Que hermosa leyenda, Bibi, me encantó leerla - y conocerla, - gracias a tu inquietud.
Dicen los tehuelches que la Patagonia era solo hielo y nieve cuando el cisne la cruzó, volando por primera vez. Venía desde más allá del mar, de la isla divina donde Kóoch había creado la vida y donde había nacido Elal, a quién cargó en su blanco lomo para depositarlo sobre la cumbre del cerro Chaltén (ubicado en la zona cordillerana de Santa Cruz, conocido hoy como cerro Fitz Roy).
Dicen también que detrás del cisne volaron el resto de los pájaros, que los peces los siguieron por el agua y que los animales terrestres cruzaron el océano a bordo de unos y de otros. Así la nueva tierra se pobló de guanacos, de liebres y de zorros; los patos y los flamencos ocuparon las lagunas y surcaron por primera vez el desnudo cielo patagónico los chingolos, los chorlos y los cóndores. Por eso Elal no estuvo solo en el Chaltén; los pájaros le trajeron alimento y lo cobijaron entre sus plumas suaves. Durante tres días y tres noches permaneció en la cumbre, contemplando el desierto helado que su estirpe de héroe transformaría para siempre.
Cuando Elal comenzó a bajar por la ladera de la montaña le salieron al encuentro Kókeshke (el frío) y Shie (la nieve). Los dos hermanos que hasta entonces dominaban la Patagonia lo atacaron furiosos, ayudados por el hielo y por Máip (el viento asesino). Pero Elal ahuyentó a todos golpeando entre sí dos piedras que se agachó a recoger, y ese fue su primer invento: el fuego.
Cuentan que Elal siempre fue sabio, que desde muy chiquito supo cazar animales con el arco y la flecha que él mismo había inventado. Que ahuyentó al mar con sus flechazos para agrandar la tierra, que creó las estaciones, amansó las fieras y ordenó la vida. Y que un día modelando estatuitas de barro, creó los hombres y las mujeres: los tehuelches. A ellos los Chónek les confió los secretos de la caza; les enseñó a diferenciar las huellas de los animales, a seguirles el rastro y a ponerles el señuelo; a fabricar las armas y a encender el fuego. También a fabricar abrigados quillangos, a preparar el cuero para los toldos, hasta dejarlo liso e impermeable... y tantas, tantas otras cosas que tan solo él sabía.
Cuentan que hasta la luna y el sol están donde están por obra de Elal, que los echó de la tierra porque no querían darle a su hija por esposa. Que el mar crece con la luna nueva porque la muchacha, abandonada por el héroe en el océano, quiere acercarse al cielo, desde donde su madre la llama.
También que si no fuera porque una vez, hace muchísimo tiempo, cuando hombres y animales eran la misma cosa, Elal castigó una pareja de lobos de mar, no existirían el deseo ni la muerte.
Finalmente Elal, el sabio, protector de los Tehuelches, dio por terminados sus trabajos.
Dicen que un día poco antes del amanecer, reunió a los chónek para despedirse de ellos y darles las últimas instrucciones. Les anunció que se iba, pidió que no le rindieran honores, pero sí que transmitieran sus enseñanzas a sus hijos, y éstos a los suyos, y aquellos a los propios, para que nunca murieran los secretos de los Tehuelches.
Y cuando el sol ya se asomaba en el horizonte Elal llamó al cisne, su viejo compañero. Se subió a su lomo y le indicó con un gesto el este ardiente. Entonces el cisne se alejó del acantilado, corrió un trecho y levantó vuelo por encima del mar.
Inclinándose sobre el ave que lo llevaba, y acariciando su cuello, Elal le pidió que le avisara cuando estuviera cansado. Cuando el cisne se quejaba, Elal disparaba una flecha hacia abajo y con cada flechazo surgía en el agua una isla donde era posible posarse a descansar.
Dicen que varias islas se distinguen todavía desde la costa patagónica y que en alguna de ella muy lejos, donde ningún hombre vivo puede llegar, vive Elal. Sentado frente a hogueras que nunca se extinguen, escucha las historias que le cuentan los tehuelches que resucitados llegan cada tanto para quedarse con él, guiados por el magnánimo Wendéunk (espíritu tutelar que lleva la cuenta de las acciones de los tehuelches y los conduce, después de muertos, al encuentro de Elal).
Elal se enamoró de Teluj (el lucero del amanecer), hija del sol y de la luna. Su madrina convertida en cisne lo alza sobre el lomo y emprende el vuelo al Este, sobre el mar. Al llegar la noche, ya cansados, Elal arroja una flecha sobre el agua formando un grupo de Islas. (¿Malvinas?) donde descansan para proseguir viaje rumbo al sol.
Cuando llegaron, su madrina, que como ya sabemos era bruja, convertida en mosca, se ubica en la oreja de Elal para indicarle paso a paso lo que debía hacer.
Nuestro héroe le pide al Astro Rey el permiso para casarse con su hija y éste, no contento con el pretendiente, le impone una serie de pruebas en las que tendría que poner de manifiesto: ingenio, inteligencia y valentía. En caso de salir airoso en todas, le otorgaría el permiso.
