todo a la hacienda. hay una forma de "curar" esta maldición:cortar la oreja izquierda o derecha, según el sexo del almamula. en algunos lugares de santiago, también es la relación entre el cura del pueblo y una muchacha.