Ovbiamente la clase alta, los ricos, los dueños de estancias, los propios militares, y todos los contrarios a Yrigoyen, o sea los conservadores. Los que siempre quisieron que Argentina toda fuera una gran estancia, manejada por los patrones, y llena de peones, trabajando por nada, sin horarios y expuestos a ser echados cuando al patrón se le daba la gana.
Sin derecho a votar, el dueño se llevaba los documentos y votaba en nombre de sus peones. Ni derecho a pedir aumento de sueldo.
Yrigoyen era un hombre muy noble y buena persona, pero estaba rodeado de corruptos, y llegó un momento en que todo se le fue de las manos. Y esa oportunidad la aprovecharon los conservadores. NO EXISTIA LA JUSTICIA SOCIAL.
Solo con Perón conocimos la JUSTICIA SOCIAL, y con Evita. Durante sus dos gobiernos la hubo, y la gente de entonces, que era trabajadora, lo supo apreciar, y de allí naciò la llamada CLASE MEDIA ARGENTINA, de la gente pobre muy trabajadora, que venían de Europa, de pasar por miseria y guerra. Y surgió la clase media, y el país dejó de ser una estancia y se industrializó, gracias a él.
En el tercer gobierno, Perón ya era muy mayor y estaba enfermo, y por eso decimos que EL PERONISMO Y LA JUSTICIA SOCIAL, MURIERON CON EL.
Luego del 1955, comenzó otra vez la ola de corrupción con todos los presidentes, empezando por los que sacaron a Perón (que aquí se los llama "los gorilas" Lonardi y Aramburu).
Y la pobre ARGENTINA, terminó con su clase media, enterrada bajo la miseria. Pues pasamos de gobiernos golpistas (militares) conservadores, al actual gobierno comunista, mal disfrazado de peronismo. Actualmente sólo nos sobra miseria e inseguridad.
Perdóname Jony, porque me entusiasmé, y terminé contándote toda una historia. Pero es que me duele ver a mi país, que lo conocí en sus mejores tiempos, a lo que ha llegado por culpa de los ladrones, que sólo entran a gobernar para robar. Y del pueblo no les importa nada.
Entre los que apoyaron el golpe del 30 predominaban los sectores sociales de clase alta o media alta pero que no se identificaban con el liberalismo agonizante sino que estaban fuertemente influenciados por los movimientos nacionalistas que surgieron en Europa en la década del 20, tras la primera guerra mundial.
Fueron sectores del nacionalismo de elite o de derecha o aristocrático. El general Uriburu era sobrino de un ex presidente y miembro de una familia aristocrática, tenía amplios contactos en el mundo económico y social, entre las elites ideológicas del nacionalismo de derecha y con los círculos políticos opositores.
No obstante y contrariamente a la creencia común, el golpe de 1930 tuvo cierto apoyo civil y esos sectores nacionalistas no se identificaban únicamente con una capa social.
Si bien en esa época surgieron distintos tipos de nacionalismos, con anterioridad a 1928, año de la asunción de Yrigoyen en la segunda presidencia se había gestado un movimiento ideológico complejo y militante conocido como nacionalismo de derecha, paralelo a los movimientos ideológicos europeos. Todos los nacionalismos argentinos, con sus diferentes matices, tenían como denominador común su antiliberalismo y su crítica mordaz y constante al principio de legitimidad constitucional democrático que hasta entonces era compartido por la mayoría de las fuerzas políticas argentinas.
Las tres corrientes principales en el nacionalismo de derecha argentino fueron el nacionalismo fascista, el nacionalismo maurrasiano, cuyo creador el pensador francés Charles Maurras presidía la ultraderechista Acción Francesa, y el nacionalismo conservador. Los tres nacionalismos coincidieron en la crítica al gobierno de Yrigoyen, pero los dos primeros además sostenían una fuerte crítica al sistema de los partidos, al principio constitucional vigente y al liberalismo político; es decir que eran opuestos al sistema. El nacionalismo conservador, por su parte, tenía similitudes pero pretendía acceder dentro del sistema para luego revertirlo transformándolo en reaccionario y restaurador. Entre los pensadores principales del nacionalismo de derecha estuvieron Leopoldo Lugones, los hermanos Julio y Rodolfo Irazusta, Ernesto Palacio, Juan Carulla y César Pico, cuya prédica nacionalista contra Yrigoyen y la democracia fue constante, hábil y con un auditorio cada vez más amplio entre oficiales de las fuerzas armadas, jóvenes intelectuales y la derecha conservadora. Apelaban para su prédica a las corrientes doctrinarias europeas nacionalistas que surgieron entre las dos guerras mundiales en algunos países y se mostraban críticos del “extranjerismo” que según ellos impedía la consolidación de la identidad nacional argentina.
