Dice San Bernardo (Parvi Sermones): De Spiritu Sancto testatur Scriptura quia procedit, spirat, inhabitat, replet, glorificat. Procedendo praedestinat; spirando vocat quos praedestinavit; inhabitando justificat quos vocavit; replendo accumulat meritis quos justificavit; glorificando ditat proemiis quos accumulavit meritis. Cada condición saludable, el poder y la acción, de hecho, toda la gama de nuestra salvación, entra dentro de la misión del Consolador. A sus extraordinarios efectos se les llama dones, frutos, bienaventuranzas. Su trabajo ordinario es la santificación con todo lo que conlleva, la gracia habitual, las virtudes infusas, la adopción y el derecho a la herencia celestial. “El amor de Dios”, dice San Pablo (Rom. 5,5), “ha sido derramado en nuestros corazones por el EspÃritu Santo que nos ha sido dado.” En ese pasaje el Paráclito es tanto el donante como el don, el dador de la gracia (donum creatum) y el don del Padre y del Hijo (donum increatum). San Pablo enseña repetidamente que el EspÃritu Santo habita en nosotros (Rom. 8,9.11; 1 Cor. 3,16).
La palabra «Paráclito» (gr. parakletos) es una palabra de la literatura joánnica. Designa, no la naturaleza, sino la función de alguien: el que es «llamado al lado de» (para-kaleo; ad-vocatus) desempeña el papel activo de asistente, de abogado, de apoyo (el sentido de «consolador» deriva de una falsa etimologÃa y no está atestiguado en el NT). Esta función corresponde a Jesucristo, que en el cielo es «nuestro abogado cerca del Padre», intercediendo por los pecadores 1Jn 2,1, y acá en la tierra al EspÃritu Santo que actualiza la presencia de Jesús, siendo para los creyentes el revelador y el defensor de Jesús Jn 14,16s.26s 15,26s 16,7-11.13ss.
Palabras griegas que significan consolador, el que consuela. Usado para fiestas referentes al espiritu santo, tercera divinidad de los catolicos tercer dios de misericordia y consuelo. Resumido en pocas palabras quiere decir: El pajaro consuelas.
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PARÁCLITO Palabra del griego parakletos que significa aquel que es invocado Palabra muy usada por los Pentecostés
(T-K)
significa parasito, o sea roba diezmos y limosnas, lavacerebros y esclavizador de ingenuos cobardes
Paráclito, consolador (latÃn Consolator; griego parakletos), una denominación del EspÃritu Santo. La palabra en griego la cual, al menos como designación del EspÃritu Santo, aparece sólo en el Evangelio según San Juan (14,16.26; 15,26; 16,7), ha sido variamente traducida como “abogado”, “intercesor”, “maestro”, “ayudante”, “consolador”. Esta última traducción, aunque difiere de la forma pasiva del griego, se justifica por el uso helenÃstico, una serie de versiones antiguas, la autoridad patrÃstica y litúrgica, y las necesidades evidentes del contexto de Juan. Según San Juan la misión del Paráclito es morar con los discÃpulos después que Jesús les haya retirado su presencia visible; inculcarles internamente la enseñanza dada por Cristo exteriormente y hacerlos asà testigos de la obra y doctrina del Salvador. No hay ninguna razón para limitar a los Apóstoles mismos la influencia consoladora del Paráclito, como habÃa prometido en el Evangelio (Mt. 10,19; Mc. 13,11; Lc. 12,11; 21,14) y descrito en Hechos 2. En la mencionada declaración de Cristo, el cardenal Manning ve acertadamente una nueva dispensación, la del EspÃritu de Dios, el Santificador. El Paráclito conforta a la Iglesia al garantizarle su inerrancia y al fomentar su santidad (vea la Iglesia). Consuela a cada alma individual de muchas maneras.
