Dios tutelar de las aves. Se trata de un mito vago. Además de los cóndores y otras aves, protege las llamas, vicuñas y guanacos. Algunos mencionan que también protege a las chinchillas, corzuelas y chanchos del monte. Su ámbito de influencia comprende las zonas montañosas de Tucumán, Catamarca, La Rioja y San Juan.
El Llastay es un genio protector masculino, contrapuesto al principio femenino representado por la Pachamama. Aquel reina en la altiplanicie, mientras que esta lo hace en los cerros. Villafañe Casal asegura que el Llastay sería hijo de la Madre del Cerro (nombre que en algunos sitios recibe la Pachamama) y hermano del viento.
Se lo describe como un anciano petiso y fornido de larga barba blanca, y se viste al modo de los cabreros usando un sombrero de lana y un poncho. Calza ojotas que son como alas en sus pies, ya que le permiten subir y bajar los cerros con inverosímiles brincos. Posee una flauta de húmero de cóndor que toca por las mañanas, desatando el canto de los pájaros. Si así lo desea, puede tomar la forma de un joven o de alguno de los animales a los que protege.
Es enemigo de los malos cazadores, aquellos que depredan la fauna sin razón y matan a las crías. Se dice que si aparece ante un cazador con la forma de un guanaco significa la muerte de este, ya que se sentirá compelido a perseguirlo hasta terminar cayendo a un precipicio.
Se lo invoca para tener éxito en la cacería y no apunarse en los cerros. La ofrenda ritual consiste en un "cocho", compuesto de harina de maíz tostada y polvo de algarroba negra o azúcar. También se le ofrenda coca, llicta y tabaco. La ofrenda se coloca en la raja de una piedra, en una apacheta, o se entierra en el terreno.
A veces se presenta con un rostro angelical y hace de guÃa en medio del desierto, cuando capta la bondad en quienes se aproximan de manera tranquila y pacÃfica a la manada. En otras ocasiones desata toda su furia contra los cazadores mostrándose con una cabeza de demonio y lanzando lenguas de fuego por su boca y nada puede detenerlo.
Lo invocan los cazadores La invocan para todo menester
En algunas versiones, es un guanaco protector de las manadas que destaca por ser más grande que los demás. Se dice que este guanaco es el jefe de todos y que aparece en los momentos menos esperados.
Es enemigo de los malos cazadores, aquellos que depredan la fauna sin razón y matan a las crÃas. Si aparece ante ellos con la forma de un guanaco significa la muerte, ya que se sentirán compelidos a perseguirlo hasta caer en un precipicio.
Es un genio protector masculino, como la Pachamama en mujer, defiende las tierras. Si la memoria no me falla, de un libro que he leÃdo hace mucho tiempo sobre el norte argentino.
Cuenta la historia que el Yastay es el protector de los animales que habitan en el cerro nevado de Aconquija, y que se presenta en forma de animal o persona.
Algunos lugareños dicen que lo han visto en forma de Huanaco Blanco, que ahuyenta la manada cuando se está cazando indiscriminadamente esta especie y que por más que le disparen no pueden matarlo.
Otros cuentan que el Yastay se le presentó en forma de hombre, a un paisano, llamado Pedro, que cazaba huanacos solamente por el cuero.
Dicen que una noche los perros aullaban siguiendo una presa y se perdieron en el monte. Al dÃa siguiente al ver que no regresaban, fue en busca de ellos.
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¡ Hola Bibi !
EL LLASTAY
Dios tutelar de las aves. Se trata de un mito vago. Además de los cóndores y otras aves, protege las llamas, vicuñas y guanacos. Algunos mencionan que también protege a las chinchillas, corzuelas y chanchos del monte. Su ámbito de influencia comprende las zonas montañosas de Tucumán, Catamarca, La Rioja y San Juan.
El Llastay es un genio protector masculino, contrapuesto al principio femenino representado por la Pachamama. Aquel reina en la altiplanicie, mientras que esta lo hace en los cerros. Villafañe Casal asegura que el Llastay sería hijo de la Madre del Cerro (nombre que en algunos sitios recibe la Pachamama) y hermano del viento.
Se lo describe como un anciano petiso y fornido de larga barba blanca, y se viste al modo de los cabreros usando un sombrero de lana y un poncho. Calza ojotas que son como alas en sus pies, ya que le permiten subir y bajar los cerros con inverosímiles brincos. Posee una flauta de húmero de cóndor que toca por las mañanas, desatando el canto de los pájaros. Si así lo desea, puede tomar la forma de un joven o de alguno de los animales a los que protege.
Es enemigo de los malos cazadores, aquellos que depredan la fauna sin razón y matan a las crías. Se dice que si aparece ante un cazador con la forma de un guanaco significa la muerte de este, ya que se sentirá compelido a perseguirlo hasta terminar cayendo a un precipicio.
