Bueno yo les voy a contar que se trata de una fábula de TOMÁS DE IRIARTE.
Mirando estaba una ardilla
a un generoso alazán,
que dócil a espuela y rienda
se adiestraba a galopar.
Viéndole hacer movimientos
ta veloces y a compás,
de aquesta suerte le dijo
con muy poca seriedad:
----Señor mio;
de ese brío
ligereza,
y destreza
no me espanto;
que otro tanto
suelo hacer, y acaso más.
Yo soy viva,
soy activa,
me meneo,
me paseo,
yo trabajo,
subo y bajo;
no me estoy quieta jamás.
El paso detiene entonces
el buen potro y muy formal,
en los términos siguientes
respuesta a la ardilla da:
-----Tantas idas
y venidas;
tantas vueltas
y revueltas quiero, amiga
que me diga
¿son de alguna utilidad?
Yo me afano;
más no en vano,
sé mi oficio,
y en servicio
de mi dueño
tengo empeño
de lucir mi habilidad.
Conque algunos escritores
ardillas también serán,
si en obras frívolas
todo el calor natural.
Algunos emplean en obras frívolas tanto afán como otros en las importantes.
gracias por sus amables respuestas y que tengan un feliz día miércoles.
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Answers & Comments
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Hermosa Bibi! Sabes que me llevaste a mis cuatro añitos, cuando una vecina, maestra, me enseñaba a leer y escribir y me contaba esta fábula que amo:
El burro flautista
Cerca de unos prados
que hay en mi lugar,
pasaba un borrico
por casualidad.
Una flauta en ellos
halló, que un zagal
se dejó olvidad
por casualidad.
Acercóse a olerla
el dicho animal,
y dio un resoplido
por casualidad.
En la flauta el aire
se hubo de colar,
y sonó la flauta
por casualidad.
«¡Oh!, dijo el borrico,
qué bien sé tocar!
¿Y dirán que es mala
la música asnal?»
Sin reglas del arte
borriquitos hay
que una vez aciertan
por casualidad.
Bueno... se me llenaron los ojos de lágrimas, recordando a Doña Malvina Huergo... Es que un día estaba cansada y no quería leer, entonces ante el dibujo de un "bote" yo me empeñaba en decir "barco" Un abrazo de osa.
Bella y dulce amiga
Como siempre es un placer leerte, esta fábula es una hermosa guía para quienes quizás sin quererlo olvidan las cosas más importantes que tiene la vida...
Tomás de Iriarte conocido por sus Fábulas literarias, consideradas de mayor calidad poética que las de Félix María Samaniego y donde abunda un elemento muy raro en este tipo de composiciones, la originalidad, también en los aspectos formales, ya que ensaya gran número de estrofas y versos que se adaptan curiosamente a los temas tratados en ellas, haciendo alarde de un gran dominio de la versificación. Muchas de sus fábulas incluyen alusiones a literatos de la época y en el prólogo reivindica ser el primer español en introducir el género, pasando por alto las contribuciones de su enemigo Samaniego...
La oruga y la zorra
Si se acuerda el lector de la tertulia
en que, a presencia de animales varios,
la zorra adivinó por qué se daban
elogios avestruz y dromedario,
sepa que en la mismísima tertulia
un día se trataba del gusano
artífice ingenioso de la seda,
y todos ponderaban su trabajo.
Para muestra presentan un capullo;
examínanle, crecen los aplausos,
y aun el topo, con todo que es un ciego,
confesó que el capullo era un milagro.
Desde un rincón la oruga murmuraba
en ofensivos términos, llamando
la labor admirable, friolera,
y a sus elogiadores, mentecatos.
Preguntábanse, pues, unos a otros:
¿Por qué este miserable gusarapo
el único ha de ser que vitupere
lo que todos acordes alabamos?
Saltó la zorra y dijo: ¡Pese a mi alma!
El motivo no puede estar más claro.
¿No sabéis, compañeros, que la oruga
también labra capullos, aunque malos?
¡Laboriosos ingenios perseguidos!
¿Queréis un buen consejo? Pues cuidado:
cuando os provoquen ciertos envidiosos,
no hagáis más que contarles este caso.
Un beso desde mi corazón para ti
Dulce y Seductora!
Muy bonita fábula BIBI, el caballo un poco soberbio con la simpática ardillita debió pensar que cada animalito tiene un lugar en el mundo para hacer algo, aunque parezca frívolo y que para mi es alegrar la vista puesto que las he visto y son muy tiernas.
Cariños
C®
Querida Bibi
Que agradable comenzar mi dia de labor respondiendo tus preguntas! No siempre te respondo pero sigo tu recorrido en este camino del conocimiento que estas marcandonos, te dejo una pequeña contribución con todo mi respeto.
La zorra que núnca habia visto un león
Había una zorra que nunca había visto un león.
La puso el destino un día delante de este gran animal. Y como era la primera vez que le veía, sintió un miedo espantoso y se alejó tan rápído como pudo correr la pequeña zorra.
Al encontrar al león por segunda vez, aún sintió miedo, pero menos que antes, y lo observó con calma por un rato.