La primera consistía en rescatar un anillo que estaba dentro de un huevo envenenado al fondo de una caverna custodiada por un guanaco que mataba con la mirada. Mientras la mosca distraía al animal posándose en sus ojos y orejas, Elal lo mata con un certero golpe de shome (boleadora de dos bolas), luego le quita la piel y cubierto con ella penetra en la caverna. Allí utiliza el arco y la flecha para romper el huevo que estalla desparramando veneno, pero Elal se despoja de la piel salpicada y recupera el anillo.
Teluj, hecha mujer, lo aguardaba en un palacio al fondo de un frondoso jardín. Cuando Elal pretendió avanzar, a cada paso el suelo se convertía en pantano. Camina hacia atrás, le dijo la mosca, y no arranques flores, pues se convertirán en víboras. Así lo hizo hasta llegar a la puerta del palacio de donde asomaron dos mujeres; una joven hermosa luciendo “kai eorrenk” ( quillango de color blanco) y la otra vieja, deforme y harapienta. En realidad la vieja no era otra que Teluj disfrazada por orden de su progenitor para despistar a Elal. Advertido por su madrina eligió la verdadera.
“Has acertado nuevamente” dijo contrariado el sol, pero tendrás que superar todas las pruebas que te dé, y le fue dando tantas para dilatar el tiempo, a la espera que el pretendiente desistiera de sus intenciones, que no le alcanzaría la vida para cumplirlas. “Escapa con ella, el padre no te dará jamás el consentimiento” le aconsejó la madrina. Y huyeron juntos para siempre. Pero Teluj, temerosa de la furia de su padre, cuando éste sale, se esconde.
Elal se enamoró de Teluj (el lucero del amanecer), hija del sol y de la luna. Su madrina convertida en cisne lo alza sobre el lomo y emprende el vuelo al Este, sobre el mar. Al llegar la noche, ya cansados, Elal arroja una flecha sobre el agua formando un grupo de Islas. (¿Malvinas?) donde descansan para proseguir viaje rumbo al sol.
Cuando llegaron, su madrina, que como ya sabemos era bruja, convertida en mosca, se ubica en la oreja de Elal para indicarle paso a paso lo que debía hacer.
Nuestro héroe le pide al Astro Rey el permiso para casarse con su hija y éste, no contento con el pretendiente, le impone una serie de pruebas en las que tendría que poner de manifiesto: ingenio, inteligencia y valentía. En caso de salir airoso en todas, le otorgaría el permiso.
La primera consistía en rescatar un anillo que estaba dentro de un huevo envenenado al fondo de una caverna custodiada por un guanaco que mataba con la mirada. Mientras la mosca distraía al animal posándose en sus ojos y orejas, Elal lo mata con un certero golpe de shome (boleadora de dos bolas), luego le quita la piel y cubierto con ella penetra en la caverna. Allí utiliza el arco y la flecha para romper el huevo que estalla desparramando veneno, pero Elal se despoja de la piel salpicada y recupera el anillo.
Teluj, hecha mujer, lo aguardaba en un palacio al fondo de un frondoso jardín. Cuando Elal pretendió avanzar, a cada paso el suelo se convertía en pantano. Camina hacia atrás, le dijo la mosca, y no arranques flores, pues se convertirán en víboras. Así lo hizo hasta llegar a la puerta del palacio de donde asomaron dos mujeres; una joven hermosa luciendo “kai eorrenk” ( quillango de color blanco) y la otra vieja, deforme y harapienta. En realidad la vieja no era otra que Teluj disfrazada por orden de su progenitor para despistar a Elal. Advertido por su madrina eligió la verdadera.
“Has acertado nuevamente” dijo contrariado el sol, pero tendrás que superar todas las pruebas que te dé, y le fue dando tantas para dilatar el tiempo, a la espera que el pretendiente desistiera de sus intenciones, que no le alcanzaría la vida para cumplirlas. “Escapa con ella, el padre no te dará jamás el consentimiento” le aconsejó la madrina. Y huyeron juntos para siempre. Pero Teluj, temerosa de la furia de su padre, cuando éste sale, se esconde.
Hola decirte que naci en Argentina , pero ya llevo muchos años en Asturias y de esa leyenda esto es lo que me dijeron mis papas
ELAL y TELUJ
Elal se enamoró de Teluj (el lucero del amanecer), hija del sol y de la luna. Su madrina convertida en cisne lo alza sobre el lomo y emprende el vuelo al Este, sobre el mar. Al llegar la noche, ya cansados, Elal arroja una flecha sobre el agua formando un grupo de Islas. (¿Malvinas?) donde descansan para proseguir viaje rumbo al sol.
Cuando llegaron, su madrina, que como ya sabemos era bruja, convertida en mosca, se ubica en la oreja de Elal para indicarle paso a paso lo que debía hacer.
