Tener empatÃa es ponerse en el Lugar de la otra persona, poder comprender sus sentimientos y su actitud, Jesus lo explicó muy bien en la regla aurea=, aunque Jesús dio la regla áurea hace unos dos mil años, el valor de ella no ha disminuido. Mediante probar o determinar las razones de su validez y eficacia, podemos comprender mejor su valor para nosotros hoy dÃa.
Como ya te dijo la pricesa de Oriòn, con lo que te han dicho los demàs y ella queda claro que es la empatìa solo podrìa agregar que la empatìa està muy ligada a la compaciòn y ambas son muy importantes porque son lo que te lleva a la misericordia.
Puesdes tener empatìa y puedes tener copmpasiòn, y eso es muy bueno, pero si no das el siguiente paso que es la misericordia no culminas la acciòn o en otras palabras no hay obras, porque al hermano que està sufriendo se siente bien si sabe que compartes su dolor, pero se sentirà mejor si a travez de un sacrificio tuyo le quitas parcial o totalmente el dolor.
Como se nos menciona en Filipensees 2:4 "No vigilando solo con interès pèrsonal solo sus propios asuntos, sino con interes personal los de los demàs "
Palabra bella pero en la actualidad pocos la ponen en práctica...Es buena la intención aunque pocos la llevan a efecto...Puedes ponerte en lugar de otro, aunque sin llegar a perder tu identidad, es la única manera de poder ayudar a esa persona...Besos
LA EMPATIA es un sentimiento de SOLIDARIDAD con aqel q rie llora sufre es necesario cultivarla para sentir como propios los sentimientos de los demas.DIOS TE BENDIGA seguimos en contacto
es ponerte en el lugar de los demás, se puede aplicar a la frase "no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti" y es para ser mejores personas.
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Es lo que tu muestras conmigo y debemos cultivarla por amor a nuestros hermanos.
Gracias princesa por tu preciosa y valiosa amistad y como no, por esa empatia que cultivas mejor que bien.Besitos.
Tener empatÃa es ponerse en el Lugar de la otra persona, poder comprender sus sentimientos y su actitud, Jesus lo explicó muy bien en la regla aurea=, aunque Jesús dio la regla áurea hace unos dos mil años, el valor de ella no ha disminuido. Mediante probar o determinar las razones de su validez y eficacia, podemos comprender mejor su valor para nosotros hoy dÃa.
Cuando Jesús dio la regla de oro, “por lo tanto, todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos”, añadió: “Esto, de hecho, es lo que significan la Ley y los Profetas”. (Mateo 7:12.)
Con la información que te hayan dado los demás y está espero que hayamos entre todos contestado a tu pregunta.
¿Qué es la empatÃa?
Un diccionario define empatÃa como “sentimiento de participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella, especialmente en los sentimientos de otra persona”. También se ha dicho que es la capacidad de ponerse uno mismo en el lugar del otro. De modo que para tener empatÃa, en primer lugar hay que comprender las circunstancias de los demás y, en segundo lugar, participar afectivamente en los sentimientos que esas circunstancias provocan en ellos. En efecto, la empatÃa implica sentir en nuestro corazón el dolor de otra persona.
La Biblia no contiene el vocablo empatÃa, si bien alude a ella de manera indirecta. El apóstol Pedro aconsejó a los cristianos que siguieran “compartiendo sentimientos como compañeros, teniendo cariño fraternal [y] siendo [...] compasivos” (1 Pedro 3:8). La palabra griega que se traduce “compartiendo sentimientos como compañeros” significa literalmente “que sufren con otro”, “que se conduelen”. El apóstol Pablo recomendó manifestar sentimientos similares cuando exhortó a sus hermanos cristianos a ‘regocijarse con los que se regocijan; llorar con los que lloran’, y añadió: “Estén dispuestos para con otros del mismo modo como lo están para consigo mismos” (Romanos 12:15, 16). ¿Y no concordamos con el hecho de que nos resultarÃa casi imposible amar al prójimo como a nosotros mismos si no nos pusiéramos en su lugar?