En fin, al verlo por tercera vez, se envalentonó lo suficiente hasta llegar a acercarse a él para entablar conversación.
Moraleja
En la medida que vayas conociendo algo, así le irás perdiendo el temor. Pero mantén siempre la distancia y prudencia adecuada.
Bibi. Me recordaste a esos músicos académicos que estudian mucho y hacen piezas musicales de alta escuela pero desprecian la música popular. Esa música con la cual la gente baila y se divierte mientras que las piezas académicas apenas se tocan en salones grandiosos y solo sirve para escuchar.
Hola BIBI..., Amiga.
Excelente Fábula que nos regalas a todos por igual y eso es positivo. Tomás de Iriarte hay que quitarse el sombrero, pues su exactitud de lograr colaborar en esos cuentos es lo que la vida nos guía para que se diriga en el mundo de la fantasía, como de la realidad misma lo que se siente y eso es lo que vale para lograr salir adelante para llevar a donde nos sentimos tristes, retorne la alegría que tanto necesitamos. Adjunto una Fábula Especial realizada por un autor puertorriqueño. Veamos. Se llama "De Fábulas y Calamidades."
De Fábulas y Calamidades
DE FÁBULAS Y CALAMIDADES
Por: Héctor M. Alejandro
Ex-funcionario de gobierno
Bayamón, Puerto Rico.
noviembre de 2009
El pasaje del Viejo Testamento sobre las plagas de Egipto, para que se liberara al pueblo esclavizado, cobra nueva vida. Este artículo es una narración en la que un personaje le advierte a un nuevo Faraón que lo afectarán unas calamidades si no libera de la opresión al pueblo, al que tiene sometido.
El nuevo Faraón quedó atónito. No podía creer que un ciudadano tan insignificante, por lo menos en apariencia, osara apercibirlo de que sufriría serias calamidades si no liberaba al pueblo de los males y abusos de su reinado. Nueve serían las calamidades si el Faraón no entraba en razón. Se desconoce el nombre del ciudadano, pero algunos se referían a él como el Caballero de la Justicia.
El Faraón arrojó del Palacio Azul al ciudadano e hizo llamar inmediatamente a su principal escolta, Roah-San-Schaj.
—Vigila bien al hombre ese —ordenó el Faraón mientras se ajustaba la corona, pues le quedaba grande.
—Descuide usted mi Señor. Eso es lo mío. De ese títere me encargo yo —aseguró entusiasmado Roah-San-Schaj.
La primera calamidad no se hizo esperar. Esa misma tarde vieron al hombre levantar una vara sobre un río no muy lejano del Palacio. Pocas horas habían pasado, cuando se informó que una plaga de cerditos y musarañas habían invadido el Templo de la Gran Cúpula. Un rato después, los sacerdotes y sacerdotisas del Templo ya habían sido vejados y despojados de su autoridad por la plaga invasora. Para sorpresa de todos en el reino, el Faraón quedó muy complacido con esa faena y les permitió a los recién llegados quedarse con el Templo, pues súbditos así eran los que él necesitaba para gobernar e implantar grandes cambios. Acto seguido, los hambrientos cerditos y musarañas se atragantaron todos los libros sagrados que se guardaban en el Templo. Y quedó el reino sin normas morales ni éticas.
Dos nuevas calamidades fueron anunciadas al Monarca: Una musaraña, por sí sola, será capaz de extinguir la Antorcha de la Sabiduría del Templo y un cerdito ambicioso llevará el reino a la perdición. No es de extrañar, como cosa del destino, que la musaraña más bullanguera y astuta, llamada Yen-Nih-Fertiti, se hizo proclamar Gran Sacerdotisa del Templo. Y se apagó la Luz.
Por otro lado, un cerdito de muy mal carácter, que se distinguía por gruñir frenéticamente, hizo lo propio y se proclamó Gran Sacerdote. Se le conoció como Rib-Hera-Schaz. Y se acabó la concordia. Sin tiempo que perder, el Faraón hizo un trato de no-agresión con el Gran Sacerdote Rib y la Gran Sacerdotisa Yen. Fue así, como éste se desenvolvió magistralmente en esas calamidades, gracias a un decreto real, que más tarde se conoció como la Alianza Perfectamente Pasajera.
Regresó al Palacio el Caballero de la Justicia y el Faraón, con aires triunfales, se jactó de que las primeras tres supuestas calamidades fueron una racha de suerte para él.
—¡A esto se le llama gobernar con inteligencia y acierto! ¡Suma y vencerás! —exclamó el Faraón, mientras se pavoneaba y, de nuevo, se acomodaba la corona.
—No pasará un día completo para que comience usted a ser azotado por la amargura y la traición —se limitó a decir el Caballero.
Y así ha sido desde entonces, una y otra vez. Todavía no sabe el Faraón que a pájaro ponzoñoso no se le da alas.
Esta es mi aportación al foro yahooniano. Es mucha más larga, pero el sistema no me permite publicarla completa.
Abrazos y Besos Para Tí.