Nuestro héroe le pide al Astro Rey el permiso para casarse con su hija y éste, no contento con el pretendiente, le impone una serie de pruebas en las que tendría que poner de manifiesto: ingenio, inteligencia y valentía. En caso de salir airoso en todas, le otorgaría el permiso.
La primera consistía en rescatar un anillo que estaba dentro de un huevo envenenado al fondo de una caverna custodiada por un guanaco que mataba con la mirada. Mientras la mosca distraía al animal posándose en sus ojos y orejas, Elal lo mata con un certero golpe de shome (boleadora de dos bolas), luego le quita la piel y cubierto con ella penetra en la caverna. Allí utiliza el arco y la flecha para romper el huevo que estalla desparramando veneno, pero Elal se despoja de la piel salpicada y recupera el anillo.
Teluj, hecha mujer, lo aguardaba en un palacio al fondo de un frondoso jardín. Cuando Elal pretendió avanzar, a cada paso el suelo se convertía en pantano. Camina hacia atrás, le dijo la mosca, y no arranques flores, pues se convertirán en víboras. Así lo hizo hasta llegar a la puerta del palacio de donde asomaron dos mujeres; una joven hermosa luciendo “kai eorrenk” ( quillango de color blanco) y la otra vieja, deforme y harapienta. En realidad la vieja no era otra que Teluj disfrazada por orden de su progenitor para despistar a Elal. Advertido por su madrina eligió la verdadera.
“Has acertado nuevamente” dijo contrariado el sol, pero tendrás que superar todas las pruebas que te dé, y le fue dando tantas para dilatar el tiempo, a la espera que el pretendiente desistiera de sus intenciones, que no le alcanzaría la vida para cumplirlas. “Escapa con ella, el padre no te dará jamás el consentimiento” le aconsejó la madrina. Y huyeron juntos para siempre. Pero Teluj, temerosa de la furia de su padre, cuando éste sale, se esconde.
Pues sinceramente no conocia la leyenda, pero al leer las respuestas que te han dejado no puedo sino maravillarme de la ingenuidad mundial que cuenta los mismos mitos de maneras tan parecidas y diferentes.
En esta leyenda se reconocen varios aspectos de la mitologia universal.
El heroe.
El viaje y la aventura (el mar es simbolo de cambio como el diluvio en la biblia).
La inspiracion divina (su madrina).
El deseo sublime por conocer nuestra verdadera identidad (El amor por la LUZ del amanecer).
El dificil camino que la humanidad enfrenta para transformarse (los trabajos que el Astro Rey le impone que son analogos a los trabajos de Hercules).
Interesante tu pregunta sobre ese tema, pues me llama la atención y encontré algo diferente sobre ese tema que se expone en el Foro Yahooniano, pues no deseo repetir lo mismo sobre ese tema, pues veamos sobre ese tema. Estoy seguro que les interesará a todos.
Leyendas
Leyenda mitológica “El Chalten” del libro Joiuen Tsoneka de Mario Echeverría Baleta
Una de las pocas montañas a la que le conocemos el nombre impuesto por los primitivos habitantes, es el Chalten, llamado Fitz Roy por el hombre blanco. Este nombre significa “Azulado” ya que es el tono de color con que se lo ve permanentemente.
Cuando Elal, transportado por el cisne, llegó a la cúspide del Chalten, pudo admirar desde allí la grandeza y hermosura de la tierra que sería en el futuro, su tierra.
Mientras Elal descendía por las empinadas barrancas, salieron a su encuentro dos terribles enemigos, Kokesne y Shie (Frío y Nieve) a los que derrotó el héroe golpeando dos pedernales que originaron el fuego.
Tanto fue el estupor, que temiendo que Elal les enseñase la forma de hacer fuego a las aves y animales, se alejaron dejándolo descender del cerro.
El Chalten, por haber sido el primer punto de contacto entre Elal y la Patagonia, es considerado sagrado.
Tsonekas: nombre verdadero de los llamados: Tehuelches, Aónikenk o Chonkes
Joiuen: leyenda
Chalten : azulado
Kokesne : frio
Shie : nieve
Elal : nombre propio del héroe de los Tsonekas
Kellfü, el cisne
Del libro Cuentos, Mitos y Leyendas Patagónicos, Edit. Continente.
Cuentan que cuando los animales, reunidos en la laguna por la citación de ETR-werr, decidieron que debían salvar a El’Al a toda costa, ocultádolo en la Mapu, también coincidieron en que solo había tres pájaros suficientemente grandes y poderosos como para cruza el “mar” (probablemente alguno de los grandes lagos patagónicos) llevando al niño sobre sus espaldas , así que optaron por convocar a Kellfü, el cisne, a Mexeush, el ñandú, y a Kapenkenk, el flamenco.
Pero por distintas razones, que veremos más adelante, Mexeush y Kapenkenk llegaron tarde, así que Kellfü avisado de inmediato por Kilken, nadó rápidamente hacia un Chakao donde se había reunido la asamblea de animales y aceptó sin dudar un solo instante la petición de Terr-werr. Se dirigieron todos hacia la cueva de la tuco-tuco, donde estaba escondido El’Al y una vez allí, el cisne espongó las plumas de su lomo, con las cuales formó un cálido y muelle nido, y el muchacho se acomodó en él, preparado para el largo vuelo.