La mayorÃa de nosotros tenemos cierta empatÃa natural. ¿Quién no se ha sentido conmovido al ver las desgarradoras imágenes de niños hambrientos o refugiados afligidos? ¿Qué madre puede pasar por alto el llanto de su hijo? Pero no todo sufrimiento se percibe con facilidad. Resulta muy difÃcil entender los sentimientos de quienes tienen depresión, un defecto fÃsico oculto o incluso un trastorno del apetito, si nunca hemos padecido esos problemas. Sin embargo, las Escrituras indican que podemos y debemos compartir los sentimientos de aquellos cuyas circunstancias no son las mismas que las nuestras.
Un diccionario define empatÃa como “sentimiento de participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella, especialmente en los sentimientos de otra persona”. También se ha dicho que es la capacidad de ponerse uno mismo en el lugar del otro. De modo que para tener empatÃa, en primer lugar hay que comprender las circunstancias de los demás y, en segundo lugar, participar afectivamente en los sentimientos que esas circunstancias provocan en ellos. En efecto, la empatÃa implica sentir en nuestro corazón el dolor de otra persona.La Biblia no contiene el vocablo empatÃa, si bien alude a ella de manera indirecta. El apóstol Pedro aconsejó a los cristianos que siguieran “compartiendo sentimientos como compañeros, teniendo cariño fraternal [y] siendo [...] compasivos” (1 Pedro 3:8). La palabra griega que se traduce “compartiendo sentimientos como compañeros” significa literalmente “que sufren con otro”, “que se conduelen”. El apóstol Pablo recomendó manifestar sentimientos similares cuando exhortó a sus hermanos cristianos a ‘regocijarse con los que se regocijan; llorar con los que lloran’, y añadió: “Estén dispuestos para con otros del mismo modo como lo están para consigo mismos” (Romanos 12:15, 16). ¿Y no concordamos con el hecho de que nos resultarÃa casi imposible amar al prójimo como a nosotros mismos si no nos pusiéramos en su lugar?
La mayorÃa de nosotros tenemos cierta empatÃa natural. ¿Quién no se ha sentido conmovido al ver las desgarradoras imágenes de niños hambrientos o refugiados afligidos? ¿Qué madre puede pasar por alto el llanto de su hijo? Pero no todo sufrimiento se percibe con facilidad. Resulta muy difÃcil entender los sentimientos de quienes tienen depresión, un defecto fÃsico oculto o incluso un trastorno del apetito, si nunca hemos padecido esos problemas. Sin embargo, las Escrituras indican que podemos y debemos compartir los sentimientos de aquellos cuyas circunstancias no son las mismas que las nuestras. Sin embargo, tenga en cuenta esto... Ejemplos bÃblicos de empatÃa:
Nuestro principal modelo de empatÃa es Jehová. Aunque es perfecto, no espera que nosotros también lo seamos, “pues él mismo conoce bien la formación de nosotros, y se acuerda de que somos polvo” (Salmo 103:14; Romanos 5:12). Además, como está al tanto de nuestras limitaciones, “no dejará que sea[mos] tentados más allá de lo que [podamos] soportar” (1 Corintios 10:13). Mediante sus siervos y su espÃritu, nos ayuda a encontrar la salida (JeremÃas 25:4, 5; Hechos 5:32). Tenga en cuenta que...Jehová siente el dolor que experimenta su pueblo. A los judÃos que habÃan regresado de Babilonia les dijo: “El que los toca a ustedes está tocando el globo de mi ojo” (ZacarÃas 2:8). El escritor bÃblico David, que conocÃa bien la empatÃa de Dios, le rogó: “Pon mis lágrimas, sÃ, en tu odre. ¿No están en tu libro?” (Salmo 56:8). Es muy reconfortante saber que Jehová recuerda, como si estuvieran escritas en un libro, las lágrimas que derraman sus siervos fieles al tratar de mantener integridad.Como a su Padre celestial, a Jesucristo le importan los sentimientos de los demás. Cuando sanó a un sordo, lo llevó aparte, probablemente para que su curación milagrosa no lo avergonzara ni sobresaltara (Marcos 7:32-35). En otra ocasión, se fijó en una viuda que estaba a punto de enterrar a su único hijo. Enseguida sintió en su corazón el dolor que la embargaba, se acercó al cortejo fúnebre y devolvió la vida al joven (Lucas 7:11-16).Cristo, después de resucitar, se apareció a