El Homo Sapiens Sapiens surgió hace aproximadamente 50 000 años. El Hombre de Cromagnon es el hallazgo más representativo de esta especie, cuyo desarrollo coincidió con el final de la Era Glacial, lo que provocó que se expandiera por diversas partes del mundo, así, América vio su presencia hace 40 000 años. Con el Homo Sapiens Sapiens se inició el Mesolítico.
En cuanto a sus características, el Hombre de Cromagnon era de contextura muy similar a la del ser humano actual: de frente amplia, con arcos superciliares leves, de una estatura que podía llegar hasta 1,80 metros. Su capacidad craneal era 1 600 centímetros cúbicos.
A pesar de la anatomía más semejante a la del hombre moderno, la tesis de que el neandertal se mezcló con el Homo Sapiens no es aceptada por muchos especialistas.
Para la mayoría de los expertos, el neandertal no contribuyó en la composición genética del hombre moderno.
HOMO SAPIENS
El Homo sapiens está caracterizado, desde el punto de vista taxonómico, como un animal (reino Animal), dotado de una espina dorsal (filo de los Cordados), segmentada (subfilo Vertebrados); la madre da de mamar a sus crías (clase de los Mamíferos), cuya gestación se realiza en el útero dentro de una placenta (subclase de los Euterios); está provisto de extremidades que tienen 5 dedos, posee clavícula y un único par de glándulas mamarias situadas en el pecho (orden de los Primates). Los ojos se encuentran emplazados en la parte frontal de la cabeza, lo que facilita la visión estereoscópica (capacidad de apreciar el relieve y la distancia a la que se encuentran los objetos); el cerebro es grande en relación con el tamaño del cuerpo (suborden Antropoideos). La especie pertenece a la familia de los Homínidos, cuyas características generales se describirán más adelante.
Las características del esqueleto que distinguen al Homo sapiens de sus parientes primates más próximos —el gorila, el chimpancé y el orangután— son consecuencia de una adaptación muy temprana a una postura erecta y a una forma de caminar que utiliza sólo las extremidades posteriores (bipedación). Gracias a la columna vertebral que poseen, el centro de gravedad se sitúa justo encima de la superficie de soporte que constituyen los pies, lo que proporciona la estabilidad necesaria para caminar. Hay otras modificaciones mecánicas imprescindibles para conseguir la bipedación: una pelvis ancha, una rodilla que puede doblarse en un solo sentido, un hueso del talón alargado y un pulgar largo alineado con el resto de los dedos del pie. Aunque otros antropoides presentan grados de bipedación diferentes, todos tienen en común la presencia de una columna vertebral recta o arqueada, pies prensiles, piernas arqueadas y manos utilizadas como apoyo cuando caminan.
La bipedación perfecta del ser humano conlleva la liberación de las manos, que se convierten de esta forma en instrumentos muy sensibles, capaces de manipular los objetos de forma muy precisa. El detalle estructural más importante de esta adaptación es el pulgar humano, que es alargado, puede rotar con bastante libertad y puede oponerse al resto de los dedos de la mano. Los requerimientos fisiológicos necesarios para el desarrollo de la capacidad de habla aparecieron como consecuencia de la adquisición de la postura erguida, que permitió la ubicación adecuada de las cuerdas vocales, y de la utilización más compleja de las manos. Por último, el habla se desarrolló por completo gracias al aumento de tamaño y especialización de un área determinada del cerebro (la circunvolución de Broca), lo cual es un requisito previo para conseguir el control preciso de los labios y de la lengua.