A continuación, estirando el cuello, Kellfü carreteó un largo trecho por la orilla del lago y finalmente, con un graznido que fue de alivio y de despedida a la vez, se elevó cada vez más en el cielo azul, rumbeando hacia el poniente con un vuelo infatigable y sereno, que sabía que podía sostener durante largas horas.
Nadie ha contado jamás los detalles del largo vuelo –señaló Katrú-, pero se rumorea que durante ese tiempo el cisne y el muchacho se convirtieron en amigos inseparables, y que fue allí, muy alto sobre las encrespadas aguas del “mar”, donde Kellfü bautizó con el nombre de El’Al a aquella criatura desvalida y sin nombre.
Siempre volando a gran altura, El’ Al y el cisne dejaron atrás la isla, internándose en el inmenso océano hasta que, finalmente, divisaron la elevada montaña azul de que les había hablado Kíus. Kellfü se posó cuidadosamente en la más alta de las cimas del Chaltén –que así bautizaron ambos a la montaña, por su color – y el cisne cuidó a El’Al con la devoción de un verdadero padre, durante tres días con sus noches, alimentándolo y abrigándolo hasta que estuvo listo para descender del cerro y comenzar la creación de la Mapu y sus habitantes. Al ver su tarea terminada, Kellfü emprendió el largo vuelo de regreso, comunicó a Terr-Werr y los demás animales el cumplimiento de su misión y se retiró a las lagunas y la orilla del “mar”, desde donde, según la leyenda, todas las mañanas recuerda a El’Al y lo saluda con un graznido.
Pero también se dice que mucho después de lo que se ha contado, una vez que hubo culminado su obra creadora y abandonado la Mapu, volvió a buscar a Kellfü y se dirigió, montado en él como la primera vez, directamente hacia el sol naciente. Día tras día volaron hacia el este, y cuentan los que saben que, cuando Kellfü se encontraba cansado, se lo decía a El’Al, y éste disparaba una flecha que se hundía en el agua, y las ondas que esta formaba hacían surgir una isla, donde el cisne se detenía a descansar antes de reanudar el vuelo.
Y fue esa devoción que Kellfü le manifestó a El’Al lo que hizo que los cisnes se convirtieran en animales sagrados para los chonek. Jamás los cazan, los crían ni los encierran, y cuando un cisne muere, ni siquiera las aves carroñeras más osadas se atreven a picotear su cadáver, pues saben que esto atraería una terrible represalia de su creador El’Al.
Un Gran Abrazo y Besos para Tí. Un Gran Abrazo para los demás compañeros yah
...Kóoch lloró agua amarga y sagrada de sus ojos,y formó un mar inconmensurable...y fue Elal,con su tiro certero,el que secó las tierras más australes de América,y trajo animales amigos y creó a los hombres(chónec)para que l. a. habitaran... . Los nombres que se les da a los personajes...es lo de menos.Se actuó de ese modo para que quedara en el recuerdo a través del tiempo.Esto es Historia Pura.Mucho más cierta que l. a. que nos cuentan los científicos.
Answers & Comments
Verified answer
Que hermosa leyenda, Bibi, me encantó leerla - y conocerla, - gracias a tu inquietud.
Dicen los tehuelches que la Patagonia era solo hielo y nieve cuando el cisne la cruzó, volando por primera vez. Venía desde más allá del mar, de la isla divina donde Kóoch había creado la vida y donde había nacido Elal, a quién cargó en su blanco lomo para depositarlo sobre la cumbre del cerro Chaltén (ubicado en la zona cordillerana de Santa Cruz, conocido hoy como cerro Fitz Roy).
Dicen también que detrás del cisne volaron el resto de los pájaros, que los peces los siguieron por el agua y que los animales terrestres cruzaron el océano a bordo de unos y de otros. Así la nueva tierra se pobló de guanacos, de liebres y de zorros; los patos y los flamencos ocuparon las lagunas y surcaron por primera vez el desnudo cielo patagónico los chingolos, los chorlos y los cóndores. Por eso Elal no estuvo solo en el Chaltén; los pájaros le trajeron alimento y lo cobijaron entre sus plumas suaves. Durante tres días y tres noches permaneció en la cumbre, contemplando el desierto helado que su estirpe de héroe transformaría para siempre.
Cuando Elal comenzó a bajar por la ladera de la montaña le salieron al encuentro Kókeshke (el frío) y Shie (la nieve). Los dos hermanos que hasta entonces dominaban la Patagonia lo atacaron furiosos, ayudados por el hielo y por Máip (el viento asesino). Pero Elal ahuyentó a todos golpeando entre sí dos piedras que se agachó a recoger, y ese fue su primer invento: el fuego.
