algun cuento infantil endonde el personaje sea un rehilete, un molinito de viento o el propio viento, que pueda contar a un grupo de kinder, me urge, el que me de el mejor cuento le doy los dies puntos
pues quiero complementarlo con actividades de los niños. gracias.
Actualización:pero dame el cuento o el link donde pueda leerlo y descargarlo
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Cierto día se encontraba un rehilete muy quietecito y triste porque no podía jugar, pues parecía que el viento se había ido a dormir y se había olvidado de soplar para que él pudiera girar.
Pasó por ahí volando un pajarito, y vino y se paró sobre el rehilete que estaba sembrado en un jardín.
El pajarito se dio cuenta de que el rehilete estaba triste y le dijo:
¿Oye amigo porqué estás tan triste? El rehilete le contestó:
Es que me gusta mucho girar y girar sin parar, para mi es un juego y es mi orgullo que mis aspas giren y giren, y que los niños se sientan encantados al verme girar, pero resulta que hoy precisamente el viento se ha quedado dormido, y no ha querido venir a jugar conmigo.
El pajarito le dijo entonces: Bien amigo rehilete, y ¿qué puedo hacer yo para ayudarte? ¿quieres que agite mis alas para que tus aspas se muevan?
El rehilete se sintió contento y aceptó la propuesta del pajarito.
El pajarito se colocó delante del rehilete y comenzó a agitar sus alas tan rápido como podía, pero cada vez que lo hacía, se elevaba y dejaba de hacer que las aspas giraran. Por más esfuerzos que hacía, no lograba que las aspas giraran más de una vuelta.
Finalmente se dieron cuenta ambos, que era inútil seguir intentándolo. El pajarito estaba cansadísimo, y el rehilete se sentía aún más triste que antes.
De pronto se acercó un colibrí, batiendo sus alas tan rápido y sin embargo sin elevarse de donde estaba. Había estado observando al pajarito y al rehilete. El colibrí nunca había visto un rehilete, y pensaba para sí. ¡Qué flor tan más extraña! Tiene pétalos de distintos colores, además están muy tiesos, y no tiene estambres. Se animó por fin a acercarse, y el otro pajarito lo saludó. Hola colibrí, que bueno que andas por aquí, quizás tú puedas ayudarnos. El colibrí se extrañó y preguntó, ¿y cómo puedo ayudarlos? El pajarito explicó entonces que el viento se hallaba descansando y que por ese motivo, el rehilete no podía girar, y se encontraba muy triste porque quería jugar para atraer a los niños.
El colibrí se quedó viendo al rehilete y se le antojó jugar y ayudarlo.
Se puso a volar frente al rehilete, que comenzó a girar y girar y seguir girando a todo lo que daba, impulsado por el viento que provocaba el rapidísimo movimiento de las alas del colibrí.
El colibrí quedó fascinado por el giro y se dispuso a seguir sacudiendo sus alitas a toda velocidad.
Después de un rato, el colibrí comenzó a aburrirse con el juego, y a tener apetito. Le dijo entonces al rehilete. Amigo, me gustaría poder ayudarte todo el tiempo, pero necesito libar la miel de las flores porque tengo mucho apetito después de haber estado aquí batiendo mis alas frente a tí para que giraras, así que con pena me retiro pero no puedo continuar ayudándote.
El rehilete comprendió y agradeció al colibrí el esfuerzo realizado, y en un momento dado se quedó quietecito viendo cómo se alejaba el colibrí a libar el néctar de las flores.
El pajarito se volvió a acercar y le dijo: Amigo tienes que conformarte con haber girado un rato, pues eso ya fue siquiera un avance. Mientras el viento siga de dormilón, pues no podremos hacer otra cosa.
El rehilete le respondió que comprendía que no podía continuar jugando sino hasta que el viento se despertara.
Finalmente el viento comenzó a bostezar y a estirarse, ya había descansado suficiente. En cuanto comenzó a activarse, el rehilete comenzó a girar poco a poquito, pero muy contento pues sabía que el viento ya despierto lo haría girar muchísimo.
Un grupo de niños que se hallaba cerca del jardín, al sentir el viento en la cara se pusieron a ver al rehilete que iba girando 1, 2, 3 vueltas y paraba, y recomenzaba 1, 2, 3 vueltas y casi ajustaba la 4ta vuelta.
Cuando al fin el viento comenzó a soplar más fuertemente, el rehilete también comenzó a girar rápidamente, y los niños pudieron disfrutar de ver al rehilete girar y girar y girar sin parar.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
el viento soplon