El cerebro del Homo sapiens es grande (capacidad media de 1.400 cc) y tiene más o menos el doble del tamaño que el cerebro de sus antepasados prehistóricos. Este espectacular aumento del tamaño cerebral en tan sólo 2 millones de años se consiguió en virtud de un proceso denominado neotenia, que consiste en la retención de características propias de estados juveniles durante más tiempo. El estado juvenil del cerebro y el desarrollo del cráneo se prolongan en el tiempo de forma que crecen durante un periodo de tiempo más largo que el habitualmente requerido para alcanzar la madurez sexual. A diferencia del cráneo adulto de los humanos primitivos, que tenían una frente poco prominente y una mandíbula dirigida hacia delante, el cráneo del hombre —con variaciones de poca importancia desde el punto de vista biológico— conserva un tamaño grande en comparación con el resto del cuerpo, tiene una bóveda craneana redonda y elevada, una cara aplanada y una mandíbula de tamaño reducido, lo que en conjunto recuerda a las características del cráneo del chimpancé joven. El agrandamiento del cráneo requiere a su vez modificaciones anatómicas para que el feto pueda pasar a través del canal del parto; en consecuencia, la pelvis se ensancha al llegar a la madurez (con la consiguiente pérdida de velocidad en la loc
HOMO SAPIENS SAPIENS:Durante más o menos los últimos 30,000 años, el Homo Sapiens Sapiens es la única especie humana que ha existido.
Uno de los fósiles más antiguos encontrados de nuestra especie fue la del Hombre de Cro-Magnon encontrados en una región francesa. Esta especie pobló el Sur Oeste de Asia durante la última era glaciar.
Las características físicas con relación al Homo Sapiens cambiaron un poco. Estos seres aumentaron de talla y peso y su cerebro siguió creciendo y evolucionando.
Con el Homo sapiens sapiens aparecen los diferentes grupos o razas humanas, a este fenómeno se le llamó raciación. Empieza a haber diferentes colores de piel, de pelo, forma y color de los ojos y desde hace más o menos 50 mil años no hemos evolucionado mucho físicamente.
HOMO SAPIENS:os seres humanos constituyen, desde el punto de vista biológico, una sola especie animal: Homo sapiens. Son también llamados genéricamente hombres, aunque ese término se aplica también específicamente a los individuos de sexo masculino.[1] Sus capacidades le permiten aprender o utilizar matemáticas, escritura, conocimientos científicos, tecnología y estructuras lingüísticas complejas, lo que lo convierten en un ente muy social, capaz de concebir, transmitir y aprender conceptos totalmente abstractos. Hasta lo que hoy se sabe, ha sido el único ser vivo terrícola en visitar otro cuerpo del Sistema Solar; concretamente la Luna.
En el pasado, el género Homo fue más diversificado, y durante el último millón y medio de años incluyó numerosas otras especies. Desde la extinción del Homo neanderthalensis, hace 25.000 años y del Homo floresiensis, hace unos 12.000 años, el Homo sapiens es la única especie viva del género Homo que aún prevalece en el tiempo.
Hasta hace poco, la biología utilizaba un nombre trinomial Homo sapiens sapiens para esta especie, pero más recientemente se ha descartado el nexo filogenético entre el Neandertal y la actual humanidad,[2] por lo que se usa exclusivamente el nombre binomial. Homo sapiens pertenece a una estirpe de Primates, los hominoideos. Evolutivamente se diferenció en África y de ese ancestro surgió la familia de la que forman parte los homínidos.
El ser humano prácticamente desconoce los alcances y destino de nuestra propia especie. Filosóficamente, el ser humano se ha definido y redefinido a sí mismo de numerosas maneras, otorgándose de esta manera un propósito, ya positivo, ya negativo, respecto de su propia existencia. Existen diversos sistemas religiosos e ideales filosóficos que, de acuerdo a una diversa gama de culturas e ideales individuales, tienen como propósito y función responder dichas interrogantes. Los seres humanos tienen la capacidad de ser conscientes de sí mismos así como de su pasado; saben que tienen el poder de cambiar, crear y destruir muchas cosas. En función a esto, han creado diversos códigos o sistemas morales relacionados directamente con estas conductas. Además, pueden además estar conscientes de responsabilidades y peligros provenientes de la naturaleza así como de otros seres humano
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Homo Sapiens Sapiens:
El Homo Sapiens Sapiens surgió hace aproximadamente 50 000 años. El Hombre de Cromagnon es el hallazgo más representativo de esta especie, cuyo desarrollo coincidió con el final de la Era Glacial, lo que provocó que se expandiera por diversas partes del mundo, así, América vio su presencia hace 40 000 años. Con el Homo Sapiens Sapiens se inició el Mesolítico.