Cuentan que Elal siempre fue sabio, que desde muy chiquito supo cazar animales con el arco y la flecha que él mismo había inventado. Que ahuyentó al mar con sus flechazos para agrandar la tierra, que creó las estaciones, amansó las fieras y ordenó la vida. Y que un día modelando estatuitas de barro, creó los hombres y las mujeres: los tehuelches. A ellos los Chónek les confió los secretos de la caza; les enseñó a diferenciar las huellas de los animales, a seguirles el rastro y a ponerles el señuelo; a fabricar las armas y a encender el fuego. También a fabricar abrigados quillangos, a preparar el cuero para los toldos, hasta dejarlo liso e impermeable... y tantas, tantas otras cosas que tan solo él sabía.
Cuentan que hasta la luna y el sol están donde están por obra de Elal, que los echó de la tierra porque no querían darle a su hija por esposa. Que el mar crece con la luna nueva porque la muchacha, abandonada por el héroe en el océano, quiere acercarse al cielo, desde donde su madre la llama.
También que si no fuera porque una vez, hace muchísimo tiempo, cuando hombres y animales eran la misma cosa, Elal castigó una pareja de lobos de mar, no existirían el deseo ni la muerte.
Finalmente Elal, el sabio, protector de los Tehuelches, dio por terminados sus trabajos.
Dicen que un día poco antes del amanecer, reunió a los chónek para despedirse de ellos y darles las últimas instrucciones. Les anunció que se iba, pidió que no le rindieran honores, pero sí que transmitieran sus enseñanzas a sus hijos, y éstos a los suyos, y aquellos a los propios, para que nunca murieran los secretos de los Tehuelches.
Y cuando el sol ya se asomaba en el horizonte Elal llamó al cisne, su viejo compañero. Se subió a su lomo y le indicó con un gesto el este ardiente. Entonces el cisne se alejó del acantilado, corrió un trecho y levantó vuelo por encima del mar.
Inclinándose sobre el ave que lo llevaba, y acariciando su cuello, Elal le pidió que le avisara cuando estuviera cansado. Cuando el cisne se quejaba, Elal disparaba una flecha hacia abajo y con cada flechazo surgía en el agua una isla donde era posible posarse a descansar.
Dicen que varias islas se distinguen todavía desde la costa patagónica y que en alguna de ella muy lejos, donde ningún hombre vivo puede llegar, vive Elal. Sentado frente a hogueras que nunca se extinguen, escucha las historias que le cuentan los tehuelches que resucitados llegan cada tanto para quedarse con él, guiados por el magnánimo Wendéunk (espíritu tutelar que lleva la cuenta de las acciones de los tehuelches y los conduce, después de muertos, al encuentro de Elal).
ELAL
Elal se enamoró de Teluj (el lucero del amanecer), hija del sol y de la luna. Su madrina convertida en cisne lo alza sobre el lomo y emprende el vuelo al Este, sobre el mar. Al llegar la noche, ya cansados, Elal arroja una flecha sobre el agua formando un grupo de Islas. (¿Malvinas?) donde descansan para proseguir viaje rumbo al sol.
Cuando llegaron, su madrina, que como ya sabemos era bruja, convertida en mosca, se ubica en la oreja de Elal para indicarle paso a paso lo que debía hacer.
Nuestro héroe le pide al Astro Rey el permiso para casarse con su hija y éste, no contento con el pretendiente, le impone una serie de pruebas en las que tendría que poner de manifiesto: ingenio, inteligencia y valentía. En caso de salir airoso en todas, le otorgaría el permiso.
La primera consistía en rescatar un anillo que estaba dentro de un huevo envenenado al fondo de una caverna custodiada por un guanaco que mataba con la mirada. Mientras la mosca distraía al animal posándose en sus ojos y orejas, Elal lo mata con un certero golpe de shome (boleadora de dos bolas), luego le quita la piel y cubierto con ella penetra en la caverna. Allí utiliza el arco y la flecha para romper el huevo que estalla desparramando veneno, pero Elal se despoja de la piel salpicada y recupera el anillo.
Teluj, hecha mujer, lo aguardaba en un palacio al fondo de un frondoso jardín. Cuando Elal pretendió avanzar, a cada paso el suelo se convertía en pantano. Camina hacia atrás, le dijo la mosca, y no arranques flores, pues se convertirán en víboras. Así lo hizo hasta llegar a la puerta del palacio de donde asomaron dos mujeres; una joven hermosa luciendo “kai eorrenk” ( quillango de color blanco) y la otra vieja, deforme y harapienta. En realidad la vieja no era otra que Teluj disfrazada por orden de su progenitor para despistar a Elal. Advertido por su madrina eligió la verdadera.
“Has acertado nuevamente” dijo contrariado el sol, pero tendrás que superar todas las pruebas que te dé, y le fue dando tantas para dilatar el tiempo, a la espera que el pretendiente desistiera de sus intenciones, que no le alcanzaría la vida para cumplirlas. “Escapa con ella, el padre no te dará jamás el consentimiento” le aconsejó la madrina. Y huyeron juntos para siempre. Pero Teluj, temerosa de la furia de su padre, cuando éste sale, se esconde.
