En Buenos Aires, las transformaciones experimentadas a partir de 1820 fueron profundas y significativas. La existencia de un proyecto compartido entre los miembros del gobierno bonaerense acerca de la necesidad de la expansión de la ganadería y el apoyo de los terratenientes y estancieros a este proyecto sentaron las bases de la llamada "feliz experiencia" del gobierno de Martín Rodríguez, con Bernardino Rivadavia como figura clave de las reformas. No obstante, este crecimiento de la economía provincial se produjo en el contexto de una lucha facciosa entre intereses contrapuestos. En esta lucha, los británicos jugaron un rol de arbitraje.
Los primeros indicios de los nuevos conflictos se manifestaron con la creación en 1822 del Banco de Descuentos (o Banco de Buenos Ayres). La entidad, que fue creada por la ley del 22 de junio, monopolizaba la actividad bancaria en la provincia, era de propiedad privada, y tenía la facultad de emitir billetes, descontar documentos a noventa días e intervenir en el comercio exterior, siendo además agente bancario del gobierno bonaerense. Alrededor del 58% del capital pertenecía a comerciantes británicos. Más allá de los beneficios generales que produjo a la economía bonaerense, fue un excelente negocio para un reducido grupo, generando recelos entre sus competidores.
Los enfrentamientos se prolongaron con la gestión del empréstito que la Legislatura provincial aprobó en agosto de 1822. La idea de colocar empréstitos en el exterior surgió del deseo de los empresarios y ahorristas ingleses de invertir los capitales ganados gracias a la revolución industrial: 600 compañías para la inversión en el exterior se fundaron en Londres entre 1821 y 1823, y de ellas 26 se proponían negocios mineros en América. En consonancia con este clima, se formó en Buenos Aires un consorcio integrado por los más poderosos comerciantes británicos y criollos que propusieron al gobierno porteño la contratación de un empréstito.
A su vez, la ley del 28 de noviembre de 1822 autorizó al gobierno de Buenos Aires a tomar en préstamo hasta 5 millones de pesos y negociar con Baring Brothers. Formaban el grupo los hermanos Robertson, Félix Castro, Braulio Costa, Manuel Riglos y Juan Pablo Sáenz Valiente, que actuaban no como intermediarios sino como verdaderos contratantes. En calidad de tales adelantaron al gobierno de Buenos Aires 50.000 libras y recibieron la autorización oficial para quedarse con la diferencia entre lo solicitado por el gobierno provincial y lo que se obtuviera en plaza. El gobierno había declarado que utilizaría el empréstito para construir un puerto, fundar dos pueblos de fronteras e instalar las aguas corrientes en la ciudad de Buenos Aires. Recibió finalmente 3 millones de pesos oro, después de haber sido deducidos el interés y la amortización que correspondían hasta el 12 de enero de 1827. El grupo comercial que había tenido la iniciativa obtuvo enormes ganancias: una comisión que resultó muy alta para la época; la posibilidad de recibir las libras y canjearlas por papeles del Río de la Plata; un mayor respaldo al Banco de Descuentos controlado por el mismo grupo; la suba de los títulos públicos -muchos miembros del grupo habían especulado al alza-, y por último la recepción de ese mismo dinero en préstamo, pues hasta que se decidiera su destino final parte del dinero obtenido fue prestado a los comerciantes de plaza.
Se pensaba por entonces que era posible realizar otros negocios aprovechando tanto la fluidez de la plaza londinense como el apoyo del gobierno bonaerense para respaldar la acción de los intermediarios; esta situación originó disputas entre los interesados, las cuales fueron minando la solidez del grupo dirigente.
Answers & Comments
Verified answer
En Buenos Aires, las transformaciones experimentadas a partir de 1820 fueron profundas y significativas. La existencia de un proyecto compartido entre los miembros del gobierno bonaerense acerca de la necesidad de la expansión de la ganadería y el apoyo de los terratenientes y estancieros a este proyecto sentaron las bases de la llamada "feliz experiencia" del gobierno de Martín Rodríguez, con Bernardino Rivadavia como figura clave de las reformas. No obstante, este crecimiento de la economía provincial se produjo en el contexto de una lucha facciosa entre intereses contrapuestos. En esta lucha, los británicos jugaron un rol de arbitraje.
Los primeros indicios de los nuevos conflictos se manifestaron con la creación en 1822 del Banco de Descuentos (o Banco de Buenos Ayres). La entidad, que fue creada por la ley del 22 de junio, monopolizaba la actividad bancaria en la provincia, era de propiedad privada, y tenía la facultad de emitir billetes, descontar documentos a noventa días e intervenir en el comercio exterior, siendo además agente bancario del gobierno bonaerense. Alrededor del 58% del capital pertenecía a comerciantes británicos. Más allá de los beneficios generales que produjo a la economía bonaerense, fue un excelente negocio para un reducido grupo, generando recelos entre sus competidores.
Los enfrentamientos se prolongaron con la gestión del empréstito que la Legislatura provincial aprobó en agosto de 1822. La idea de colocar empréstitos en el exterior surgió del deseo de los empresarios y ahorristas ingleses de invertir los capitales ganados gracias a la revolución industrial: 600 compañías para la inversión en el exterior se fundaron en Londres entre 1821 y 1823, y de ellas 26 se proponían negocios mineros en América. En consonancia con este clima, se formó en Buenos Aires un consorcio integrado por los más poderosos comerciantes británicos y criollos que propusieron al gobierno porteño la contratación de un empréstito.
A su vez, la ley del 28 de noviembre de 1822 autorizó al gobierno de Buenos Aires a tomar en préstamo hasta 5 millones de pesos y negociar con Baring Brothers. Formaban el grupo los hermanos Robertson, Félix Castro, Braulio Costa, Manuel Riglos y Juan Pablo Sáenz Valiente, que actuaban no como intermediarios sino como verdaderos contratantes. En calidad de tales adelantaron al gobierno de Buenos Aires 50.000 libras y recibieron la autorización oficial para quedarse con la diferencia entre lo solicitado por el gobierno provincial y lo que se obtuviera en plaza. El gobierno había declarado que utilizaría el empréstito para construir un puerto, fundar dos pueblos de fronteras e instalar las aguas corrientes en la ciudad de Buenos Aires. Recibió finalmente 3 millones de pesos oro, después de haber sido deducidos el interés y la amortización que correspondían hasta el 12 de enero de 1827. El grupo comercial que había tenido la iniciativa obtuvo enormes ganancias: una comisión que resultó muy alta para la época; la posibilidad de recibir las libras y canjearlas por papeles del Río de la Plata; un mayor respaldo al Banco de Descuentos controlado por el mismo grupo; la suba de los títulos públicos -muchos miembros del grupo habían especulado al alza-, y por último la recepción de ese mismo dinero en préstamo, pues hasta que se decidiera su destino final parte del dinero obtenido fue prestado a los comerciantes de plaza.
Se pensaba por entonces que era posible realizar otros negocios aprovechando tanto la fluidez de la plaza londinense como el apoyo del gobierno bonaerense para respaldar la acción de los intermediarios; esta situación originó disputas entre los interesados, las cuales fueron minando la solidez del grupo dirigente.
Más Información
http://www.argentina-rree.com/2/2-046.htm