En cuanto a sus características, el Hombre de Cromagnon era de contextura muy similar a la del ser humano actual: de frente amplia, con arcos superciliares leves, de una estatura que podía llegar hasta 1,80 metros. Su capacidad craneal era 1 600 centímetros cúbicos.
A pesar de la anatomía más semejante a la del hombre moderno, la tesis de que el neandertal se mezcló con el Homo Sapiens no es aceptada por muchos especialistas.
Para la mayoría de los expertos, el neandertal no contribuyó en la composición genética del hombre moderno.
HOMO SAPIENS
El Homo sapiens está caracterizado, desde el punto de vista taxonómico, como un animal (reino Animal), dotado de una espina dorsal (filo de los Cordados), segmentada (subfilo Vertebrados); la madre da de mamar a sus crías (clase de los Mamíferos), cuya gestación se realiza en el útero dentro de una placenta (subclase de los Euterios); está provisto de extremidades que tienen 5 dedos, posee clavícula y un único par de glándulas mamarias situadas en el pecho (orden de los Primates). Los ojos se encuentran emplazados en la parte frontal de la cabeza, lo que facilita la visión estereoscópica (capacidad de apreciar el relieve y la distancia a la que se encuentran los objetos); el cerebro es grande en relación con el tamaño del cuerpo (suborden Antropoideos). La especie pertenece a la familia de los Homínidos, cuyas características generales se describirán más adelante.
Las características del esqueleto que distinguen al Homo sapiens de sus parientes primates más próximos —el gorila, el chimpancé y el orangután— son consecuencia de una adaptación muy temprana a una postura erecta y a una forma de caminar que utiliza sólo las extremidades posteriores (bipedación). Gracias a la columna vertebral que poseen, el centro de gravedad se sitúa justo encima de la superficie de soporte que constituyen los pies, lo que proporciona la estabilidad necesaria para caminar. Hay otras modificaciones mecánicas imprescindibles para conseguir la bipedación: una pelvis ancha, una rodilla que puede doblarse en un solo sentido, un hueso del talón alargado y un pulgar largo alineado con el resto de los dedos del pie. Aunque otros antropoides presentan grados de bipedación diferentes, todos tienen en común la presencia de una columna vertebral recta o arqueada, pies prensiles, piernas arqueadas y manos utilizadas como apoyo cuando caminan.
La bipedación perfecta del ser humano conlleva la liberación de las manos, que se convierten de esta forma en instrumentos muy sensibles, capaces de manipular los objetos de forma muy precisa. El detalle estructural más importante de esta adaptación es el pulgar humano, que es alargado, puede rotar con bastante libertad y puede oponerse al resto de los dedos de la mano. Los requerimientos fisiológicos necesarios para el desarrollo de la capacidad de habla aparecieron como consecuencia de la adquisición de la postura erguida, que permitió la ubicación adecuada de las cuerdas vocales, y de la utilización más compleja de las manos. Por último, el habla se desarrolló por completo gracias al aumento de tamaño y especialización de un área determinada del cerebro (la circunvolución de Broca), lo cual es un requisito previo para conseguir el control preciso de los labios y de la lengua.