¡ que tengas un bonito dìa querida amiga !
Elal se enamoró de Teluj (el lucero del amanecer), hija del sol y de la luna. Su madrina convertida en cisne lo alza sobre el lomo y emprende el vuelo al Este, sobre el mar. Al llegar la noche, ya cansados, Elal arroja una flecha sobre el agua formando un grupo de Islas. (¿Malvinas?) donde descansan para proseguir viaje rumbo al sol.
Cuando llegaron, su madrina, que como ya sabemos era bruja, convertida en mosca, se ubica en la oreja de Elal para indicarle paso a paso lo que debía hacer.
Nuestro héroe le pide al Astro Rey el permiso para casarse con su hija y éste, no contento con el pretendiente, le impone una serie de pruebas en las que tendría que poner de manifiesto: ingenio, inteligencia y valentía. En caso de salir airoso en todas, le otorgaría el permiso.
La primera consistía en rescatar un anillo que estaba dentro de un huevo envenenado al fondo de una caverna custodiada por un guanaco que mataba con la mirada. Mientras la mosca distraía al animal posándose en sus ojos y orejas, Elal lo mata con un certero golpe de shome (boleadora de dos bolas), luego le quita la piel y cubierto con ella penetra en la caverna. Allí utiliza el arco y la flecha para romper el huevo que estalla desparramando veneno, pero Elal se despoja de la piel salpicada y recupera el anillo.
Teluj, hecha mujer, lo aguardaba en un palacio al fondo de un frondoso jardín. Cuando Elal pretendió avanzar, a cada paso el suelo se convertía en pantano. Camina hacia atrás, le dijo la mosca, y no arranques flores, pues se convertirán en víboras. Así lo hizo hasta llegar a la puerta del palacio de donde asomaron dos mujeres; una joven hermosa luciendo “kai eorrenk” ( quillango de color blanco) y la otra vieja, deforme y harapienta. En realidad la vieja no era otra que Teluj disfrazada por orden de su progenitor para despistar a Elal. Advertido por su madrina eligió la verdadera.
“Has acertado nuevamente” dijo contrariado el sol, pero tendrás que superar todas las pruebas que te dé, y le fue dando tantas para dilatar el tiempo, a la espera que el pretendiente desistiera de sus intenciones, que no le alcanzaría la vida para cumplirlas. “Escapa con ella, el padre no te dará jamás el consentimiento” le aconsejó la madrina. Y huyeron juntos para siempre. Pero Teluj, temerosa de la furia de su padre, cuando éste sale, se esconde.
Hola Bibita Hermosa
Leyenda mitológica “Elal y Teluj”
del libro Joiuen Tsoneka de Mario Echeverría Baleta
Elal se enamoró de Teluj, el lucero del amanecer, hija del sol y de la luna.
Su madrina convertida en cisne lo alza sobre el lomo y emprende el vuelo
el Este, sobre el mar. Al llegar la noche, ya cansados, Elal arroja una flecha
sobre el agua formando un grupo de Islas. (¿Malvinas?) donde descansan
para proseguir viaje rumbo al sol. Cuando llegaron, su madrina, que como
ya sabemos, era bruja, convertida en mosca se ubica en la oreja de Elal
para indicarle paso a paso lo que debía hacer. Nuestro héroe le pide al
Astro Rey el permiso para casarse con su hija y este no contento con
el pretendiente, le impone una serie de pruebas en las que tendría que poner
de manifiesto: ingenio, inteligencia y valentía. En caso de salir airoso en todas,
le otorgaría el permiso. La primera consistía en rescatar un anillo que estaba
dentro de un huevo envenenado al fondo de una caverna custodiada por un
guanaco que mataba con la mirada. Mientras la mosca distraía al animal
posándose en sus ojos y orejas, Elal lo mata con un certero golpe de shome
(boleadora de dos bolas), luego le quita la piel y cubierto con ella penetra en
la caverna. Allí utiliza el arco y la flecha para romper el huevo que estalla
desparramando veneno, pero Elal se despoja de la piel salpicada y recupera
el anillo. Teluj, hecha mujer, lo aguardaba en un palacio al fondo de un
frondoso jardín. Cuando Elal pretendió avanzar, a cada paso el suelo se
convertía en pantano. Camina hacia atrás, le dijo la mosca, y no arranques
flores, pués se convertirán en víboras. Así lo hizo hasta llegar a la puerta
del palacio de donde asomaron dos mujeres; una joven hermosa luciendo
“kai eorrenk” y la otra vieja, deforme y harapienta. En realidad la vieja no
era otra que Teluj disfrazada por orden de su progenitor para despistar a
Elal. Advertido por su madrina eligió la verdadera. -Has acertado nuevamente,
dijo contrariado el sol, pero tendrás que superar todas las pruebas que te dé.
Y le fue dando tantas para dilatar el tiempo, a la espera que el pretendiente
desistiera de sus intenciones, que no le alcanzaría la vida para cumplirlas. -
Escapa con ella, el padre no te dará jamás el consentimiento, le aconsejó
la madrina. Y huyeron juntos para siempre. Pero Teluj, temerosa de la furia
de su padre, cuando éste sale, se esconde.