Saulo en el camino que iba a Damasco y le dijo cómo le afectaba la sanguinaria persecución de Sus discÃpulos: “Soy Jesús, a quien estás persiguiendo” (Hechos 9:3-5). SentÃa dentro de sà el dolor de sus discÃpulos, igual que a una madre le duele el sufrimiento de su hijo enfermo. Del mismo modo, en su calidad de Sumo Sacerdote celestial, Jesús puede “condolerse de nuestras debilidades”, o, como traduce Barclay en su Comentario al Nuevo Testamento, “sentir con nosotros en nuestras debilidades” (Hebreos 4:15).El apóstol Pablo aprendió a tener en cuenta el sufrimiento y los sentimientos de los demás. “¿Quién es débil, y no soy débil yo? ¿A quién se hace tropezar, y no ardo yo de indignación?”, preguntó (2 Corintios 11:29). Cuando un ángel liberó milagrosamente de sus cadenas a él y a Silas en una cárcel de Filipos, lo primero en lo que Pablo pensó fue en avisar al guardia de que nadie habÃa escapado. Se puso en su lugar y llegó a la conclusión de que era probable que se suicidara, pues sabÃa que la costumbre romana era castigar con severidad al carcelero si se fugaba un prisionero, sobre todo si se le habÃa mandado que lo vigilara bien (Hechos 16:24-28). Al carcelero le impresionó esta muestra de bondad, que le salvó la vida, y tanto él como su casa tomaron medidas para hacerse cristianos (Hechos 16:30-34).pero, se ha preguntado usted...Cómo cultivar empatÃa: Las Escrituras nos instan en repetidas ocasiones a imitar a nuestro Padre celestial y a su Hijo, Jesucristo, por lo que es necesario que cultivemos empatÃa. ¿Cómo? Hay tres maneras principales de ser más sensibles a las necesidades y sentimientos ajenos: escuchar, observar e imaginar. Escuchar. Al escuchar con atención, nos enteramos de las dificultades de los demás. Y cuanto mejores oyentes seamos, mayores serán las probabilidades de que abran su corazón y nos revelen sus sentimientos. “Hablo con un anciano si confÃo en que me escuchará —comenta MÃriam—. Deseo saber que de verdad entiende mi problema. Mi confianza en él aumenta cuando me plantea preguntas perspicaces que demuestran que ha escuchado con atención lo que le he contado.”
Observar. No todos nos dirán abiertamente cómo se sienten o qué están experimentando. No obstante, un observador perspicaz se dará cuenta de que su hermano cristiano está deprimido, de que un adolescente se ha vuelto reservado o de que un ministro celoso ha perdido el entusiasmo. Esta capacidad de percibir los problemas en sus inicios es fundamental para los padres. “De algún modo, mi madre sabe lo que siento antes de que se lo diga —observa Marie—, por lo que me resulta fácil hablarle con franqueza de mis problemas.” Usar la imaginación. La manera más efectiva de cultivar más empatÃa consiste en plantearse algunas preguntas: “Si yo me encontrara en esa situación, ¿cómo me sentirÃa? ¿Cuál serÃa mi reacción? ¿Qué necesitarÃa?”. Los tres falsos consoladores de Job fueron incapaces de ponerse en su lugar y, por ello, lo condenaron por los pecados que suponÃan debÃa haber cometido.Normalmente, a los seres humanos imperfectos nos resulta más fácil juzgar errores que comprender sentimientos. No obstante, hacer lo posible por imaginarnos la angustia que está experimentando una determinada persona nos ayudará a comprenderla en lugar de condenarla. “Doy mejores consejos cuando escucho con atención y trato de comprender toda la situación antes de ofrecer sugerencias”, dijo Juan, un anciano cristiano de experiencia. Las publicaciones que distribuyen los testigos de Jehová les han sido útiles en este campo a muchas personas. Las revistas La Atalaya y ¡Despertad! han analizado problemas tan complejos como la depresión y el abuso infantil. Esta información oportuna ayuda a los lectores a ser más sensibles a los sentimientos de quienes sufren de este modo. Asà mismo, el libro Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas, ha permitido a muchos padres comprender los problemas de sus hijos.Sin embargo recuerde que... La empatÃa resulta útil en las actividades cristianas: Pocos pasarÃamos por alto la difÃcil situación de un niño hambriento si dispusiéramos de comida