Dice San Bernardo (Parvi Sermones): De Spiritu Sancto testatur Scriptura quia procedit, spirat, inhabitat, replet, glorificat. Procedendo praedestinat; spirando vocat quos praedestinavit; inhabitando justificat quos vocavit; replendo accumulat meritis quos justificavit; glorificando ditat proemiis quos accumulavit meritis. Cada condición saludable, el poder y la acción, de hecho, toda la gama de nuestra salvación, entra dentro de la misión del Consolador. A sus extraordinarios efectos se les llama dones, frutos, bienaventuranzas. Su trabajo ordinario es la santificación con todo lo que conlleva, la gracia habitual, las virtudes infusas, la adopción y el derecho a la herencia celestial. “El amor de Dios”, dice San Pablo (Rom. 5,5), “ha sido derramado en nuestros corazones por el EspÃritu Santo que nos ha sido dado.” En ese pasaje el Paráclito es tanto el donante como el don, el dador de la gracia (donum creatum) y el don del Padre y del Hijo (donum increatum). San Pablo enseña repetidamente que el EspÃritu Santo habita en nosotros (Rom. 8,9.11; 1 Cor. 3,16).
Esa morada del Paráclito en el alma justificada no debe entenderse como si fuera tarea exclusiva de la tercera persona ni como si constituyera la formalis causa de nuestra justificación. El alma, renovada interiormente por la gracia habitual, se convierte en la morada de las tres Personas de la SantÃsima Trinidad (Juan 14,23), sin embargo, esa morada es con razón consignada a la Tercera Persona, quien es el EspÃritu de amor. Los teólogos católicos no concuerdan en cuanto al modo y explicación de la estancia del EspÃritu Santo en el alma de los justos. Santo Tomás de Aquino (I, Q. XLIII, a. 3) propone el más bien vago y poco satisfactorio sÃmil "sicut cognitum in cognoscente et amatum in amante”. Para Oberdöffer es una fuerza siempre en acción, que mantiene y desarrolla la gracia habitual en nosotros. Verani lo considera meramente una presencia objetiva, en el sentido de que el alma justificada es el objeto de una especial solicitud y amor de elección por parte del Paráclito. Forget, y en esto pretende poner de manifiesto el verdadero pensamiento de Santo Tomás, sugiere una especie de unión mÃstica y cuasi experimental del alma con el Paráclito, que difiere en grado, pero no en especie de la visión intuitiva y el amor beatÃfico de los elegidos. En materia tan difÃcil, sólo podemos volver a las palabras de San Pablo (Rom. 8,15): «…recibÃsteis un espÃritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar ¡Abbá, Padre!.” La misión del Paráclito no le quita nada a la misión de Cristo. Cristo permanece en el cielo como nuestro parakletos o defensor (1 Juan 2,1). En este mundo, Ãl está con nosotros hasta la consumación del mundo (Mt. 27,20), pero Ãl está con nosotros por medio de su EspÃritu de quien dice: "…si me voy os lo enviaré. Ãl me dará gloria, porque recibirá de lo mÃo y os lo anunciará a vosotros.” (Juan 16,7.14). Véase EspÃritu Santo.
La palabra «Paráclito» (gr. parakletos) es una palabra de la literatura joánnica. Designa, no la naturaleza, sino la función de alguien: el que es «llamado al lado de» (para-kaleo; ad-vocatus) desempeña el papel activo de asistente, de abogado, de apoyo (el sentido de «consolador» deriva de una falsa etimologÃa y no está atestiguado en el NT). Esta función corresponde a Jesucristo, que en el cielo es «nuestro abogado cerca del Padre», intercediendo por los pecadores 1Jn 2,1, y acá en la tierra al EspÃritu Santo que actualiza la presencia de Jesús, siendo para los creyentes el revelador y el defensor de Jesús Jn 14,16s.26s 15,26s 16,7-11.13ss.
1. El EspÃritu Santo, presencia de Jesús.
La venida del Paráclito está ligada con la partida de Jesús Jn 16,7, que marca una nueva etapa en la historia de la presencia de Dios entre los hombres. En el sermón de después de la cena anuncia Jesús que vendrá de nuevo, no sólo al final de los tiempos 14,3, sino también en las apariciones pascuales 14,18ss 16,16-19; esta vista del resucitado colmará de gozo a los discÃpulos 16,22. Sin embargo, su presencia entre los suyos no será ya de orden sensible, sino «espiritual». Hasta ahora «moraba con» los suyos 14,25; ahora, en su nombre 14,26, a petición suya, el Padre les dará «otro paráclito» 14,16, al que Jesús mismo enviará 15,26 16,7. El EspÃritu, aun siendo «otro» distinto de Jesús, lleva la presencia de Jesús a su perfección. Como Jesús, está «en» ellos 14,17 17,23; como Jesús, mora «con» los creyentes 14,17.25, pero es «para siempre» 14,16 Mt 28,20, pues anticipa las moradas (permanecer), que Jesús ha ido a preparar en la casa del Padre 14,2s. Es el EspÃritu de verdad 14,17 16,13, de la verdad que es Jesús 14,6 por oposición al padre de la mentira 8,44, de la verdad que ahora ya caracteriza la adoración del Padre 4,23s. Ãl es el EspÃritu Santo 14,26, que Jesús el Santo 6,69 mereció darles 20,22 7,39 por su consagración 17,19; él los «consagra» 17,17, haciendo que no sean ya del mundo 17,16; asà como Jesús no se manifiesta al mundo 14,21s, que le odia 7,7 15,18s, asà el EspÃritu no es recibido por el mundo 14,17.