Elal: nombre propio del héroe de los Tsonekas. Joiuen: Leyenda Tsonekas:
nombre verdadero de los llamados : Tehuelches, Aónikenk o Chonkes. Kai:
quillango – capa Eorrenk : color blanco shome : boleadora de dos bolas
Teluj: lucero del amanecer...
Un beso enorme mi bella amiga TQM
*-Luna*-
buen dia amiga
paso a mandarte un enorme saludo y que sigas enseñándonos vuestra mitología y nosotrs, aquí a aprender de las respuestas
un saludo
Te dejo estrelita para que más personas vean tu pregunta, querida amiga y, de paso APRENDO!!!!! ajlajlajaj...besitos!!
Hola decirte que naci en Argentina , pero ya llevo muchos años en Asturias y de esa leyenda esto es lo que me dijeron mis papas
ELAL y TELUJ
Elal se enamoró de Teluj (el lucero del amanecer), hija del sol y de la luna. Su madrina convertida en cisne lo alza sobre el lomo y emprende el vuelo al Este, sobre el mar. Al llegar la noche, ya cansados, Elal arroja una flecha sobre el agua formando un grupo de Islas. (¿Malvinas?) donde descansan para proseguir viaje rumbo al sol.
Cuando llegaron, su madrina, que como ya sabemos era bruja, convertida en mosca, se ubica en la oreja de Elal para indicarle paso a paso lo que debía hacer.
Nuestro héroe le pide al Astro Rey el permiso para casarse con su hija y éste, no contento con el pretendiente, le impone una serie de pruebas en las que tendría que poner de manifiesto: ingenio, inteligencia y valentía. En caso de salir airoso en todas, le otorgaría el permiso.
La primera consistía en rescatar un anillo que estaba dentro de un huevo envenenado al fondo de una caverna custodiada por un guanaco que mataba con la mirada. Mientras la mosca distraía al animal posándose en sus ojos y orejas, Elal lo mata con un certero golpe de shome (boleadora de dos bolas), luego le quita la piel y cubierto con ella penetra en la caverna. Allí utiliza el arco y la flecha para romper el huevo que estalla desparramando veneno, pero Elal se despoja de la piel salpicada y recupera el anillo.
Teluj, hecha mujer, lo aguardaba en un palacio al fondo de un frondoso jardín. Cuando Elal pretendió avanzar, a cada paso el suelo se convertía en pantano. Camina hacia atrás, le dijo la mosca, y no arranques flores, pues se convertirán en víboras. Así lo hizo hasta llegar a la puerta del palacio de donde asomaron dos mujeres; una joven hermosa luciendo “kai eorrenk” ( quillango de color blanco) y la otra vieja, deforme y harapienta. En realidad la vieja no era otra que Teluj disfrazada por orden de su progenitor para despistar a Elal. Advertido por su madrina eligió la verdadera.
“Has acertado nuevamente” dijo contrariado el sol, pero tendrás que superar todas las pruebas que te dé, y le fue dando tantas para dilatar el tiempo, a la espera que el pretendiente desistiera de sus intenciones, que no le alcanzaría la vida para cumplirlas. “Escapa con ella, el padre no te dará jamás el consentimiento” le aconsejó la madrina. Y huyeron juntos para siempre. Pero Teluj, temerosa de la furia de su padre, cuando éste sale, se esconde.
Hola Bibi,
Pues sinceramente no conocia la leyenda, pero al leer las respuestas que te han dejado no puedo sino maravillarme de la ingenuidad mundial que cuenta los mismos mitos de maneras tan parecidas y diferentes.
En esta leyenda se reconocen varios aspectos de la mitologia universal.
El heroe.
El viaje y la aventura (el mar es simbolo de cambio como el diluvio en la biblia).
La inspiracion divina (su madrina).
El deseo sublime por conocer nuestra verdadera identidad (El amor por la LUZ del amanecer).
El dificil camino que la humanidad enfrenta para transformarse (los trabajos que el Astro Rey le impone que son analogos a los trabajos de Hercules).
Bonita historia Bibi
Que tengas un hermoso dia
Hoooola BIBI.., Amiga.
Interesante tu pregunta sobre ese tema, pues me llama la atención y encontré algo diferente sobre ese tema que se expone en el Foro Yahooniano, pues no deseo repetir lo mismo sobre ese tema, pues veamos sobre ese tema. Estoy seguro que les interesará a todos.
Leyendas
Leyenda mitológica “El Chalten” del libro Joiuen Tsoneka de Mario Echeverría Baleta
Una de las pocas montañas a la que le conocemos el nombre impuesto por los primitivos habitantes, es el Chalten, llamado Fitz Roy por el hombre blanco. Este nombre significa “Azulado” ya que es el tono de color con que se lo ve permanentemente.
Cuando Elal, transportado por el cisne, llegó a la cúspide del Chalten, pudo admirar desde allí la grandeza y hermosura de la tierra que sería en el futuro, su tierra.