El cerebro del Homo sapiens es grande (capacidad media de 1.400 cc) y tiene más o menos el doble del tamaño que el cerebro de sus antepasados prehistóricos. Este espectacular aumento del tamaño cerebral en tan sólo 2 millones de años se consiguió en virtud de un proceso denominado neotenia, que consiste en la retención de características propias de estados juveniles durante más tiempo. El estado juvenil del cerebro y el desarrollo del cráneo se prolongan en el tiempo de forma que crecen durante un periodo de tiempo más largo que el habitualmente requerido para alcanzar la madurez sexual. A diferencia del cráneo adulto de los humanos primitivos, que tenían una frente poco prominente y una mandíbula dirigida hacia delante, el cráneo del hombre —con variaciones de poca importancia desde el punto de vista biológico— conserva un tamaño grande en comparación con el resto del cuerpo, tiene una bóveda craneana redonda y elevada, una cara aplanada y una mandíbula de tamaño reducido, lo que en conjunto recuerda a las características del cráneo del chimpancé joven. El agrandamiento del cráneo requiere a su vez modificaciones anatómicas para que el feto pueda pasar a través del canal del parto; en consecuencia, la pelvis se ensancha al llegar a la madurez (con la consiguiente pérdida de velocidad en la loc
bueno bueno la principal caracteristica de
este sujeta era que el si pensaba (hombre que piensa)
dejaba de ser tan salvaje para entrar al razocinio,
su fisiko muy parecido al homo habilis...
el cabello era corto, craneo mmm ondulado o como
cabeza de mono (asi lo veo yo)
igual era muy velludo. no cambiaba mucho
de los otros homos solo ke si pensaba mas
HOMO SAPIENS SAPIENS:Durante más o menos los últimos 30,000 años, el Homo Sapiens Sapiens es la única especie humana que ha existido.
Uno de los fósiles más antiguos encontrados de nuestra especie fue la del Hombre de Cro-Magnon encontrados en una región francesa. Esta especie pobló el Sur Oeste de Asia durante la última era glaciar.
Las características físicas con relación al Homo Sapiens cambiaron un poco. Estos seres aumentaron de talla y peso y su cerebro siguió creciendo y evolucionando.
Con el Homo sapiens sapiens aparecen los diferentes grupos o razas humanas, a este fenómeno se le llamó raciación. Empieza a haber diferentes colores de piel, de pelo, forma y color de los ojos y desde hace más o menos 50 mil años no hemos evolucionado mucho físicamente.
HOMO SAPIENS:os seres humanos constituyen, desde el punto de vista biológico, una sola especie animal: Homo sapiens. Son también llamados genéricamente hombres, aunque ese término se aplica también específicamente a los individuos de sexo masculino.[1] Sus capacidades le permiten aprender o utilizar matemáticas, escritura, conocimientos científicos, tecnología y estructuras lingüísticas complejas, lo que lo convierten en un ente muy social, capaz de concebir, transmitir y aprender conceptos totalmente abstractos. Hasta lo que hoy se sabe, ha sido el único ser vivo terrícola en visitar otro cuerpo del Sistema Solar; concretamente la Luna.
En el pasado, el género Homo fue más diversificado, y durante el último millón y medio de años incluyó numerosas otras especies. Desde la extinción del Homo neanderthalensis, hace 25.000 años y del Homo floresiensis, hace unos 12.000 años, el Homo sapiens es la única especie viva del género Homo que aún prevalece en el tiempo.
Hasta hace poco, la biología utilizaba un nombre trinomial Homo sapiens sapiens para esta especie, pero más recientemente se ha descartado el nexo filogenético entre el Neandertal y la actual humanidad,[2] por lo que se usa exclusivamente el nombre binomial. Homo sapiens pertenece a una estirpe de Primates, los hominoideos. Evolutivamente se diferenció en África y de ese ancestro surgió la familia de la que forman parte los homínidos.
El ser humano prácticamente desconoce los alcances y destino de nuestra propia especie. Filosóficamente, el ser humano se ha definido y redefinido a sí mismo de numerosas maneras, otorgándose de esta manera un propósito, ya positivo, ya negativo, respecto de su propia existencia. Existen diversos sistemas religiosos e ideales filosóficos que, de acuerdo a una diversa gama de culturas e ideales individuales, tienen como propósito y función responder dichas interrogantes. Los seres humanos tienen la capacidad de ser conscientes de sí mismos así como de su pasado; saben que tienen el poder de cambiar, crear y destruir muchas cosas. En función a esto, han creado diversos códigos o sistemas morales relacionados directamente con estas conductas. Además, pueden además estar conscientes de responsabilidades y peligros provenientes de la naturaleza así como de otros seres humano