Los médicos romanos son los herederos de esta nueva cosmovisión de la enfermedad como proceso natural, alejado del paradigma mágico o teológico. Aulo Cornelio Celso propone, al modo de los egipcios, actividades lúdicas (música, pintura) para el tratamiento de determinados desórdenes mentales ("insania") y desarrolla una clasificación de las enfermedades en tópicas o locales y sistémicas o generales. Dentro de las generales distingue un subgrupo de enfermedades mentales, que pueden ser febriles (delirios) y no febriles (locura). Galeno, por su parte, localizó la razón en el cerebro, y sus estudios de las lesiones cerebrales le llevaron a postular que el daño provocado en un lado del encéfalo se correspondía con alteraciones en las extremidades del lado opuesto. Según Galeno, las causas de la locura podían estar en el organismo (daño cerebral, alcoholismo,...) o en la mente (fobia, desengaño, melancolía...).
La Edad Media
Juana la loca, ilustrada, amante de la música, y enajenada por su amor al heredero del imperio alemán. Vivió cuarenta años encerrada en Tordesillas.
Algunos autores afirman que, en esta época, la enfermedad mental retornó a la categoría de posesión diabólica. La epilepsia, por ejemplo, ha sido confundida con frecuencia con la posesión, desde la cultura faraónica egipcia, pasando por la Edad Media y hasta nuestros días. Una notable aportación, contraria a esta visión del enfermo mental, se encuentra en Tomás de Aquino, quien sostiene que el alma, de origen no terreno, no puede por tanto enfermar, y achaca la enfermedad mental (aegritudo animalis) a algún trastorno del cuerpo susceptible de ser tratado. Ya en siglo IV, Aurelius Agustinus (Agustín de Hipona) había subrayado la importancia de la introspección como fuente de autoconocimiento, siendo por ello considerado por algunos autores como el precursor del psicoanálisis.
Fuera de ese contexto, como sucedió en otras ramas del saber, hay que destacar el papel de la cultura árabe, de la que hay que reseñar la creación de la primera institución de acogida para locos conocido en Bagdad, en el año 792 (Dayr Hizquil, "casa para locos"), durante la dinastía Omeya. Se encuentran otros asilos para locos en El Cairo (873), Damasco (800), Alepo (1270) o Granada (1365). La acogida de personas caracterizadas como locas en Europa, sobre la base de su necesidad de tutela jurídica y personal dio lugar al desarrollo de espacios especializados en hospitales y hospicios desde el siglo XIII- por ejemplo en Bedlam, probablemente a partir de la influencia de la relectura del Derecho Romano y del problema que planteaba la tutela jurídica de los dementes.
Entre los médicos del islam medieval, Avicena menciona en su Canon de medicina algunas enfermedades mentales y desarrolla un intento de correlación de las mismas con algunas alteraciones orgánicas. Rhazes se atreve con una clasificación de las enfermedades mentales (y con alguna propuesta de psicoterapia) y Maimónides, judío hispano en un entorno cultural islámico, menciona en su obra algunos aspectos de higiene mental. En los siglos XII y XIII, los traductores de Toledo, al traducir estas versiones de los autores clásicos, sus comentadores y las obras científicas árabes, las hicieron accesibles a la Europa cristiana y facilitaron el desarrollo de la Escolástica y la ciencia medievales
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Los médicos romanos son los herederos de esta nueva cosmovisión de la enfermedad como proceso natural, alejado del paradigma mágico o teológico. Aulo Cornelio Celso propone, al modo de los egipcios, actividades lúdicas (música, pintura) para el tratamiento de determinados desórdenes mentales ("insania") y desarrolla una clasificación de las enfermedades en tópicas o locales y sistémicas o generales. Dentro de las generales distingue un subgrupo de enfermedades mentales, que pueden ser febriles (delirios) y no febriles (locura). Galeno, por su parte, localizó la razón en el cerebro, y sus estudios de las lesiones cerebrales le llevaron a postular que el daño provocado en un lado del encéfalo se correspondía con alteraciones en las extremidades del lado opuesto. Según Galeno, las causas de la locura podían estar en el organismo (daño cerebral, alcoholismo,...) o en la mente (fobia, desengaño, melancolía...).
La Edad Media
Juana la loca, ilustrada, amante de la música, y enajenada por su amor al heredero del imperio alemán. Vivió cuarenta años encerrada en Tordesillas.
Algunos autores afirman que, en esta época, la enfermedad mental retornó a la categoría de posesión diabólica. La epilepsia, por ejemplo, ha sido confundida con frecuencia con la posesión, desde la cultura faraónica egipcia, pasando por la Edad Media y hasta nuestros días. Una notable aportación, contraria a esta visión del enfermo mental, se encuentra en Tomás de Aquino, quien sostiene que el alma, de origen no terreno, no puede por tanto enfermar, y achaca la enfermedad mental (aegritudo animalis) a algún trastorno del cuerpo susceptible de ser tratado. Ya en siglo IV, Aurelius Agustinus (Agustín de Hipona) había subrayado la importancia de la introspección como fuente de autoconocimiento, siendo por ello considerado por algunos autores como el precursor del psicoanálisis.
Fuera de ese contexto, como sucedió en otras ramas del saber, hay que destacar el papel de la cultura árabe, de la que hay que reseñar la creación de la primera institución de acogida para locos conocido en Bagdad, en el año 792 (Dayr Hizquil, "casa para locos"), durante la dinastía Omeya. Se encuentran otros asilos para locos en El Cairo (873), Damasco (800), Alepo (1270) o Granada (1365). La acogida de personas caracterizadas como locas en Europa, sobre la base de su necesidad de tutela jurídica y personal dio lugar al desarrollo de espacios especializados en hospitales y hospicios desde el siglo XIII- por ejemplo en Bedlam, probablemente a partir de la influencia de la relectura del Derecho Romano y del problema que planteaba la tutela jurídica de los dementes.
Entre los médicos del islam medieval, Avicena menciona en su Canon de medicina algunas enfermedades mentales y desarrolla un intento de correlación de las mismas con algunas alteraciones orgánicas. Rhazes se atreve con una clasificación de las enfermedades mentales (y con alguna propuesta de psicoterapia) y Maimónides, judío hispano en un entorno cultural islámico, menciona en su obra algunos aspectos de higiene mental. En los siglos XII y XIII, los traductores de Toledo, al traducir estas versiones de los autores clásicos, sus comentadores y las obras científicas árabes, las hicieron accesibles a la Europa cristiana y facilitaron el desarrollo de la Escolástica y la ciencia medievales
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