Además de la crítica ideológica del nacionalismo de derecha se produjo un cambio importante en las relaciones del ejército con el gobierno de Yrigoyen, que comenzó a caracterizarse por la inestabilidad y la ineficiencia política. El presidente subordinaba la conducción de los asuntos militares a consideraciones políticas o personales, y parecía ver al Ejército como una asociación de individuos o un club político, en lugar de una institución jerárquica. Es decir que a la crítica ideológica se sumó la crítica de la política militar de Yrigoyen, porque aunque los gastos militares aumentaban lo hacían en beneficio de las personas en lugar del programa iniciado por Alvear para proveer al Ejército de equipos modernos.
El tema militar se fue haciendo obsesivo y el proceso de alienación del poder militar fue gradual pero constante. El presidente del Círculo Militar electo en 1930 criticaba abiertamente la “obsecuencia y el servilismo” del militar hacia el yrigoyenismo, lo cual fue cargando el ambiente de tensión e intolerancia.
Resumiendo, desde principios de 1930 tuvo lugar una conspiración que iba preparando el general Uriburu favorecido por una sensación de fatiga política y social y un estado de ilegitimidad en la sociedad sin que el gobierno tomara ninguna medida para conjurar esa conspiración. La violencia había ganado la calle, los incidentes abundaban y el ambiente de crisis ecónomica, por la crisis del 29, además de política y social se había tornado para muchos insoportable. Los radicales, por su parte, llegaron a utilizar al Ejército para las intervenciones federales a las provincias contradiciendo los ideales de legitimidad que habían proclamado, por lo que el yrigoyenismo tuvo también su cuota de responsabilidad. En 1930 tanto el oficialismo como la oposición fueron cómplices, a su manera, de la agonía en la Argentina de los partidos.
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Ovbiamente la clase alta, los ricos, los dueños de estancias, los propios militares, y todos los contrarios a Yrigoyen, o sea los conservadores. Los que siempre quisieron que Argentina toda fuera una gran estancia, manejada por los patrones, y llena de peones, trabajando por nada, sin horarios y expuestos a ser echados cuando al patrón se le daba la gana.
Sin derecho a votar, el dueño se llevaba los documentos y votaba en nombre de sus peones. Ni derecho a pedir aumento de sueldo.
Yrigoyen era un hombre muy noble y buena persona, pero estaba rodeado de corruptos, y llegó un momento en que todo se le fue de las manos. Y esa oportunidad la aprovecharon los conservadores. NO EXISTIA LA JUSTICIA SOCIAL.
Solo con Perón conocimos la JUSTICIA SOCIAL, y con Evita. Durante sus dos gobiernos la hubo, y la gente de entonces, que era trabajadora, lo supo apreciar, y de allí naciò la llamada CLASE MEDIA ARGENTINA, de la gente pobre muy trabajadora, que venían de Europa, de pasar por miseria y guerra. Y surgió la clase media, y el país dejó de ser una estancia y se industrializó, gracias a él.
En el tercer gobierno, Perón ya era muy mayor y estaba enfermo, y por eso decimos que EL PERONISMO Y LA JUSTICIA SOCIAL, MURIERON CON EL.
Luego del 1955, comenzó otra vez la ola de corrupción con todos los presidentes, empezando por los que sacaron a Perón (que aquí se los llama "los gorilas" Lonardi y Aramburu).
Y la pobre ARGENTINA, terminó con su clase media, enterrada bajo la miseria. Pues pasamos de gobiernos golpistas (militares) conservadores, al actual gobierno comunista, mal disfrazado de peronismo. Actualmente sólo nos sobra miseria e inseguridad.
Perdóname Jony, porque me entusiasmé, y terminé contándote toda una historia. Pero es que me duele ver a mi país, que lo conocí en sus mejores tiempos, a lo que ha llegado por culpa de los ladrones, que sólo entran a gobernar para robar. Y del pueblo no les importa nada.
María S.