Se lo invoca para tener éxito en la cacería y no apunarse en los cerros. La ofrenda ritual consiste en un "cocho", compuesto de harina de maíz tostada y polvo de algarroba negra o azúcar. También se le ofrenda coca, llicta y tabaco. La ofrenda se coloca en la raja de una piedra, en una apacheta, o se entierra en el terreno.
Cariños amiga !
Conocido también como Llastay o Llajtay. Dios tutelar de las aves y protector de los animales del cerro. Suele aparecer como un anciano de barba blanca portando un cetro y una flauta sosegando a las fieras con una suave melodÃa. Es el equivalente al Coquena de la Puna. Calza ojotas que son como alas en sus pies, ya que le permiten subir y bajar los cerros con inverosÃmiles brincos. Puede tomar la forma de un joven o de alguno de los animales a los que protege, entonces será el animal distinto de la manada, a quien se le pide permiso para cazar, dejándole una ofrenda entre piedras.
Se lo invoca para tener éxito en la cacerÃa y no apunarse en los cerros. La ofrenda ritual consiste en un "cocho", compuesto de harina de maÃz tostada y polvo de algarroba negra o azúcar.
A veces se presenta con un rostro angelical y hace de guÃa en medio del desierto, cuando capta la bondad en quienes se aproximan de manera tranquila y pacÃfica a la manada. En otras ocasiones desata toda su furia contra los cazadores mostrándose con una cabeza de demonio y lanzando lenguas de fuego por su boca y nada puede detenerlo.
Juan B. Ambrosetti, nos cuenta: "Malos también son los númenes propicios cuando se los irrita. La Pachamama y el Llastay, entidad única en su origen y duplicada más tarde por la necesidad de antropomorfosear a los dioses, innata en el género humano, brindan al hombre los frutos de la tierra, pero éste ha de usarlos con mesura y según las legÃtimas necesidades, de lo contrario estas divinidades hacen pagar bien caro el despilfarro"
Hermano del viento, es el hijo de la Pachamama y por encargo de ella debe cuidar los animales silvestres.
Según el profesor Félix Coluccio (1911 - 2005) en su "Diccionario Folklórico Argentino" (1950), el Llastay tiene casi la misma importancia que la Pachamama en las zonas del valle, y efectúa la siguiente comparación:
Yastay Pachamama
Genio protector masculino. Deidad Femenina
Dueño de las aves Madre de los cerros
Lo invocan los cazadores La invocan para todo menester
En algunas versiones, es un guanaco protector de las manadas que destaca por ser más grande que los demás. Se dice que este guanaco es el jefe de todos y que aparece en los momentos menos esperados.
Es enemigo de los malos cazadores, aquellos que depredan la fauna sin razón y matan a las crÃas. Si aparece ante ellos con la forma de un guanaco significa la muerte, ya que se sentirán compelidos a perseguirlo hasta caer en un precipicio.
Es un genio protector masculino, como la Pachamama en mujer, defiende las tierras. Si la memoria no me falla, de un libro que he leÃdo hace mucho tiempo sobre el norte argentino.
Hola BIBI
Los preopinanes han respondido muy bien , agregar algo a ello, seria abundar aun mas.-
Un abrazo
Hola Bibita querida yo.
La leyenda del Yastay.
Cuenta la historia que el Yastay es el protector de los animales que habitan en el cerro nevado de Aconquija, y que se presenta en forma de animal o persona.
Algunos lugareños dicen que lo han visto en forma de Huanaco Blanco, que ahuyenta la manada cuando se está cazando indiscriminadamente esta especie y que por más que le disparen no pueden matarlo.
Otros cuentan que el Yastay se le presentó en forma de hombre, a un paisano, llamado Pedro, que cazaba huanacos solamente por el cuero.
Dicen que una noche los perros aullaban siguiendo una presa y se perdieron en el monte. Al dÃa siguiente al ver que no regresaban, fue en busca de ellos.
Los encontró atados, a su lado sentada habÃa una misteriosa persona que le preguntó si los perros eran suyos, el cazador desconcertado, contestó que sÃ, entonces éste hombre le dijo que no debÃa cazar sólo por el cuero porque la carne también era útil, y que si su propósito era continuar cazando de esa forma, para el año venidero no tendrÃa la misma suerte que tenia entonces.
Pedro se alejó del lugar y reflexionó a cerca de lo que habÃa sucedido y se prometió a él mismo no volver a cazar sólo por ganar dinero.
Cuando regresó al pueblo y contó lo que le habÃa ocurrido un viejo paisano le aseguró que ésta persona era el Yastay, protector de los animales del cerro, quien le habÃa dado una importante lección de la cual jamás deberÃa olvidarse.
Desde hace mucho tiempo, cuando los paisanos van de cacerÃa al cerro, como ofrenda al Yastay para que éste los ayude, dejan pasas y aguardiente en el lugar donde acampan antes de regresar al pueblo.