2. El EspÃritu de verdad, memoria viva de la Iglesia.
En la comunidad de los discÃpulos tiene el Paráclito una presencia activa. Debe glorificar a Jesús 16,14, primero actualizando su enseñanza: «Ãl os enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho» 14,26. Enseñanza y memoria que no se efectúan sin conexión con el Hijo, sino a imagen de la misión desempeñada por Jesús, unido siempre con el Padre. Como Jesús dispone de los bienes de su Padre 16,15 17,10, asà el EspÃritu «tomará de lo mÃo para participároslo» 16,14s; hará presente lo que ha dicho Jesús, porque «no hablará de sà mismo, sino que dirá lo que oyere»: asà Jesús hallaba todo en su Padre 5,30 8,40 15,15; su enseñanza no era «suya» 8,28 12,49s 14,10. Asà como viendo a Jesús se veÃa al Padre 14,9, asà la unción (khrisma) instruye de todo 1Jn 2,27, es decir que el EspÃritu «lleva a la verdad entera» Jn 16,13: «representa a la luz pascual los acontecimientos pasados» 2,22 7,39 11,51s 12,16 13,7. Con esto da testimonio de Cristo 15,26 y da a los discÃpulos el testimoniar con él y por él 15,27.
3. El EspÃritu de verdad, defensor de Jesús.
El Paráclito no sólo revela una verdad que se opone al error, sino que justifica la verdad contra la mentira del mundo: en esto es también «el EspÃritu de verdad»: da testimonio de ella en el proceso que el mundo entabla contra Jesús en el corazón de sus discÃpulos. Mientras que en la tradición sinóptica el EspÃritu defendÃa a los discÃpulos citados ante el tribunal de los reyes Mc 13,11 p, en san Juan es el defensor de Jesús: los discÃpulos se convierten de acusados en jueces de sus jueces, como Jesús lo habÃa sido en su vida terrestre 5,19-47. El Paráclito confunde al mundo en tres puntos 16,8-11: el pecado, pues el pecado es la incredulidad frente a Jesús; la justicia, pues la justicia está del lado de Jesús, que es glorificado cerca de su Padre; el juicio, pues ya está pronunciado el veredicto de condenación contra el PrÃncipe de este mundo. AsÃ, gracias al Paráclito, al que el creyente acoge y oye, habita en su corazón una convicción: no es el mundo, sino Jesús quien tiene razón; asà pues, él también tiene razón de creer, de sufrir por la causa de su maestro. Con él cs ya vencedor del mundo y del demonio 16,33.
También se designa a lo verdadero, Paraclito de la EonomÃa por ejemplo; a los designios de Jesús; lo más sano etc.
Suerte!!!
Palabras griegas que significan consolador, el que consuela. Usado para fiestas referentes al espiritu santo, tercera divinidad de los catolicos tercer dios de misericordia y consuelo. Resumido en pocas palabras quiere decir: El pajaro consuelas.
Palabra del griego "parakletos", que literalmente significa "aquel que es invocado", es por tanto el abogado, el mediador, el defensor, el consolador. Jesús nos presenta al EspÃritu Santo diciendo: "El Padre os dará otro Paráclito" (Jn 14,16). El abogado defensor es aquel que, poniéndose de parte de los que son culpables debido a sus pecados, los defiende del castigo merecido, los salva del peligro de perder la vida y la salvación eterna. Esto es lo que ha realizado Cristo, y el EspÃritu Santo es llamado "otro paráclito" porque continúa haciendo operante la redención con la que Cristo nos ha librado del pecado y de la muerte eterna.
Aquà lo tienes :D
Asi Es El Clitoris
XD