Entre los que apoyaron el golpe del 30 predominaban los sectores sociales de clase alta o media alta pero que no se identificaban con el liberalismo agonizante sino que estaban fuertemente influenciados por los movimientos nacionalistas que surgieron en Europa en la década del 20, tras la primera guerra mundial.
Fueron sectores del nacionalismo de elite o de derecha o aristocrático. El general Uriburu era sobrino de un ex presidente y miembro de una familia aristocrática, tenía amplios contactos en el mundo económico y social, entre las elites ideológicas del nacionalismo de derecha y con los círculos políticos opositores.
No obstante y contrariamente a la creencia común, el golpe de 1930 tuvo cierto apoyo civil y esos sectores nacionalistas no se identificaban únicamente con una capa social.
Si bien en esa época surgieron distintos tipos de nacionalismos, con anterioridad a 1928, año de la asunción de Yrigoyen en la segunda presidencia se había gestado un movimiento ideológico complejo y militante conocido como nacionalismo de derecha, paralelo a los movimientos ideológicos europeos. Todos los nacionalismos argentinos, con sus diferentes matices, tenían como denominador común su antiliberalismo y su crítica mordaz y constante al principio de legitimidad constitucional democrático que hasta entonces era compartido por la mayoría de las fuerzas políticas argentinas.
Las tres corrientes principales en el nacionalismo de derecha argentino fueron el nacionalismo fascista, el nacionalismo maurrasiano, cuyo creador el pensador francés Charles Maurras presidía la ultraderechista Acción Francesa, y el nacionalismo conservador. Los tres nacionalismos coincidieron en la crítica al gobierno de Yrigoyen, pero los dos primeros además sostenían una fuerte crítica al sistema de los partidos, al principio constitucional vigente y al liberalismo político; es decir que eran opuestos al sistema. El nacionalismo conservador, por su parte, tenía similitudes pero pretendía acceder dentro del sistema para luego revertirlo transformándolo en reaccionario y restaurador. Entre los pensadores principales del nacionalismo de derecha estuvieron Leopoldo Lugones, los hermanos Julio y Rodolfo Irazusta, Ernesto Palacio, Juan Carulla y César Pico, cuya prédica nacionalista contra Yrigoyen y la democracia fue constante, hábil y con un auditorio cada vez más amplio entre oficiales de las fuerzas armadas, jóvenes intelectuales y la derecha conservadora. Apelaban para su prédica a las corrientes doctrinarias europeas nacionalistas que surgieron entre las dos guerras mundiales en algunos países y se mostraban críticos del “extranjerismo” que según ellos impedía la consolidación de la identidad nacional argentina.
Además de la crítica ideológica del nacionalismo de derecha se produjo un cambio importante en las relaciones del ejército con el gobierno de Yrigoyen, que comenzó a caracterizarse por la inestabilidad y la ineficiencia política. El presidente subordinaba la conducción de los asuntos militares a consideraciones políticas o personales, y parecía ver al Ejército como una asociación de individuos o un club político, en lugar de una institución jerárquica. Es decir que a la crítica ideológica se sumó la crítica de la política militar de Yrigoyen, porque aunque los gastos militares aumentaban lo hacían en beneficio de las personas en lugar del programa iniciado por Alvear para proveer al Ejército de equipos modernos.
El tema militar se fue haciendo obsesivo y el proceso de alienación del poder militar fue gradual pero constante. El presidente del Círculo Militar electo en 1930 criticaba abiertamente la “obsecuencia y el servilismo” del militar hacia el yrigoyenismo, lo cual fue cargando el ambiente de tensión e intolerancia.
Resumiendo, desde principios de 1930 tuvo lugar una conspiración que iba preparando el general Uriburu favorecido por una sensación de fatiga política y social y un estado de ilegitimidad en la sociedad sin que el gobierno tomara ninguna medida para conjurar esa conspiración. La violencia había ganado la calle, los incidentes abundaban y el ambiente de crisis ecónomica, por la crisis del 29, además de política y social se había tornado para muchos insoportable. Los radicales, por su parte, llegaron a utilizar al Ejército para las intervenciones federales a las provincias contradiciendo los ideales de legitimidad que habían proclamado, por lo que el yrigoyenismo tuvo también su cuota de responsabilidad. En 1930 tanto el oficialismo como la oposición fueron cómplices, a su manera, de la agonía en la Argentina de los partidos.