Mientras Elal descendía por las empinadas barrancas, salieron a su encuentro dos terribles enemigos, Kokesne y Shie (Frío y Nieve) a los que derrotó el héroe golpeando dos pedernales que originaron el fuego.
Tanto fue el estupor, que temiendo que Elal les enseñase la forma de hacer fuego a las aves y animales, se alejaron dejándolo descender del cerro.
El Chalten, por haber sido el primer punto de contacto entre Elal y la Patagonia, es considerado sagrado.
Tsonekas: nombre verdadero de los llamados: Tehuelches, Aónikenk o Chonkes
Joiuen: leyenda
Chalten : azulado
Kokesne : frio
Shie : nieve
Elal : nombre propio del héroe de los Tsonekas
Kellfü, el cisne
Del libro Cuentos, Mitos y Leyendas Patagónicos, Edit. Continente.
Cuentan que cuando los animales, reunidos en la laguna por la citación de ETR-werr, decidieron que debían salvar a El’Al a toda costa, ocultádolo en la Mapu, también coincidieron en que solo había tres pájaros suficientemente grandes y poderosos como para cruza el “mar” (probablemente alguno de los grandes lagos patagónicos) llevando al niño sobre sus espaldas , así que optaron por convocar a Kellfü, el cisne, a Mexeush, el ñandú, y a Kapenkenk, el flamenco.
Pero por distintas razones, que veremos más adelante, Mexeush y Kapenkenk llegaron tarde, así que Kellfü avisado de inmediato por Kilken, nadó rápidamente hacia un Chakao donde se había reunido la asamblea de animales y aceptó sin dudar un solo instante la petición de Terr-werr. Se dirigieron todos hacia la cueva de la tuco-tuco, donde estaba escondido El’Al y una vez allí, el cisne espongó las plumas de su lomo, con las cuales formó un cálido y muelle nido, y el muchacho se acomodó en él, preparado para el largo vuelo.
A continuación, estirando el cuello, Kellfü carreteó un largo trecho por la orilla del lago y finalmente, con un graznido que fue de alivio y de despedida a la vez, se elevó cada vez más en el cielo azul, rumbeando hacia el poniente con un vuelo infatigable y sereno, que sabía que podía sostener durante largas horas.
Nadie ha contado jamás los detalles del largo vuelo –señaló Katrú-, pero se rumorea que durante ese tiempo el cisne y el muchacho se convirtieron en amigos inseparables, y que fue allí, muy alto sobre las encrespadas aguas del “mar”, donde Kellfü bautizó con el nombre de El’Al a aquella criatura desvalida y sin nombre.
Siempre volando a gran altura, El’ Al y el cisne dejaron atrás la isla, internándose en el inmenso océano hasta que, finalmente, divisaron la elevada montaña azul de que les había hablado Kíus. Kellfü se posó cuidadosamente en la más alta de las cimas del Chaltén –que así bautizaron ambos a la montaña, por su color – y el cisne cuidó a El’Al con la devoción de un verdadero padre, durante tres días con sus noches, alimentándolo y abrigándolo hasta que estuvo listo para descender del cerro y comenzar la creación de la Mapu y sus habitantes. Al ver su tarea terminada, Kellfü emprendió el largo vuelo de regreso, comunicó a Terr-Werr y los demás animales el cumplimiento de su misión y se retiró a las lagunas y la orilla del “mar”, desde donde, según la leyenda, todas las mañanas recuerda a El’Al y lo saluda con un graznido.
Pero también se dice que mucho después de lo que se ha contado, una vez que hubo culminado su obra creadora y abandonado la Mapu, volvió a buscar a Kellfü y se dirigió, montado en él como la primera vez, directamente hacia el sol naciente. Día tras día volaron hacia el este, y cuentan los que saben que, cuando Kellfü se encontraba cansado, se lo decía a El’Al, y éste disparaba una flecha que se hundía en el agua, y las ondas que esta formaba hacían surgir una isla, donde el cisne se detenía a descansar antes de reanudar el vuelo.
Y fue esa devoción que Kellfü le manifestó a El’Al lo que hizo que los cisnes se convirtieran en animales sagrados para los chonek. Jamás los cazan, los crían ni los encierran, y cuando un cisne muere, ni siquiera las aves carroñeras más osadas se atreven a picotear su cadáver, pues saben que esto atraería una terrible represalia de su creador El’Al.
Un Gran Abrazo y Besos para Tí. Un Gran Abrazo para los demás compañeros yah
...Kóoch lloró agua amarga y sagrada de sus ojos,y formó un mar inconmensurable...y fue Elal,con su tiro certero,el que secó las tierras más australes de América,y trajo animales amigos y creó a los hombres(chónec)para que l. a. habitaran... . Los nombres que se les da a los personajes...es lo de menos.Se actuó de ese modo para que quedara en el recuerdo a través del tiempo.Esto es Historia Pura.Mucho más cierta que l. a. que nos cuentan los científicos.