la autoconciencia eres tu misma disfrazada de persona. la autoconciencia se revela cuando logras discernir lo externo de lo interno, el ruido del silencio, cuando logras captar tu pensamiento en un momento, cuando escuchas tus silencios, porque eres conciente de ello pero no piensas cuando esto ocurre. para manejar la autoconciencia debes llegar al transfondo mental y sensorial y analizar el YO en su esencia para luego desprenderse de lo que acarrea males a tu interior.
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la autoconciencia eres tu misma disfrazada de persona. la autoconciencia se revela cuando logras discernir lo externo de lo interno, el ruido del silencio, cuando logras captar tu pensamiento en un momento, cuando escuchas tus silencios, porque eres conciente de ello pero no piensas cuando esto ocurre. para manejar la autoconciencia debes llegar al transfondo mental y sensorial y analizar el YO en su esencia para luego desprenderse de lo que acarrea males a tu interior.
La autoconciencia es conciencia de uno mismo. Un ejemplo de la autoconciencia está en la duda, como lo plantea Descartes, y también en el error, como habÃa anticipado AgustÃn de Hipona; en la duda y en el error somos autoconcientes porque al pensar en algo podemos suponer que, tal vez, no estamos en lo correcto; si hablara de un árbol que está a lo lejos y pensara que el árbol es un manzano, al dudar me darÃa cuenta de que soy yo quien está pensando en el árbol y me volverÃa conciente de mà mismo o autonconciente, y al equivocarme me doy cuenta de que algo en mi percepción ha fallado y me ha hecho pensar que el árbol es un manzano, cuando puede ser, por ejemplo, un roble: el error es siempre mi error y me remite a mà mismo, no al objeto sobre el que me equivoco.
El principio de la autonciencia es que sabemos que somos, que sabemos que existimos. Esto es, de hecho, inusual en la vida cotidiana; cotidianamente hacemos las cosas como las cosas se hacen, pensamos como se piensa y decimos lo que se dice, de manera casi automática, sin conciencia de nosotros mismos (nadie va por la calle pensando "yo soy yo y yo camino de tal o cual modo"). Los casos, como la duda o el error, que nos hacen concientes de nosotros mismos no son tan constantes en la vida cotidiana. Ejemplos de estos casos inusuales pueden ser también las visitas al psicólogo, en las que tenemos que reflexionar sobre nosotros mismos y no sobre lo que hay en el mundo; también sucede cuando nuestros puntos de vista son distintos de los de los demás: si me doy cuenta de que alguien piensa diferente, tengo que reflexionar porqué pienso yo de esa manera y, al hacerlo, me vuelvo conciente de mi manera de pensar, me doy cuenta de que soy yo quien está pensando y soy yo quien tiene determinado punto de vista.