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La imagen de la justicia es la de una mujer ciega que sujeta una balanza (balanza, del latín bis lanx, dos platos).

El origen remoto de esta representación es la diosa egipcia Maat, que pesaba el corazón de los muertos ayudándose de una pluma de avestruz, para decidir si merecían o no la vida ultramundana. Maat significa por cierto verdad, justicia, orden, paridad y equilibrio.

A partir de esta imagen de Maat que vemos en los papiros, surgen muchas otras. Por ejemplo, en el libro de Job leemos. “Que Dios me pese en la balanza de la justicia y El sabrá que soy inocente…”. En la Ilíada, Homero también nos cuenta que Zeus juzgará con su balanza el alma de Héctor y ajustará las cuentas con él.. Hay, por supuesto, todo un elenco de diosas griegas que se inspiran en Maat, y simbolizan la idea de Justicia divina, como Themis y sus hijas y colaboradoras Diké, Eunomia y Astrea. Themis es la amante y “secretaria de Zeus”, hija de Urano y Gaya (o sea, hija del matrimonio de Cielo y Tierra). Su papel en el Olimpo es mantener el orden en las asambleas de los Dioses, es decir, una especie de Presidente de las Cortes.

Los romanos fusionaron a Themis y sus hijas en una diosa única, orientada más bien a la justicia humana o social que a la divina. Concibieron así a la diosa Iustitia, a la que dotaron de una imagen icónica universal, tal vez la única representación visual que los romanos dieron a una virtud, lo que indica mucho sobre su obsesión por el Derecho.

Pero la Iustitia romana puede que sujetase una balanza, como Maat (de hecho se la representaba con muchas otras cosas, incluyendo el fasces romano, símbolo del poder político), pero en ningún caso se la mostraba con una venda en los ojos. Todo lo contrario. De hecho, Aulo Gelio nos habla de su “apariencia severa y su mirada vivaz”. Esto está en la línea de lo que Menandro decía de la equivalente griega Diké, a la que atribuía una “mirada que lo veía todo”.

La venda, la ceguera de la Justicia es por tanto algo estrictamente moderno, que tiene su origen en la iconografía renacentista, como en el famoso grabado de Peter Brueghel el Viejo, “Justicia”, que reproduzco arriba. A partir de ahí, la Justicia icónica nunca más vuelve a tener visión. Maat y Themis se han quedado ciegas.

Se supone que con esa ceguera, que conceptualmente es tan absurda, se pretende transmitir la idea de la imparcialidad de la Justicia.

Pero a mí me parece que la implantación de la dichosa venda significa más bien la profunda desconfianza del inconsciente colectivo del hombre moderno frente a la noción de justicia humana.

Por si fuera poco, en la mayoría de las representaciones modernas de la diosa Justitia, su balanza está desequilibrada. Se crea o no esto es así. En una proporción de 4 a 1.

Ciega y desequilibrada. Así ve el hombre moderno a la ancestral y clarividente Maat de los egipcios, aquella diosa de vista de águila que calibraba el corazón humano con la precisión de una pluma.

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