para compartir con él. Si tenemos empatÃa, percibiremos también el estado espiritual de la gente. La Biblia nos dice lo siguiente sobre Jesús: “Al ver las muchedumbres, se compadeció de ellas, porque estaban desolladas y desparramadas como ovejas sin pastor” (Mateo 9:36). Hoy, millones de seres humanos se encuentran en una condición parecida y necesitan ayuda.Igual que en los dÃas de Jesús, tal vez debamos vencer prejuicios o tradiciones arraigadas para llegar al corazón de algunas personas. El ministro que tiene empatÃa procura hallar puntos en común con su interlocutor o hablar de temas que preocupan a este a fin de hacer más atrayente el mensaje (Hechos 17:22, 23; 1 Corintios 9:20-23). Las acciones bondadosas impulsadas por la empatÃa también pueden contribuir a que nuestros oyentes estén más dispuestos a escuchar el mensaje del Reino, como ocurrió en el caso del carcelero de Filipos. La empatÃa es una ayuda inestimable para que pasemos por alto los errores de otros miembros de la congregación. Si tratamos de comprender los sentimientos de quien nos haya ofendido, lo más probable es que nos resulte más fácil perdonarlo. Es posible que nosotros hubiésemos reaccionado igual de habernos encontrado en su situación y de haber tenido sus mismos antecedentes. Si a Jehová la empatÃa le hace ‘acordarse de que somos polvo’, ¿no deberÃa impulsarnos a nosotros a ser indulgentes con las imperfecciones de los demás y ‘perdonarlos liberalmente’? (Salmo 103:14; Colosenses 3:13.) En caso de que debamos aconsejar a alguien que ha errado, es muy probable que lo hagamos de manera mucho más bondadosa si comprendemos sus sentimientos y sensibilidad. El anciano cristiano que tiene empatÃa se recuerda a sà mismo que él podrÃa haber cometido ese error y encontrarse también en esa situación. Por ello, Pablo recomienda: “Traten de reajustar a tal hombre con espÃritu de apacibilidad, vigilándote a ti mismo, por temor de que tú también seas tentado” (Gálatas 6:1).
“sentimiento de participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella, especialmente en los sentimientos de otra persona”. También se ha dicho que es la capacidad de ponerse uno mismo en el lugar del otro. De modo que para tener empatÃa, en primer lugar hay que comprender las circunstancias de los demás y, en segundo lugar, participar afectivamente en los sentimientos que esas circunstancias provocan en ellos. En efecto, la empatÃa implica sentir en nuestro corazón el dolor de otra persona.
Si empatÃa no hay compasión. Sentimiento esencial en los cristianos.
Adru. Y a mà me quieres tambien??
Como ya te dijo la pricesa de Oriòn, con lo que te han dicho los demàs y ella queda claro que es la empatìa solo podrìa agregar que la empatìa està muy ligada a la compaciòn y ambas son muy importantes porque son lo que te lleva a la misericordia.
Puesdes tener empatìa y puedes tener copmpasiòn, y eso es muy bueno, pero si no das el siguiente paso que es la misericordia no culminas la acciòn o en otras palabras no hay obras, porque al hermano que està sufriendo se siente bien si sabe que compartes su dolor, pero se sentirà mejor si a travez de un sacrificio tuyo le quitas parcial o totalmente el dolor.
Como se nos menciona en Filipensees 2:4 "No vigilando solo con interès pèrsonal solo sus propios asuntos, sino con interes personal los de los demàs "
Un Saludote.
Palabra bella pero en la actualidad pocos la ponen en práctica...Es buena la intención aunque pocos la llevan a efecto...Puedes ponerte en lugar de otro, aunque sin llegar a perder tu identidad, es la única manera de poder ayudar a esa persona...Besos
LA EMPATIA es un sentimiento de SOLIDARIDAD con aqel q rie llora sufre es necesario cultivarla para sentir como propios los sentimientos de los demas.DIOS TE BENDIGA seguimos en contacto
es ponerte en el lugar de los demás, se puede aplicar a la frase "no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti" y es para ser mejores personas.
es la capacidad cognitiva de sentir en un contexto común lo que un individuo diferente puede percibir.
no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti